José David Mosquera, el esfuerzo convertido en oro

En el deporte como en la vida hay que superar obstáculos y proponerse metas, y el caso de José David Mosquera no es la excepción. El menor de seis hermanos perdió a su padre, quien era su motivación, su mayor referente y quien le enseñó que ser humilde, ayudar y comprender a la gente son valores fundamentales para ser grande en la vida como también en su pasión: el levantamiento de pesas.

Este año para José David fue el de la consolidación, porque ganó tres medallas en arranque, envión y total en el Mundial Juvenil que se disputó en Lima, Perú. Parado en lo más alto del podio, pensó en todo lo que tuvo que entrenar para ser campeón, y claro, también en los “regaños” que tiene que soportar cualquier adolescente cuando pierde las ganas y el compromiso por sus pasiones.

La familia Mosquera está compuesta por cinco hermanos y una hermana todos entregados a este deporte, y él, el menor, sabe que el triunfo no se consigue sin esforzarse y sin dejar todo en cada entrenamiento y en cada competencia.

De sus 16 años de vida, ha dedicado la mitad a la práctica de un deporte que se representa en personas que son capaces de soportar varios kilos en su cuerpo y en su alma, y guiado por el aprendizaje que tuvo de su familia supera cada circunstancia adversa que se le presenta camino a la cima de su carrera.

Para salir de las condiciones de vida en las que tuvo que crecer, José tomó la decisión de seguir los caminos que lo pudieron llevar a la gloria: el deporte y el estudio, los que guían su vida. Para llegar al destino que sueña, sabe que nada viene sin lucha y dedicación. La única herramienta que usa como escudo es seguir luchando; caer, pararse y seguir es su filosofía de vida, él no mira el pasado y su punto de referencia es su propio futuro.

La familia ha sido parte fundamental en su vida. De sus hermanos mayores ha encontrado el apoyo que ha necesitado; han sido ellos los que le han brindado los ejemplos y quienes le ofrecen la motivación para subirse en la plataforma y sacar las fuerzas para levantar los 123 kilos que lo coronaron campeón en el vecino país.

Pero este camino que ha transcurrido hasta hoy ha tenido ciertos obstáculos que ha tenido que superar: la rebeldía y falta de interés fueron dos de esos enemigos que se interpusieron en su corta, pero hasta ahora grandiosa carrera deportiva.

Aún es muy joven y por eso tiene sueños por cumplir, y uno de esos es estar en un podio con su hermano y referente Luis Javier. De conseguirlo, no habría mejor regalo para su padre que fue el que los inició y motivó en esta dura carrera deportiva. Eso sí, espera compartir con él ese momento, pero quiere estar un escalón más arriba que su hermano.

Ahora tiene la cabeza puesta en lograr lo que todo deportista sueña: una medalla olímpica. Para eso se puso como destino: Tokio 2020, y para llegar ahí tendrá competencias para seguir demostrando su capacidad física y humana. Seguramente el camino no será fácil; caerá, pero estará dispuesto a pararse y seguir en busca de su sueño.

Le falta mucha carrera por delante, pero al retirarse ya sabe lo quiere, desea seguir ligado a las pesas, pero ahora ayudando a los jóvenes que como él no han tenido oportunidades y espera por brindarles ese apoyo que tanto necesitan para construir sus triunfos. Seguramente en su escuela deportiva la solidaridad, el esfuerzo, el compromiso y la humildad serán la bandera de este presente y futuro del deporte nacional.

En la entrega del Deportista del Año de El Espectador y Movistar, José David recibió el premio a Mejor Deportista del Año a nivel juvenil, y de seguir cosechando triunfos y demostrando su gran talento será premiado en muchos eventos.