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Juan Sebastián Gómez el deportista del año juvenil

Trabajo y disciplina. Ese es, dice Juan Sebastián Gómez, el secreto de su éxito.

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Hugo García Segura
04 de diciembre de 2010 - 08:57 p. m.
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Ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Singapur 2010 y número uno del ranking júnior del circuito mundial profesional, hoy recuerda sus comienzos cuando su papá jugaba en el Club del Comercio de Bogotá y él recogía las pelotas. Tenía cinco años y allí se enamoró del tenis hasta convertirlo en la pasión de su vida. Fue Jaime Cortés, cuando aún era tenista activo, el primero en pelotear con él y darse cuenta de que había futuro. “Amo lo que hago”, agrega con voz firme. Y con un gesto de seriedad en el rostro, habla de sus metas en el corto y mediano plazo: “Aspiro a estar en la Copa Davis el próximo año, en los torneos profesionales Challenger, entrar a los Grand Slam y ganar”.

A sus 18 años, se le ve con los pies en la tierra, lo que no le impide dejar de soñar. “Me gustaría jugar algún día con el mejor de la historia: Roger Federer”. Y no sería extraño que ese sueño lo hiciera realidad. Desde niño, Juan Sebastián se acostumbró a ganarle a las adversidades, la más difícil de ellas la muerte de su madre, Eilen Katrina Iregui, cuando apenas tenía dos años. Paso a paso fue dejando atrás la timidez que lo acompañó en sus inicios y ganando algo que en un deporte tan exigente como el tenis es fundamental para ser un triunfador: fortaleza mental.

A comienzos de este año, tras una serie de torneos de la Gira Cosat, se propuso estar entre los mejores 20 júnior del escalafón de la Federación Internacional de Tenis (ITF). En ese entonces estaba ubicado entre los 90 del circuito. Y lo logró, venció a algunos de los mejores y ganó el Banana Bowl, uno de los principales torneos en Suramérica. A los pocos meses ya estaba entre los mejores, llegando como favorito a los Juegos Suramericanos de Medellín, donde no pudo clasificar a la final. Luego estuvo en Roland Garros y Wimbledon sin alcanzar la segunda ronda.

Aquellos triunfos y derrotas fueron los pilares sobre los cuales construyó el éxito en los Juegos de Singapur. Arribó como uno de los 12 mejores del circuito, ganó cinco partidos, venciendo en la final al hindú Yuki Bhambri, y se colgó la medalla de oro, lo que lo catapultó al primer lugar del escalafón mundial. Alejandro Falla y Santiago Giraldo son su inspiración. Con ellos quiere estar en la Copa Davis de 2011. Y a la hora de los agradecimientos menciona a Coldeportes, la Federación Nacional de Tenis, el IDRD y la Liga de Bogotá, donde pulió sus primeros raquetazos.

Madrugar no es un sacrificio cuando de entrenar se trata. “Quiero seguir creciendo. Sé que tengo cosas técnicas por mejorar, como la movilidad, y eso se logra con trabajo”, dice, y sin recato, reconoce que le gustan las cámaras y la fama. Y que cuando no está en las canchas, le gusta chatear con sus amigos, escuchar música “de todo tipo” o ir a cine. Pero por encima de todo, en su mente siempre están su familia, en especial su papá William Gómez —“que siempre ha estado a mi lado”—, y su madre, de la que tiene la convicción espiritual de que siempre le acompaña y que sus triunfos significan cumplir con el sueño de verlo convertido en un gran tenista y en un campeón.

Por Hugo García Segura

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