Publicidad

La 'altura' también juega

Corea del Sur y Malí se parecen. Cuando menos, ambas naciones están unidas por una convicción táctica.

Manuel Dueñas Peluffo
01 de agosto de 2011 - 10:29 p. m.

El sábado, en el partido que abrió el Grupo A, asiáticos y africanos apostaron por la figura de un 9 clásico, de área. El coreano Lee Yong Jae fue movilidad y gambeta, el regate casi como un dogma religioso. El maliense Kalifa Coulibaly corrió y trabó, buscó cada centro y cada pelotazo, encontró que podía ser un malestar (y al final lo fue) de la defensa oriental.

Los africanos perdieron, es cierto. Corea del Sur sentenció el encuentro con pragmatismo. Pero la estampa de Coulibaly —y la palabra es literal: el moreno de Bamako, la capital de Malí, mide 1,97 m— quedó rondando. El delantero del Paris St. Germain promete ser uno de los jugadores más inquietantes del equipo que dirige Sekou Diallo. También, tras la derrota, uno de los más corajudos.

Después del debut fallido, uno de los compañeros de Coulibaly habló con franqueza. El tono de Boubacar Sylla, el extremo derecho del cuadro africano, era firme y enfático. “Tuvimos muchos errores de atención en los que hubo falta de comunicación y que nos causó la falta de experiencia. Fueron goles que pudimos evitar”, afirmó. El jugador del Chateauroux no habló tanto de los 2.600 metros como del césped de El Campín. “La altura nos afectó un poco, pero el terreno fue lo que más nos desfavoreció, porque no era fácil jugar la pelota con ese estado del campo”. La voz del maliense se vuelve una arenga para hablar del partido de hoy ante Colombia. “Vamos a hacerlo todo para ganar los dos próximos partidos. Hay que buscar la victoria. Es necesario para seguir en el Mundial”, concluyó.

Sylla anticipó muy bien las palabras de Coulibaly, que salió poco después de los camerinos. Tal vez no era el mejor momento para preguntar: el 9 lucía ido, todavía pensando en los goles de Kim Kyung Jung y de Jang Hyun Soo (el doloroso penal que sentenció la historia). Aun así, habló. Y, sorpresivamente —o acaso no tanto—, no mencionó a sus rivales coreanos al hablar de lo que había ocurrido minutos antes.

“La altura nos fatigó porque no pudimos respirar bien en el terreno”, sostuvo. “La lluvia sobre el césped nos cansó”, agregó. El recital vale perfectamente para hoy, en el choque ante los locales: será el mismo campo y, dado el caso, el mismo diluvio. Tampoco cambiarán las diferencias entre Malí y Colombia, las cinco horas que hay entre los horarios de los dos países.

Sólo podrá cambiar —y los de Diallo saldrán a buscarlo— el rumbo del cuadro africano. Días después, Coulibaly lo confirmó: “Hemos trabajado mucho y corregido los errores que tuvimos contra Corea del Sur. También hablamos entre nosotros para afrontar el partido de hoy. Tenemos espíritu ganador, vamos a jugar y a intentar ganar. No podemos perder”.

Por Manuel Dueñas Peluffo

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar