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La catedral del béisbol dice adiós

El viejo escenario será demolido para construir ahí un parque comercial. En el Yankee Stadium los Mulos de Manhattan ganaron 26 Series Mundiales. La antigua sede costó US$2,5 millones en 1923, la nueva más de US$1.500 millones.

Redacción Deportiva
29 de septiembre de 2008 - 07:52 p. m.

El hecho de que durante las últimas décadas el deporte se haya convertido en uno de los negocios más lucrativos ha obligado a los principales clubes del mundo a modernizar sus instalaciones y a adecuarlas para albergar, con comodidad, a gran cantidad de aficionados.

Esa, sin duda, ha sido la principal causa para que míticos escenarios hayan sido remodelados varias veces con el objetivo de que cumplan con las exigencias mínimas, logísticas y de seguridad, de las entidades organizadoras de espectáculos deportivos.

Incluso, desde hace ya varios años, toda ciudad o país que se postula como sede de un evento de gran magnitud presenta proyectos de construcción de nuevos escenarios como una de sus fortalezas.

Ahora el turno fue para el Yankee Stadium, el fortín de los Yanquis de Nueva York, la novena más tradicional y emblemática del béisbol de las Grandes Ligas y, según la revista Forbes, la marca deportiva de mayor recordación en todo el planeta, por encima de Real Madrid.

El escenario, cuya construcción duró ocho años, fue inaugurado en 1923 y se convirtió en el templo del deporte más importante para los estadounidenses. En él, estrellas como Babe Ruth, Joe DiMaggio, Lou Gehrig, Mickey Mantle, Roger Maris, Reggie Jackson o recientemente Derek Jeter, entre otros, escribieron sus leyendas y se convirtieron en héroes.

En el escenario, ubicado a orillas del río Hudson, en el barrio Bronx, los Yanquis ganaron las 26 Series Mundiales que tienen en su palmarés. La primera precisamente en la temporada de estreno de su eterno hogar, en 1923, y la más reciente en 2000.

Solamente entre 1974 y 1975, los Mulos de Manhattan tuvieron que instalarse transitoriamente, por la remodelación del Yankee Stadium, en el Shea, la casa de los Mets, su rival de patio, que curiosamente también cambiará de sede, pues desde abril de 2009, cuando se inaugure la próxima campaña, tendrá un nuevo estadio.

La catedral del béisbol

“Desde que entré por primera vez al Yankee Stadium sentí su energía. No sé si es su olor, o la magia que proyecta, pero tiene algo muy especial. He venido aquí casi  todos los días durante los últimos diez años de mi vida y todavía se me pone la piel de gallina cada vez que entro”, dijo emocionado el relevista panameño Mariano Rivera después del juego final, ante los Orioles de Baltimore.

Él, que es considerado el mejor cerrador en la historia de las Mayores, puede dar fe de lo que significaba jugar en ese campo, pues ganó allí los títulos de 1996, 1998, 1999 y 2000. “No hay un jugador al que este escenario no haya intimidado. Aquí, hasta el más valiente se conmueve cuando la gente comienza a gritar y los espíritus de nuestros ídolos salen para darnos una mano. No tengo duda de que éste es un templo”, agregó Rivera, quien asegura que no será igual jugar en el nuevo Yankee Stadium, ubicado apenas 100 metros al oeste del antiguo, a pesar de que tendrá muchas características similares al viejo, por ejemplo, las dimensiones del campo serán idénticas. La capacidad incluso se reducirá, pasará de 57.547 a 52.325 sillas. Mantendrá varias zonas tradicionales como los monumentos a sus estrellas históricas, la tienda y el pasaje de los aficionados, así como los palcos para las personalidades.

Sin embargo, la gran novedad será la inmensa zona comercial en sus alrededores y la comodidad en camerinos, puestos de transmisión para los medios de comunicación y las suites privadas.

Al igual que el antiguo escenario, en el que se realizaron conciertos, peleas de boxeo, misas oficiadas por Papas y hasta funerales, en el Nuevo Yankee Stadium podrán hacerse espectáculos de diversa índole, aunque realmente a los aficionados lo único que les preocupa es que sus Yanquis, de capa caída desde hace cuatro temporadas, recuperen la gloria deportiva perdida y ganen títulos como lo hacían en la que fue hasta hace una semana su casa.

Los millones y las modernas instalaciones no valdrán de nada sin los trofeos en las vitrinas y esa magia especial que durante 85 años rondó el viejo Yankee Stadium.

Por Redacción Deportiva

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