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"Lamentarme no sirve de nada": José Luis Tancredi

El uruguayo señala que la jugada en la que sufrió fractura de tibia y peroné fue fortuita y producto del mal estado de la cancha. No acusa al volante americano Andrés F. Cadavid.

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Manuel Dueñas Peluffo
21 de noviembre de 2011 - 09:01 p. m.
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Sintió el ‘trac’, el sonido del hueso rompiéndose. También el dolor. Debió tener coraje, paciencia, resignación. Salir de la cancha al hospital cuando jugaba sus mejores partidos.

“En el momento del golpe, siento la quebradura, lo escuché clarito”, dice José Luis Tancredi. “Me di cuenta de que era una lesión importante. Luego, cuando volteo y tomo mi pie, noto que la otra parte me había quedado en el aire. Y me asusté un poco, porque a veces los huesos se salen”.

Los huesos no se salieron. Lo tranquilizaron y le dijeron que pudo ser más grave. Era peor una rotura de ligamentos. Con la tibia y el peroné, podría recuperarse en cuatro meses. Si hubiera sido en la rodilla, le tomaría entre seis y ocho meses. La vida seguía.

En la clínica, Andrés Felipe Cadavid, el jugador del América que le entró por detrás y provocó la lesión, le ofreció unas disculpas que eran más que de rigor. Tancredi las aceptó, convencido como está de que las personas son buenas hasta que se prueba lo contrario.

“Las canchas están muy blandas por tanta lluvia”, apunta el uruguayo. “Se prestan para ello. Hablando con Cadavid, le dije que con el campo, como estaba, no tenía sentido barrerse así. Y eso tendría que servir de ejemplo para todos, que somos colegas y vivimos de lo mismo”.

Sin embargo, Tancredi es enfático en afirmar que nunca advirtió mala intención de parte del defensor. “Si bien fue innecesaria la falta, no entró con la intención de lastimarme”, comenta. “Fue demasiado fuerte para el lugar del campo en el que estábamos, porque si uno dice ‘va para gol, está en el área’, por la situación, no es entendible pero es posible en la desesperación… pero en el lugar donde estábamos”.

Con una enorme tranquilidad, con un ánimo atípico para alguien que deberá resignarse a estar fuera de las canchas por un tiempo, el volante razona y sostiene: “Arrepentirnos sí, lamentarnos no sirve de nada. Que le den cinco o seis meses no me va a poner a jugar mañana. No me quita el sueño. Lo que más me interesa es recuperarme para volver pronto”.

Y cuando se le menciona que se le ve muy tranquilo, responde: “Sí, pero es que, como le digo a mi esposa, enloquecerme no me sirve de nada. Me va a costar más recuperarme, me va a doler más la pierna. Tengo que asumirlo como lo que es, una lesión que me va a tomar unos meses y en la que tengo que hacer un esfuerzo. Es lo que hoy Dios me puso”.

Sentado en el sofá de su apartamento, donde vive con su esposa y su hijo, Tancredi ha sentido el apoyo de los hinchas y, claro, de sus compañeros en Millonarios. “Me han escrito, me fueron a visitar todos. Se siente bien con eso, porque uno sabe que no sólo tiene compañeros, sino amigos”.

Y concluye: “No tengo frustración, sino tristeza. El equipo había ganado la Copa, veníamos con una racha de cuatro partidos. Y se vienen las finales, que son los partidos que todos quieren jugar. Hoy me toca mirarlas de afuera, pero tengo mucha fe en que mis compañeros van a ganar la decimocuarta estrella”.

Por Manuel Dueñas Peluffo

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