Publicidad

Las batallas de Falla

El tenista caleño superó lesiones y ahora pasa por su mejor momento.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
El Espectador
05 de mayo de 2012 - 09:00 p. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Sus padres se fueron a vivir a Estados Unidos cuando Alejandro Falla sólo tenía 16 años. Ni siquiera había debutado como profesional en la ATP. Viajaron en busca de oportunidades, pues su mamá, Elsa, era ama de casa y su padre, Jorge, profesor de tenis. Jorge lavaba carros, pintaba apartamentos y por las tardes trabajaba en una academia y le mandaba algo de dinero a Alejandro, que por esa época ya era patrocinado por Colsánitas.

Jorge había sido jugador profesional, fue número cuatro de Colombia y 783 del mundo en 1992. Era de esos sacadores de vieja data que definían los puntos en la red. Cuando se retiró y convirtió en entrenador, le enseñó a jugar tenis a Alejandro, el mayor de sus tres hijos, que nació el 14 de noviembre de 1983 en Cali.

Pero dos años después se fueron a vivir a Pereira, pues le ofrecieron un mejor contrato como profesor a su papá en el Club Campestre de esa ciudad. “Desde pequeño era disciplinado, siempre estaba concentrado en lo que quería, ser profesional. Es una gran persona y muy educado, con una gran madurez”, cuenta uno de sus entrenadores, que lo orientó hasta 1991, cuando toda la familia Falla Ramírez se fue a vivir a Popayán. De nuevo, por el trabajo del padre.

“Allá lo pulí, aunque siempre fue muy talentoso. Una vez nos metimos a un torneo abierto en Armenia, él tenía 15. Ambos llegamos a la final y me ganó. Superó al maestro”, dice su padre Jorge, desde su casa en Naples, en Florida. Él no se pierde ningún partido de su hijo y trata de llamarlo antes y después de los juegos. Pero sufre más de la cuenta, porque desde que Alejandro se convirtió en profesional en 2000, su carrera ha sido un drama.

Los espectadores sufren al verlo, pues sus partidos por lo general son extensos y luchados. Y muchas veces ha dejado escapar juegos que tenía casi ganados, como cuando por poco supera a Roger Federer en Wimbledon 2010 (al final fue 6-4, 7-5, 4-6, 6-7, 0-6). “Es uno de los mejores tenistas que ha tenido Colombia, pero es un calvario verlo jugar. Contra Top-10 se inspira y uno cree que va a ganar. Y contra los fáciles se presiona y no juega bien”, cuenta el tenista Carlos Salamanca, amigo de Falla.

Aparte de eso, ha sufrido lesiones en sus rodillas, muñecas y la espalda. Un medio escrito sugirió su retiro cuando en 2009 una hernia discal lo dejó por fuera de las canchas por tres meses. A pesar de que casi tira la toalla, ahora está viendo los frutos de no haber desfallecido: el año pasado consiguió la cuarta ronda de Roland Garros y hace un par de semanas alcanzó su mejor posición en el ranquin (53).

Precisamente esa ubicación lo tiene adentro de los Juegos Olímpicos, pues clasifican los primeros 56 del escalafón al 11 de junio. Tal vez no pueda defender los puntos que consiguió en Roland Garros y salga de la lista de clasificados. Aunque, en realidad, con él todo es impredecible.

 

Por El Espectador

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.