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Las tres veces de José

Un venezolano se convertirá el domingo en el tercer extranjero en ganar la Vuelta a Colombia. El francés Beyaert (1952) y el español  Gómez del Moral (1957) son los otros campeones.

Luis Guillermo Ordóñez O.
20 de junio de 2009 - 10:00 p. m.

Si un extranjero quiere lograr el título de la Vuelta a Colombia en bicicleta debe ser ante todo un excelente escalador y adaptarse a los constantes cambios de temperatura. También necesita que su estómago resista los menús de las diferentes regiones y ganarse el cariño de la exigente afición nacional. Pero, además, tiene que llamarse José.

Al menos eso es lo que indica la historia, pues en 59 años solamente dos pedalistas foráneos se han consagrado en la prueba más tradicional e importante del pedalismo americano: el francés José Beyaert, en 1952, y el español José Gómez del Moral, en 1957.

A ellos dos muy seguramente se les unirá hoy el venezolano José Rujano, quien acabó con el dominio de los escarabajos y les dio una lección justamente en el terreno que más dominan, el montañoso.

El ciclista patriota, quien ha ganado tres etapas este año, se impuso en los ascensos más duros de la carrera y logró una cómoda diferencia con la que afrontará el domingo la última fracción, una contrarreloj sobre 23 kilómetros entre La Calera y la Plaza de Bolívar de Bogotá.

De talla mundial

La primera Vuelta a Colombia se corrió con 35 participantes entre el 5 y el 17 de enero de 1951, cuando el cundinamarqués Efraín El Zipa Forero se quedó con el título, con más de dos horas de diferencia sobre el santandereano José Alfonso Navas. El campeón, quien ganó siete de las 10 etapas, se convirtió de inmediato en el primer ídolo del ciclismo nacional.

Para la segunda versión de la carrera se inscribieron 60 pedalistas, entre ellos varios extranjeros, encabezados por un francés que había sido doble medallista en los Juegos Olímpicos de Londres, en 1948.

Su nombre: José Beyaert, un verdadero todoterreno a quien las carreteras destapadas y las deficiencias logísticas no le impidieron ‘pasearse’ por todo el país.

Logró cinco de las 13 fracciones y en los 1.677 kilómetros de recorrido le sacó seis minutos y 24 segundos al argentino Humberto Varisco, quien fue segundo en la general, y ganó cuatro etapas más.

El francés quedó tan fascinado con Colombia, que decidió quedarse a vivir durante casi dos décadas. En 1953 fue subcampeón de la Vuelta, una hora y 16 minutos detrás del antioqueño Ramón Hoyos Vallejo. En 1954 terminó octavo.

Después de cuatro títulos consecutivos del paisa de oro, otro extranjero volvió a imponerse en 1957. Fue José Gómez del Moral, quien reconoce que su triunfo en la Vuelta fue el más importante de su carrera.

Claro que se vio favorecido por el retiro, en la sexta etapa, de todos los ciclistas antioqueños, quienes dejaron la prueba como protesta por una sanción que se le impuso injustamente a Ramón Hoyos, dizque por haberse remolcado a un carro.

Cuando eso ocurrió, el entonces novato Hernán Medina Calderón, el Príncipe Estudiante, le llevaba 13 minutos y 54 segundos a Del Moral, quien apenas ganó uno de los 15 tramos programados. Ese año, Efraín Forero terminó segundo en la general, a más de 37 minutos del europeo.

Desde entonces, apenas dos foráneos habían podido lucir temporalmente la camiseta de líder de la Vuelta: el letón Andris Nauduz, quien la portó durante un par de días en 2000, y el venezolano Manuel El Gato Medina, en la versión 2007.

Hace ocho días, José Rujano se la puso en la llegada a Sabaneta y no se la dejó quitar. Este domingo se convertirá en el tercer extranjero en coronarse campeón de una prueba que por su trazado les brinda muy pocas opciones de ganar a los pedalistas de otras latitudes.

“Para mí es un enorme orgullo ganar acá. Por la tradición de la carrera y por la calidad de los rivales, diría que es mi mayor victoria, al lado del tercer lugar del Giro de Italia de 2006”, repite constantemente el deportista patriota, quien lidera la nueva generación de pedalistas venezolanos que crecieron viendo las hazañas colombianas en las carreteras del mundo y se prepararon para igualarlas o superarlas. Ya están comenzando a hacerlo.

Por Luis Guillermo Ordóñez O.

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