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Leonel, fiel a su tradición

El Pibe dice que Álvarez triunfará porque tiene personalidad y carisma.

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Luis Guillermo Ordóñez Olano
26 de octubre de 2009 - 10:24 p. m.
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En Medellín comenzó su gloriosa carrera como futbolista, por allá en diciembre de 1983, cuando jugó por primera vez un partido profesional en la cancha que era prácticamente su casa, la del estadio Atanasio Girardot. Fue en el octogonal final, en un choque que su equipo perdió ante el Caldas.

La siguiente temporada se consolidó como titular y un año después ya era capitán gracias al liderazgo y el temperamento que demostró desde que era apenas un niño y jugaba en las calles del barrio Zamora, de la capital antioqueña, a donde llegó proveniente de Remedios, la pequeña población en la que nació el 30 de julio de 1965.

“Era un berraquito. Recuerdo que era el hombre de la casa, pues vivía con su mamá y sus tres hermanas”, dice el técnico Luis Alfonso Marroquín, quien lo había visto jugar en los equipos de Pablo VI y Enka, por lo que lo convocó para la selección juvenil del departamento.

“Era más bien callado, introvertido, pero una fiera dentro de la cancha. Futbolísticamente tenía carencias, aunque las compensaba con una tremenda actitud y tenacidad, que seguramente heredó de su madre, Fabiola”, agrega el estratega, mientras Leonel acepta que “la tesa fue ella, una mujer que luchó a brazo partido para llevar el pan a sus hijos”.

Aunque tenía que irse trotando desde su casa hasta el estadio Cincuentenario, donde entrenaba con la selección Antioquia, Leonel nunca les tuvo pereza a las prácticas y las afrontaba siempre como si fueran una final. Esa disciplina lo llevó al equipo mayor de Colombia, con el que se estrenó en un partido ante Polonia, el 14 de febrero de 1985.

Y durante 12 años fue el cerrojo del medio campo. El fiel escudero de Carlos Valderrama, el encargado de hacer el trabajo sucio en un equipo lleno de fantasía y buen juego. Fue él quien tuvo que ir a pegarle un patadón a Guido Buchwald en Milan, durante el Mundial de Italia 1990, cuando en los primeros 30 minutos los alemanes no habían hecho otra cosa que golpear al Pibe.

“A veces uno tiene que hacerse sentir, me tocó tirar una planchita y decirle a Barrabás (Gómez) que también lo hiciera. Ahí se calmaron”, recuerda el ex jugador de Medellín, Nacional, Real Valladolid de España, América, Dallas Burn y New England de Estados Unidos, Veracruz de México, Pereira y Deportes Quindío.

¿Experiencia?, “eso es lo que le sobra”

En 21 años como futbolista disputó cerca de 600 partidos, 101 de ellos oficiales con la selección de mayores, con la que solamente anotó un gol, pero estuvo en dos Mundiales y cinco Copas América.

“Experiencia le sobra, tanto en los vestuarios como en las canchas. Ahora,  en su nueva etapa como técnico, lo que está aprendiendo es a manejar un grupo humano, que es vital en esta profesión”, dice Hugo Gallego, uno de sus referentes.

Después de retirarse, Álvarez viajó a Barcelona, en donde hizo un curso de entrenador. A su regreso fue asistente técnico del mismo Gallego en el Pereira y de Santiago Escobar en el Medellín.

Hasta que en mayo pasado, 26 años después de su estreno como futbolista, nuevamente el Poderoso de la Montaña confió en él y le entregó las riendas del primer equipo.

Y Leonel no se puso a inventar, sino que recordó su esencia para armar un equipo que hoy gana y gusta en el torneo local: “Mis secretos son el trabajo y la planificación. Nosotros sabemos para dónde vamos, qué queremos y cómo lo podemos conseguir”, señala el estratega paisa con su tradicional claridad: “A veces tienes que sacar el libreto de hace 15 años y recordarles a los jugadores que el volante de marca, por ejemplo, debe salir de la cancha con la pantaloneta sucia”.

Aunque no es amigo de los micrófonos, las cámaras y las grabadoras, una vez comienza a hablar es difícil callarlo, como lo hizo el sábado al analizar la derrota de su equipo en Bogotá. “Está bien perder, porque eso nos hace poner los pies en el suelo. Nosotros tenemos muchas cosas que corregir, pero tenemos la tranquilidad de sumar 33 puntos, lo que pasa es que este torneo está mal hecho y nos da lo mismo llegar a 55 unidades”.

Admitió que está convencido de que su equipo peleará el título y que su grupo de jugadores “se divierte en la cancha, porque se identifica con la idea de salir a ganar en todos los estadios; tocar y tocar, pero para generar opciones de gol; ser equilibrados en defensa y en ataque; y, sobre todo, respetar un estilo y defenderlo con pasión”.

Y aunque no fue él quien propuso su nombre como candidato a dirigir la selección, Leonel aceptó que le encantaría iniciar un proceso rumbo a Brasil 2014: “Siempre me he preparado para eso. Ahora mismo mi objetivo es salir campeón con el Medellín y luego pensaré en otras opciones. Las cosas se van dando con pasos lentos, pero seguros, y como otros técnicos anhelo dirigir la selección nacional. Si se da la oportunidad, excelente”.

La verdad es que él no tiene afán, pero tampoco se asustaría ante semejante responsabilidad, por eso no teme al responder: “Si es ya, es ya”.

Por Luis Guillermo Ordóñez Olano

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