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Más dramático no pudo ser el final del campeonato mundial de Fórmula Uno. En menos de un minuto y bajo un torrencial aguacero, el brasileño Felipe Massa y el inglés Lewis Hamilton se sintieron ganadores y celebraron el título mundial.
Finalmente fue el europeo quien se proclamó campeón, luego de cruzar la línea de meta en el quinto lugar del Gran Premio de Brasil, ante la mirada incrédula y triste de cerca de 60 mil aficionados locales.
El triunfo de Massa en la pista fue contundente, pero no le alcanzó para superar en la tabla general a Hamilton, que sumó 98 puntos en la temporada, uno más que el brasileño.
El español Fernando Alonso finalizó segundo, el finlandés Kimi Raikkonen tercero y el alemán Sebastian Vettel, cuarto.
Hamilton, desde el domingo el campeón del mundo más joven de la historia de la Fórmula Uno, necesitaba clasificar entre los cinco primeros, independientemente de lo que hiciera Massa, para ceñirse la corona. Y eso fue lo que hizo, aunque sufriendo hasta el último metro. El inglés cruzó la línea de llegada en la quinta plaza, tras superar en la última curva al alemán Timo Glock, de Toyota, ante la desesperación del piloto paulista, que ya celebraba con su familia.
Massa hizo lo que tenía que hacer: ganar la carrera, pero el milagro al final no se produjo. Hamilton, que no tenía que hacer nada espectacular, pero tuvo que esforzarse al máximo para lograr su objetivo. Cuando la lluvia apareció por segunda vez sobre la pista —lo hizo antes del inicio—, a tres vueltas de final, el británico fue superado por Sebastian Vettel , lo que lo relegó a la sexta casilla.
Pero Hamilton alcanzó a Timo Glock, quien optó por no cambiar a neumáticos de agua y mantener los de suelo seco. Entonces lo sobrepasó en la última curva de la vuelta final y consiguió el título que ya estaban celebrando en el garaje de Ferrari.