
Ángel Barajas, gimnasta de Colombia.
Foto: Getty Images - Buda Mendes
Ángel Barajas dice que está sereno. Dos días antes de su competencia, pudo entrenar en el que será su campo de batalla. Ese día miró la barra, se llenó de cal las manos y, al sacudir sus palmas, el polvo de magnesio se disolvió en el aire. ¡La misma rutina de siempre!
En ella confía para entrar a dar la pelea en el olimpo. Respiró hondo, tomó impulsó y en un par de segundos ya estaba dando volteretas en el cielo. En el escenario no había ruido. De fondo, apenas se escuchaba cómo los voluntarios movían butacas vacías y les daban instrucciones...
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