
Jayson Tatum, de los Celtics, ataca el aro del equipo de Dallas.
Foto: EFE - CJ GUNTHER
En el baloncesto, más que en otros deportes, poco importa cómo se empieza. Una serie a siete partidos puede ser revertida en la última batalla. Cada asalto importa, por supuesto, pero es difícil, tras la primera salida, dictar sentencias. Cualquier juicio, con seis etapas por delante, puede parecer precipitado. Resulta más valorable, sobre todo, lo que se aprende tras cada derrota. Si después de caer se asimilan los errores, perder no fue en vano y queda la posibilidad de cambiar la tendencia.
No habría que ser, en ese sentido, precipitados...
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