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CARLOS MUÑOZ ¡NOVATO DE INDY 500!

El piloto bogotano estuvo muy cerca de la victoria en una de las carreras más importantes del mundo. Fue segundo en Indy y en 2014 ocupará una de las sillas del equipo Andretti en la Indycar.

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Juan Carlos Salgado
07 de diciembre de 2013 - 09:00 p. m.
Carlos Muñoz es uno de los pilotos colombianos con más futuro del país.   / Diego Sierra Gil
Carlos Muñoz es uno de los pilotos colombianos con más futuro del país. / Diego Sierra Gil
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Michael Andretti es uno de los responsables. El mismo hombre que rivalizó con Juan Pablo Montoya en la serie Cart y que no era muy bien recibido por los colombianos, fue el encargado de darle la oportunidad a Carlos Muñoz y de abrirle de par en par las puertas de una de las más grandes, las 500 Millas de Indianápolis (2013).

Para muchos fue una sorpresa, pues la referencia que tenían del bogotano se centraba a lo que había hecho en la Indy Lights, pues desconocían que se había formado en el automovilismo europeo, específicamente en la Fórmula Renault 2.000 y en la Fórmula 3 y que desde niño había sumado miles de kilómetros en el kartismo de Colombia, Estados Unidos y Europa.

Pero Andretti sabía lo que hacía. Lo reclutó para su equipo de la Indy Lights en 2012, y desde el primer instante Carlos le demostró que, además de talento (consiguió dos victorias ese año), era una gran persona y un deportista con el que se podía trabajar pensando en el futuro.

Carlos Muñoz, que hasta ese momento era líder de la Indy Lights (al final fue tercero y obtuvo cuatro victorias), se presentó a una de las carreras más importantes del automovilismo mundial de un solo día como novato, como lo hizo en 2000 Juan Pablo Montoya. Claro que sin los pergaminos del expiloto de la F-1, pero sí con la misma ilusión de poner en alto el nombre del automovilismo colombiano.

Lo hizo callado, sin prometer nada, simplemente con el deseo de hacer las cosas bien y de aprovechar la oportunidad de rivalizar con algunos pilotos que había visto de niño por la pantalla de televisión. Pero en ese mes de mayo de 2013, él estaba ahí, al lado de ellos, comprobando que no eran hombres venidos de otro mundo sino personas de carne y hueso, quizás con más experiencia pero con la misma oportunidad de poder acceder a ese gran sorbo de leche, reservado para los campeones.

“Mi objetivo inicial era lograr un puesto en la grilla y ya después terminar y aprovechar la oportunidad que me había brindado Michael Andretti. La verdad nunca me imaginé que las cosas llegaran tan rápido, pero desde que comencé a competir en Estados Unidos he tenido un ‘feeling’ con los óvalos. Fue algo importante para mí, pero espero que el gran ‘boom’ de Carlos Muñoz se dé la próxima temporada”.

Los acontecimientos se dieron de manera veloz, a la par de su monoplaza, al que condujo de manera magistral en las clasificaciones, con una velocidad de 365,347 kilómetros por hora, muy cerca del estadounidense Ed Carpenter, quien alcanzó una media de 368,157 km/h y se quedó con la pole position y los 100.000 dólares en premios.

Ese resultado, de por sí, ya era una victoria para Muñoz, pues de las simples reseñas de su participación en Indianápolis se pasó a páginas enteras que hablaban de su segundo lugar, superando a grandes estrellas de la categoría e incluso a uno de sus coequiperos, Marco Andretti (fue tercero), el hijo de su jefe.

Pese a los elogios, el joven novato de 21 años (nació en Bogotá el 2 de enero de 1992) se mantuvo tranquilo, manteniendo los pies bien puestos sobre la tierra. “Yo he tenido una política, la cual ha compartido mi familia, y es que en este deporte es mejor hablar con resultados y no con palabras”.

Y los resultados hablaron por él ante más de 400.000 espectadores y miles de millones de aficionados que seguían las incidencias de la carrera por televisión. Su manejo fue prudente, pero siempre girando con un ritmo parejo y a la par de los punteros.

En un comienzo disputar el triunfo no pasaba por su mente, como sí el hecho de poder terminar las 500 millas. Pero con el correr de las vueltas se dio cuenta de que tenía con qué optar por la victoria y que pese a ser novato podía competir de tú a tú con los favoritos.

A tres vueltas del final era segundo, marcando los tiempos más rápidos y con inmejorables posibilidades de repetir la hazaña de Juan Pablo Montoya. No obstante, un accidente en el que se vio involucrado el escocés Darío Franchitti, el mismo que rivalizó con Montoya en Fontana, California, por el título de la serie Cart de 1998, le dejó servida la victoria a Tony Kanaan.

Aunque en su momento sintió frustración, hoy Carlos Muñoz sabe que lo sucedido ese 26 de mayo en Indianápolis fue fundamental para su futuro en el automovilismo estadounidense. “Gracias a ese segundo lugar y a la carrera de Fontana, en la que me sentí muy cómodo a pesar de no haber terminado, Michael ha creído en mí. Hoy puedo decir que soy piloto de la Indycar porque él consiguió un patrocinador fuerte en Estados Unidos, que pronto daremos a conocer. Pienso que el 2014 puede ser mi año y el objetivo es ganar las 500 Millas de Indianápolis. Tenemos un gran equipo y ahora vamos a contar con motores Honda y creo que vamos a estar a la par en los óvalos con los Chevrolet”.

Manteniendo su filosofía y pese a que maneja cuatro idiomas (español, inglés, francés e italiano), el piloto colombiano Carlos Muñoz espera que los resultados sigan hablando por él, pues “sigo siendo la misma persona, sencilla y tranquila, a la que le gusta estar con los amigos, la familia y hacer deporte. Un joven normal que sueña con ser campeón”, concluyó.

Por Juan Carlos Salgado

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