Carreño conquistó el Empire State

El simple hecho de subirlos ya es desgastante. Un total de 1.576 escalones para ascender 86 pisos, 326 metros de altura y llegar al que fuera el edificio más alto del mundo hasta 1972, y un tiempo inferior a los 11 minutos (10:50), gran registro para el colombiano Frank Carreño, que ayer se impuso en la edición 41 del Empire State Building Run Up que cada año se lleva a cabo en el legendario rascacielo, monumento de la ciudad que nunca duerme: Nueva York. El atleta bogotano superó por más de un minuto al belga Thomas Bekkali y al local Sproule Love, segundo y tercero respectivamente.

“Soñaba con ganar acá desde que me impuse en el ascenso a la Torre Colpatria. Es genial ganar en la capital del mundo. Este ascenso es diferente al que hago en Bogotá por el tipo de piso y por el diseño de las escaleras. Por fortuna, hice un gran trabajo”, dijo Carreño, el más veloz en una subida por un espacio estrecho y sofocante en el que apenas caben dos personas a la vez. Carreño demostró que ese rostro noble desaparece con la competencia y que de para arriba no hay quién le gane en Colombia, y al parecer ahora en el continente. “Tienes que regular para llegar hasta el final, porque la exigencia es máxima, no en vano es una de las mejores carreras del mundo!”, puntualizó el atleta bogotano que ya suma títulos en México, China, Estados Unidos, entre otros países.

Carreño, el deportista que dejó el ciclismo por una caída, el que hizo de una actividad cotidiana para muchos su profesión, su deporte, volverá hoy a Colombia con el fin de seguir su preparación para un desafío aún mayor: el ascenso a la Torre Eiffel. “Es otro monumento del mundo y ganar allá sería un sueño”, dijo el hombre que también estará disputando el Mundial en Taipéi. Por ahora, el calendario lo llevará lejos, más exactamente a los Emiratos Árabes, para participar en la carrera M1 Run, prueba que se realizará en Dubái. “Es el momento de seguir ganando cosas grandes y de crecer más en mi deporte”, concluyó.

La falta de oxígeno, imprimir la fuerza necesaria y la velocidad en cada escalón, y no dejarse vencer por la inclinación, algunos de los desafíos de un hombre que descubrió en el subir escaleras una vocación, un deporte, una vida entera.

Las idas a Monserrate han fortalecido las piernas, han dado la experticia para dominar cualquier tipo de escalones y la agilidad para hacer lo que pocos hacen en una corta fracción de tiempo. Puede que el ciclismo haya abandonado a Carreño, por allá en 2012 cuando terminó contra el asfalto en una Vuelta a la Juventud, pero él mismo, por profesión y diversión, decidió seguir subiendo, no sobre dos ruedas, simplemente con sus piernas. Una muestra de que cuando hay ganas y se trabaja el talento, las ideas, sin más remedio, lo siguen a uno por el camino que se haya escogido, así sea vertical.

El simple hecho de subirlos ya es desgastante. Un total de 1.576 escalones para ascender 86 pisos, 326 metros de altura y llegar al que fuera el edificio más alto del mundo hasta 1972, y un tiempo inferior a los 11 minutos (10:50), gran registro para el colombiano Frank Carreño, que ayer se impuso en la edición 41 del Empire State Building Run Up que cada año se lleva a cabo en el legendario rascacielo, monumento de la ciudad que nunca duerme: Nueva York. El atleta bogotano superó por más de un minuto al belga Thomas Bekkali y al local Sproule Love, segundo y tercero respectivamente.

“Soñaba con ganar acá desde que me impuse en el ascenso a la Torre Colpatria. Es genial ganar en la capital del mundo. Este ascenso es diferente al que hago en Bogotá por el tipo de piso y por el diseño de las escaleras. Por fortuna, hice un gran trabajo”, dijo Carreño, el más veloz en una subida por un espacio estrecho y sofocante en el que apenas caben dos personas a la vez. Carreño demostró que ese rostro noble desaparece con la competencia y que de para arriba no hay quién le gane en Colombia, y al parecer ahora en el continente. “Tienes que regular para llegar hasta el final, porque la exigencia es máxima, no en vano es una de las mejores carreras del mundo!”, puntualizó el atleta bogotano que ya suma títulos en México, China, Estados Unidos, entre otros países.

Carreño, el deportista que dejó el ciclismo por una caída, el que hizo de una actividad cotidiana para muchos su profesión, su deporte, volverá hoy a Colombia con el fin de seguir su preparación para un desafío aún mayor: el ascenso a la Torre Eiffel. “Es otro monumento del mundo y ganar allá sería un sueño”, dijo el hombre que también estará disputando el Mundial en Taipéi. Por ahora, el calendario lo llevará lejos, más exactamente a los Emiratos Árabes, para participar en la carrera M1 Run, prueba que se realizará en Dubái. “Es el momento de seguir ganando cosas grandes y de crecer más en mi deporte”, concluyó.

La falta de oxígeno, imprimir la fuerza necesaria y la velocidad en cada escalón, y no dejarse vencer por la inclinación, algunos de los desafíos de un hombre que descubrió en el subir escaleras una vocación, un deporte, una vida entera.

Las idas a Monserrate han fortalecido las piernas, han dado la experticia para dominar cualquier tipo de escalones y la agilidad para hacer lo que pocos hacen en una corta fracción de tiempo. Puede que el ciclismo haya abandonado a Carreño, por allá en 2012 cuando terminó contra el asfalto en una Vuelta a la Juventud, pero él mismo, por profesión y diversión, decidió seguir subiendo, no sobre dos ruedas, simplemente con sus piernas. Una muestra de que cuando hay ganas y se trabaja el talento, las ideas, sin más remedio, lo siguen a uno por el camino que se haya escogido, así sea vertical.