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Cimarrones y el sueño de vencer a Titanes

Quinto y último juego en la serie final en la Liga WPlay de Baloncesto. Los de Barranquilla se recuperaron del 2-0 en contra, empataron la llave y van por el pentacampeonato.

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Fernando Camilo Garzón
14 de diciembre de 2021 - 02:00 a. m.
La final de la Liga WPlay de baloncesto se juega en el  coliseo Ginny Bay  de la Isla de San Andrés.
La final de la Liga WPlay de baloncesto se juega en el coliseo Ginny Bay de la Isla de San Andrés.
Foto: Crédito: DPB
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Cuando Cimarrones le ganó el segundo partido de la serie final de la Liga WPlay de Baloncesto a Titanes, el jueves pasado, parecía que la caída de los de Barranquilla, hasta hace unos meses impensada, era posible. El equipo atlanticense, favorito y en la búsqueda de su quinto título al hilo, estaba en peligro de perder su hegemonía.

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Cimarrones del Chocó, ilusionado con dar el golpe, llegaba al partido del sábado con la posibilidad de asegurar el título con una victoria. Sin embargo, un Hansel Atencia inspirado en el tercer encuentro le dio vida a Titanes y aplazó los chances de los chocoanos para el domingo.

Y de nuevo, en el cuarto juego, Titanes volvió a arruinar las intenciones de batacazo a punta de jerarquía y experiencia. Cimarrones no pudo con la presión que suponía derrotar al gigante y dejó para el último partido sus posibilidades de alzarse con el campeonato.

Final cerrada, con dos victorias para cada equipo. Ambos pueden ilusionarse, aunque mirando la curva de rendimiento, Titanes vuelve a mostrarse como favorito. Los dirigidos por Tomás Díaz no han tenido el mismo nivel de la temporada pasada, en la que se llevaron el título ganando todos los partidos. El cambio de la nómina, la llegada tardía de algunos jugadores y la mejoría en el nivel de los otros equipos les pusieron las cosas mucho más difíciles a los barranquilleros. Y a pesar de eso, la posibilidad del pentacampeonato está vigente.

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A falta de varios nombres, como los de Juan Diego Tello o Tonny Trocha, este semestre Díaz tuvo que echar mano de un juego mucho más dinámico y colaborativo, soportado en el excelente nivel de jugadores como Atencia y el argentino Selem Safar, además del siempre confiable Jonathan Rodríguez. Menos profundidad en la plantilla, pero un equipo que sigue estando conformado por estrellas. El resultado: una campaña de 16 victorias y seis derrotas, a falta del último partido.

Cimarrones, por su parte, dio una de las grandes sorpresas del campeonato. Se esperaba poco de los chocoanos, que en la fase regular terminaron séptimos, con un saldo de seis triunfos y cinco derrotas. No obstante, en las finales arrasaron sacando en cuartos a Cafeteros (2-1) y en semifinales a Motilones (3-1).

Los de Chocó, que ya han sido campeones de la Liga Profesional en 2014 y 2017, encontraron en el estadounidense Morrison Dominique, el puertorriqueño Gabriel Belardo y los colombianos Romario Roque Martínez y John ‘Chiquillo’ Hernández una base sólida para pensarse como candidatos.

Por eso, los dirigidos por Jorge Carreño se presentaron en la final a plantarles cara a los superfavoritos. Llegaban con aire en la camiseta, mientras que Titanes venía golpeado de su última serie tras casi caer eliminado a manos de los locales, Caribbean Storm Islands.

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Los equipos de la Liga sienten que el momento de tumbar al gigante llegó. Los barranquilleros han perdido solidez y el gran sueño de vencerlos se resume en este último partido. Los de Chocó tienen sobre sí el peso de tumbar a un equipo que, desde que fue creado en 2018, siempre ha sido campeón. Titanes, en cambio, siente la presión de conseguir un pentacampeonato histórico, que los ubicaría a solo un título de Bucaros, el equipo más laureado del país. Y todo eso en un proceso de solo cuatro años.

No hay duda de que en 2021 el exagerado dominio de Titanes le planteó a la División Profesional de Baloncesto un reto enorme de incrementar la competitividad del campeonato. Y hasta el momento el nivel sí ha aumentado, para muestra que la final de este torneo está siendo mucho más cerrada que la de años anteriores. Sin embargo, parece insuficiente para todas las tareas que tiene pendiente el baloncesto en Colombia. El camino es largo.

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Por un lado, un triunfo de Cimarrones sería un espaldarazo a las intenciones de dinamizar la competitividad en la liga y de afianzar otros proyectos. Por el otro lado, el pentacampeonato de Titanes sería también la recompensa a una institución que le ha apostado con todos sus recursos al basket y a la búsqueda de una estructura sólida con intenciones claras de ser el mejor equipo de baloncesto en el país.

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