“Colombia tiene todo para llegar”: Luis Felipe Urueta

Desde que era pequeño, todo estuvo confabulado para que existiera un vínculo entre Luis Felipe Urueta y el deporte. Su papá, Alejandro, fue selección Colombia de voleibol y de bolos y en ese modelo a seguir siempre buscó una actividad en la que se pudiera destacar. Su agilidad, tal vez por herencia, estaba en sus manos y así lo descubrió. Fue portero de fútbol. No lo hizo mal, achicaba bien el ángulo y nunca le tuvo miedo al balón.

Pero el balompié no fue el deporte que se robó los sueños de Luis Felipe Urueta. Fue el béisbol. La organización que significa este deporte de conjunto le llamó la atención. Fue receptor, pero su destreza detrás del plato no llegó a explotar como quiso. No obstante, la agilidad de sus manos hizo que se destacara con el bate. Conectaba las pelotas a placer. El callejón del jardín izquierdo y el central se convirtió en su lugar predilecto para poner las pelotas.

Aunque esa destreza lo llevó a jugar con la selección de Colombia de menores en un latinoamericano y después a la organización de los Diamondbacks de Arizona, el paso de este barranquillero por el béisbol profesional no fue el esperado. Fueron ocho años divididos entre sucursales de Ligas Menores e Italia, que se fueron en un abrir y cerrar de ojos. Pero a pesar de que las cosas no salieron como quiso, el gusto de dirigir y enseñar fue creciendo. Tal vez el modelo a seguir no era el de su papá, sino el de su mamá Carmela Romano, quien fue profesora.

En 2008, cuando tomó la decisión, Arizona nuevamente le extendió su mano. Comenzó a dirigir en República Dominicana, fue coordinador de la academia, después pasó a los Estados Unidos, donde ejerció como coach en clase rookie. El año pasado fue entrenador de tercera en triple A y en 2016 su ascenso continúa. Fue nombrado coordinador de ligas menores. Llegar a Grandes Ligas no lo desvela, es joven (tiene 35) y sabe que no hay prisa: “lo que hago me gusta, es importante. Algún día, si se da la oportunidad de estar en las Mayores, pues se evaluará”, dijo Urueta a El Espectador.

Ese ascenso en su carrera en Estados Unidos se ha visto reflejado en Colombia. En 2011 fue nombrado mánager de los Leones de Montería de la Liga Invernal del béisbol colombiano y en 2015 se coronó campeón nacional y de la Serie Latinoamericana. Este año repitió título local con los Caimanes de Barranquilla. Estas se convirtieron en sus credenciales para ser nombrado como entrenador de la selección de Colombia, que desde el próximo 17 de marzo luchará por una plaza en el Clásico Mundial de Béisbol. El barranquillero habló con este diario del torneo que se jugará en Panamá.

¿Qué significa este reto de dirigir a Colombia?

Es un orgullo. Tenemos la oportunidad de dejar el nombre de Colombia en alto, de llevar al país a competir con las grandes potencias en este deporte en el Clásico Mundial de Béisbol, y vamos a luchar por esa oportunidad. Creo que Colombia tiene todo para hacer un buen papel. Para eso nos estamos poniendo a punto. Pero cabe recordar que en el terreno las cosas son a otro precio, el papel dice una cosa, pero cuando salga el lanzador en el primer inning y tire la primera bola es cuando se sabrá quién está mejor.

¿Cuáles son las posibilidades?

Es el momento para que Colombia esté en un campeonato de primer nivel. Tenemos grandes jugadores, no solamente contando a los Grandes Ligas, sino también a los que están en las menores. La Federación me dio la oportunidad de dirigir este equipo por el conocimiento que tengo sobre estos jugadores. A todos los he dirigido en algún momento, con todos comparto, tengo una buena relación y eso es importante en un torneo corto, no tanto son los nombres, sino que esos jugadores deben estar pasando por un buen momento ese fin de semana.

¿Estarán disponibles los jugadores de Grandes Ligas?

Aún no sabemos si puedan estar. Eso lo vamos a dejar en las manos de ellos. Julio Teherán y José Quintana tienen la experiencia y la veteranía para hablar con el mánager y el equipo para gestionar ese permiso. Lo importante son el deseo y las ganas que se les ven para estar en el equipo y creo que están dispuestos a todo para representar a Colombia. Esperemos que puedan estar, pero si no se da, hay que seguir adelante. Colombia fue al Mundial de Fútbol sin Falcao y realizó su mejor presentación.

¿Hay algún jugador al que le hayan negado ese permiso?

Sí, a Giovanny Urshela. Los Indios no quieren que se lastime, él va a ser el tercera base titular del equipo. Sin embargo, nosotros volveremos a insistir. Tocaremos ese tema con la organización para que nos presten al jugador.

¿Y el caso de Dónovan Solano, que va pelear por un puesto en el roster de los Yanquis?

En el papel será el campocorto titular de la selección. Creo que ese tema de los Yanquis no se verá afectado. Una semana dentro de unos entrenamientos de un mes, no creo que afecte la lucha que tendrá para ganarse un puesto. Las organizaciones saben lo que tienen. Pero sí esperamos que a Dónovan Solano y Dilson Herrera (luchará por un puesto en el roster de los Mets) no les pongan trabas para estar con nosotros.

Desde que era pequeño, todo estuvo confabulado para que existiera un vínculo entre Luis Felipe Urueta y el deporte. Su papá, Alejandro, fue selección Colombia de voleibol y de bolos y en ese modelo a seguir siempre buscó una actividad en la que se pudiera destacar. Su agilidad, tal vez por herencia, estaba en sus manos y así lo descubrió. Fue portero de fútbol. No lo hizo mal, achicaba bien el ángulo y nunca le tuvo miedo al balón.

Pero el balompié no fue el deporte que se robó los sueños de Luis Felipe Urueta. Fue el béisbol. La organización que significa este deporte de conjunto le llamó la atención. Fue receptor, pero su destreza detrás del plato no llegó a explotar como quiso. No obstante, la agilidad de sus manos hizo que se destacara con el bate. Conectaba las pelotas a placer. El callejón del jardín izquierdo y el central se convirtió en su lugar predilecto para poner las pelotas.

Aunque esa destreza lo llevó a jugar con la selección de Colombia de menores en un latinoamericano y después a la organización de los Diamondbacks de Arizona, el paso de este barranquillero por el béisbol profesional no fue el esperado. Fueron ocho años divididos entre sucursales de Ligas Menores e Italia, que se fueron en un abrir y cerrar de ojos. Pero a pesar de que las cosas no salieron como quiso, el gusto de dirigir y enseñar fue creciendo. Tal vez el modelo a seguir no era el de su papá, sino el de su mamá Carmela Romano, quien fue profesora.

En 2008, cuando tomó la decisión, Arizona nuevamente le extendió su mano. Comenzó a dirigir en República Dominicana, fue coordinador de la academia, después pasó a los Estados Unidos, donde ejerció como coach en clase rookie. El año pasado fue entrenador de tercera en triple A y en 2016 su ascenso continúa. Fue nombrado coordinador de ligas menores. Llegar a Grandes Ligas no lo desvela, es joven (tiene 35) y sabe que no hay prisa: “lo que hago me gusta, es importante. Algún día, si se da la oportunidad de estar en las Mayores, pues se evaluará”, dijo Urueta a El Espectador.

Ese ascenso en su carrera en Estados Unidos se ha visto reflejado en Colombia. En 2011 fue nombrado mánager de los Leones de Montería de la Liga Invernal del béisbol colombiano y en 2015 se coronó campeón nacional y de la Serie Latinoamericana. Este año repitió título local con los Caimanes de Barranquilla. Estas se convirtieron en sus credenciales para ser nombrado como entrenador de la selección de Colombia, que desde el próximo 17 de marzo luchará por una plaza en el Clásico Mundial de Béisbol. El barranquillero habló con este diario del torneo que se jugará en Panamá.

¿Qué significa este reto de dirigir a Colombia?

Es un orgullo. Tenemos la oportunidad de dejar el nombre de Colombia en alto, de llevar al país a competir con las grandes potencias en este deporte en el Clásico Mundial de Béisbol, y vamos a luchar por esa oportunidad. Creo que Colombia tiene todo para hacer un buen papel. Para eso nos estamos poniendo a punto. Pero cabe recordar que en el terreno las cosas son a otro precio, el papel dice una cosa, pero cuando salga el lanzador en el primer inning y tire la primera bola es cuando se sabrá quién está mejor.

¿Cuáles son las posibilidades?

Es el momento para que Colombia esté en un campeonato de primer nivel. Tenemos grandes jugadores, no solamente contando a los Grandes Ligas, sino también a los que están en las menores. La Federación me dio la oportunidad de dirigir este equipo por el conocimiento que tengo sobre estos jugadores. A todos los he dirigido en algún momento, con todos comparto, tengo una buena relación y eso es importante en un torneo corto, no tanto son los nombres, sino que esos jugadores deben estar pasando por un buen momento ese fin de semana.

¿Estarán disponibles los jugadores de Grandes Ligas?

Aún no sabemos si puedan estar. Eso lo vamos a dejar en las manos de ellos. Julio Teherán y José Quintana tienen la experiencia y la veteranía para hablar con el mánager y el equipo para gestionar ese permiso. Lo importante son el deseo y las ganas que se les ven para estar en el equipo y creo que están dispuestos a todo para representar a Colombia. Esperemos que puedan estar, pero si no se da, hay que seguir adelante. Colombia fue al Mundial de Fútbol sin Falcao y realizó su mejor presentación.

¿Hay algún jugador al que le hayan negado ese permiso?

Sí, a Giovanny Urshela. Los Indios no quieren que se lastime, él va a ser el tercera base titular del equipo. Sin embargo, nosotros volveremos a insistir. Tocaremos ese tema con la organización para que nos presten al jugador.

¿Y el caso de Dónovan Solano, que va pelear por un puesto en el roster de los Yanquis?

En el papel será el campocorto titular de la selección. Creo que ese tema de los Yanquis no se verá afectado. Una semana dentro de unos entrenamientos de un mes, no creo que afecte la lucha que tendrá para ganarse un puesto. Las organizaciones saben lo que tienen. Pero sí esperamos que a Dónovan Solano y Dilson Herrera (luchará por un puesto en el roster de los Mets) no les pongan trabas para estar con nosotros.