El suizo Roger Federer y la estadounidense Serena Williams, campeones de Wimbledon en 2003.
Foto: AFP
“Aunque sea difícil creerlo, siento que todavía me quedan retos por alcanzar. Amo saltar al campo, viajar con la familia, hacer una vida de trotamundos, inscribirme en los torneos”, dijo Roger Federer cuando tenía 35 años. En ese entonces, como ahora, el amor por el tenis estaba intacto. “Mi historia de amor con el tenis no ha terminado”, manifestó el hombre que hoy en día está a las puertas de los 40 y de una nueva semifinal de Wimbledon, el torneo más prestigioso del deporte blanco y en el que se ha convertido en el rey.
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