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En un país en el que el fútbol domina titulares y el ciclismo continúa forjando campeones, poco a poco el tenis ha ido ganando terreno. Gracias al esfuerzo y disciplina de sus practicantes, Colombia ha construido una trayectoria respetable en este deporte, respaldada por figuras históricas como Fabiola Zuluaga, Mariana Duque, Catalina Castaño, Alejandro Falla, Santiago Giraldo, Juan Sebastián Cabal y Robert Farah, quienes abrieron definitivamente el camino en los circuitos internacionales, tras los precursores Jairo Velasco, Iván Molina y Mauricio Hadad, entre otros.
Hoy, esa tradición se mantiene viva con una nueva generación de tenistas que ha logrado posicionarse en los torneos más exigentes del mundo. María Camila Osorio y Daniel Galán son prueba de ello. Han demostrado que con constancia, trabajo táctico y mental, es posible competir en escenarios como Roland Garros o Wimbledon.
Su presencia en el top 100 mundial no solo refleja su nivel deportivo, sino también el alto grado de sacrificio personal que implica representar a Colombia en un deporte altamente competitivo.
Una carrera que se forja desde la niñez
La formación de un tenista de alto nivel comienza desde edades tempranas, cuando la disciplina se convierte en parte esencial del día a día. En Colombia, este proceso implica entrenar con constancia en condiciones muchas veces desiguales: no todos los niños tienen acceso a entrenadores calificados, canchas en buen estado o torneos importantes.
En este camino de alta exigencia, el talento por sí solo no basta. Las condiciones económicas también juegan un papel determinante en el futuro de un deportista. Eso lo explica Jhan Fontalvo, periodista especializado en tenis: “Son dos condiciones que tienen que darse: primera, que haya un atleta que juegue bien al tenis, y segunda, que tenga dinero para poder cumplir ese objetivo. Si no tiene alguna de las dos cosas, no va a pasar nada con ese deportista.”
En el caso de Samuel Linde, de 17 años, los resultados reflejan el acompañamiento técnico y familiar que ha tenido, pero también evidencian lo poco común que es ese respaldo. Ya está en ranking ATP al conseguir sus primeros puntos en el Challenger de Cali. Ha logrado clasificar a cuadros principales de torneos en Paraguay, México y Chile. “Todo lo que logro es por la gente que cree en mí. No es fácil, pero vale la pena,” comentó el ahora jugador del equipo Colsanitas tras una de sus más recientes competencias en Sudamérica.
El comienzo de la carrera de un tenista es determinante. Aquellos que no cuentan con continuidad en su desarrollo entre los 10 y 14 años difícilmente alcanzan el nivel para soportar la exigencia del circuito profesional. En ese sentido, más que el talento, lo que marca la diferencia es la constancia en el trabajo, el acceso a procesos bien estructurados y la posibilidad de competir internacionalmente desde edades tempranas.
La importancia de los métodos de entrenamiento
Para un tenista profesional cada jornada es planificada y abarca aspectos que van más allá del juego en cancha. La rutina diaria incluye sesiones de preparación física, práctica técnica y táctica, análisis de video, ejercicios mentales y protocolos de recuperación desde una edad muy temprana.
Andrés Urrea es un jugador nacido en Ciudad de México pero que representa a Colombia desde joven. Su carrera se ha construido especialmente en la modalidad de dobles, en la que ha conseguido varios títulos importantes, como el Challenger de Bogotá 2022 junto a Nicolás Mejía. Su mejor ranking ATP en dobles ha sido el puesto 239, mientras que en individuales alcanzó el puesto 1081.
Con respeto a su proceso comenta cómo ha crecido en el tenis: “Siempre de la mano de mis papás y mis amigos, ellos han sido parte fundamental de un proceso de muchos sacrificios que he tenido que hacer. Obviamente, pasar muchas semanas fuera de casa, y creo que a medida que uno mejor juega, más tiempo tiene que pasar lejos, porque es más la exigencia y la cantidad de torneos que hay que jugar al año.”
Según la Federación Colombiana de Tenis, una sesión rutinaria de entrenamiento puede durar alrededor de cuatro horas. La planificación debe equilibrar las cargas, el descanso, la intensidad y la cantidad de entrenamiento realizado cada día, sin dejar de lado la educación básica y el tiempo en familia.
La alimentación es un pilar fundamental en el rendimiento de un tenista. Una dieta equilibrada, rica en carbohidratos para mantener la energía y en proteínas para facilitar la recuperación muscular, permite sostener el ritmo exigente de los entrenamientos y la competencia.
A la par, el entrenamiento mental es una herramienta clave en el alto rendimiento. Estrategias como la visualización, la concentración y las rutinas repetitivas antes de cada punto ayudan a controlar la presión y mantener el enfoque. Estas prácticas fortalecen la confianza del jugador, marcando la diferencia en momentos decisivos dentro del partido. Daniel Galán, por ejemplo, tiene un gesto característico de mover su muñequera y ajustar su empuñadura antes de cada punto, para darse ánimo.
El orgullo de representar a Colombia
Más allá de los títulos y el ranking, existe una motivación constante por competir representando a Colombia. Para muchos tenistas, llevar la bandera nacional a torneos como el US Open o Roland Garros es el mayor orgullo. “Lo que más me emociona es escuchar mi nombre junto al de mi país en las presentaciones. Eso me impulsa cuando el cuerpo ya no da más,” comentó recientemente María Camila Osorio.
El vínculo se vuelve aún más profundo en competencias por equipos como la Copa Davis o la Billie Jean King Cup. Allí, donde los jugadores que normalmente compiten de forma individual se convierten en compañeros de causa, el tenis adquiere una dimensión colectiva y emocional.
En eventos multideportivos, el tenis colombiano ha tenido una presencia significativa, lo que motiva a Andrés Urrea “Escuchar el himno en un evento de esos, poder representar a Colombia, para mí es algo que sueño bastante. Más allá de jugar en los Grand Slams, es jugar algún día en los Olímpicos, obtener una medalla y escuchar el himno ahí… a mí eso me emociona mucho”.
Un camino que se construye paso a paso
El tenis colombiano continúa su evolución a través del esfuerzo y la dedicación de sus representantes en el circuito Challenger. Jugadores como Nicolás Mejía, quien alcanzó semifinales en torneos ITF M25 y cuartos de final en los Challengers de Ciudad de México, León y Medellín, demuestran el compromiso y la perseverancia necesarios para avanzar en el competitivo mundo del tenis profesional
El desarrollo de torneos en Colombia, brinda oportunidades valiosas para que los jugadores locales compitan en casa y ganen experiencia frente a rivales internacionales. El camino hacia la élite del tenis es exigente y requiere de un compromiso inquebrantable. Sin embargo, los avances y logros obtenidos por los tenistas colombianos son testimonio de que, con esfuerzo y dedicación, es posible alcanzar metas significativas y seguir elevando el nivel del tenis en Colombia.
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