El legado de Sr. Andy Murray

Andy Murray fue campeón en la edición de Wimbledon 2016.

Foto: AFP - GLYN KIRK

La decisión de Andy Murray de retirarse del cuadro principal de Wimbledon poco más de una semana después de someterse a una cirugía de espalda era inevitable, y el anuncio de último momento fue un triste cierre para uno de los capítulos finales de su historia deportiva.

El dolor físico que está padeciendo no es nada comparado con la agonía que está padeciendo por perderse su última aparición en individuales en el escenario de la Cancha Central que tanto significa para él.

“Desafortunadamente, a pesar de trabajar increíblemente duro en su recuperación desde su operación hace poco más de una semana, Andy ha tomado la muy difícil decisión de no jugar los individuales este año”, se lee en el comunicado que publicó Murray.

Aquí fue donde ganó una medalla de oro olímpica después de, posiblemente, su mejor actuación, al destruir a Roger Federer en la final de los Juegos de Londres 2012. También fue escenario de sus dos magníficas victorias en el All England Club en 2013 y 2016, ante Novak Djokovic y Milos Raonic, respectivamente.

Si a esto se le suma una victoria en el US Open 2012, la gloria en la Copa Davis 2015 y dos medallas Olímpicas, son un éxito como una carrera más que exitosa en medio de una era dominada por Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic. No ha ganado tantos Grand Slams como el Big 3, pero esos tres son fenómenos de este o cualquier otro deporte.

Sin duda, la piedra en el zapato de su carrera fue su historial de lesiones en su espalda. A mediados de 2016, era el número uno del mundo, campeón olímpico en Londres 2012 y Río 2016 y campeón de Wimbledon, además de muchos otros títulos que había ganado a lo largo de ese año. Incluso llegó a ser el número uno del escalafón de la ATP y tenía todo el potencial para darle pelea al Big 3.

Jugó la segunda mitad de ese 2016 con una lesión en su cadera en búsqueda de acabar el año en lo más alto de la clasificación mundial. Sin embargo, esto le pasó factura en 2017, se debió retirar de varios torneos para finalmente tomar la valiente decisión de someterse a una cirugía teniendo en cuenta todo lo que esto implicaba para su carrera deportiva.

Después de aquella cirugía, pasó por terapias y largos procesos de recuperación que, eventualmente funcionaron, pero en los siguientes años debió someterse a más procedimientos en la misma zona. A pesar de seguir en el circuito de la ATP, de Masters 1.000 y Gran Slams, Andy Murray no pudo recuperar su magia.

El hecho de que Murray haya logrado lo que hizo mientras esos tres gigantes estaban en su mejor momento hace que su logro sea aún más meritorio. En un deporte verdaderamente global y en una época más difícil que cualquier otra en la historia del tenis, Murray llegó a la cima y fue el hombre capaz de conquistar uno de los mayores desafíos del deporte británico.

Aunque quizá esta no sea la forma en la que Murray quería retirarse de Wimbledon, nadie recordará el desafortunado final de una historia que ha sido tan gloriosa.

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