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Aunque en la temporada de 2008 Rafael Nadal llegó a la cumbre del tenis mundial destronando al entonces invencible Roger Federer, luego de amasar ese año su cuarto título consecutivo de Roland Garros, su primer Wimbledon y el oro olímpico, así como otros cinco títulos más, paradójicamente el español vivió los peores momentos de su carrera como profesional y personal.
Según explicó entonces el doctor Ángel Ruiz-Cotorro, médico de la Federación Española de Tenis, Nadal presentaba una tendinitis de inserción de ambos tendones cuadricipitales con ligero edema óseo en ambos polos superiores de la rótula, una enfermedad que de acuerdo con un experto consultado en su momento por El Espectador podría haber terminado con la carrera del español, pues se trataba de una lesión “degenerativa que, debido a la gran exigencia física del jugador, terminaría tarde o temprano en la ruptura completa del tendón, lo cual dañaría el mecanismo extensor de la rodilla”.
El mundo tenístico se alertaba con las malas noticias sobre la salud del número uno y es que las mismas palabras de Nadal hacían presagiar un futuro incierto: “Llevo varios meses jugando con dolor en las rodillas y no puedo seguir así. El dolor me limita físicamente ciertos movimientos, lo cual hace que tampoco me encuentre bien mentalmente”.
Debido a este traumatismo, Nadal siempre usaba en sus rodillas protectores hechos en cinta que se ajustaban en la parte baja para hacerles presión a los tendones y disminuir las dolencias, y era sometido, además, a un tratamiento intensivo a base de antiinflamatorios orales, mesoterapia local más fisioterapia con potenciación muscular progresiva de ambos cuádriceps.
Sin embargo, después de casi dos años de intensos dolores, en abril de 2010 la vida de Nadal cambió del cielo a la tierra, luego de conocer a uno de los ortopedistas y traumatólogos más prestigiosos del mundo, el doctor Mikel Sánchez. Por el consultorio de este español, repleto de fotografías de los deportistas que ha curado y de notas de agradecimiento de sus pacientes, han pasado reconocidas figuras como el rey Juan Carlos. Al igual que Rafa, las más de 800 personas que atiende cada año lo visitan con la esperanza de recuperarse de la lesión que los aqueja. Milagrosamente la mayoría logra resultados rápidos y permanentes, tal como le ocurrió al tenista de 24 años.
El secreto es un método desarrollado por Sánchez, pero que hoy en día ya se practica en diferentes clínicas de Europa, que consiste en infiltrar en las zonas dañadas un plasma enriquecido que se obtiene a partir de la sangre del paciente. Los resultados son asombrosos, a tal punto que antes de un torneo importante y cuando siente que sus rodillas no están respondiendo de manera adecuada, el número uno del mundo acude a la clínica USP La Esperanza, de la ciudad de Vitoria, España, en donde su ortopedista de cabecera le infiltra plasma en cada una de sus rodillas para mejorar su tendinitis.
A pesar de su apretada agenda, el doctor Sánchez, quien acaba de ganarse el Premio Mapfre de Desarrollo en Traumatología por el método que creó para tratar lesiones degenerativas de tendones como la de Nadal, habló con El Espectador para contar los detalles del tratamiento que trajo de regreso a las canchas al tenista y su impacto en el rendimiento del deportista.
¿En qué consiste exactamente el tratamiento que salvó la carrera tenística de Nadal?
Cuando hay una lesión se produce un sangrado y a partir del coágulo formado hacemos la reparación del tejido, la cual se genera a partir de un estímulo celular. ¿Cómo? Lo que hacemos es concentrar las proteínas que se encuentran dentro de las plaquetas y en el plasma sanguíneo, y que estimulan estas células para que se produzcan diferentes fenómenos como la multiplicación celular, la aparición de nuevas células en el lugar de la lesión, fundamentalmente son células madre, y la síntesis de matriz extracelular.
¿Qué les ofrece este tratamiento a deportistas de la combatividad de Nadal?
Una reparación de la lesión en un tiempo más corto de cómo se produciría en una evolución natural y lo que es más importante, en el mundo deportivo, intentamos evitar que las lesiones vuelvan a aparecer. Estas recaídas se dan con cierta frecuencia en algunos tipos de lesiones, como las musculares, y es de vital importancia evitar las nuevas re-roturas en el mismo lugar.
¿Cualquiera puede someterse a este tipo de tratamiento?
No sólo los deportistas de élite pueden hacerlo, cualquier persona que tenga una fractura o una rotura de un tendón, así como una lesión del aparato locomotor, es susceptible de seguir este tratamiento. La finalidad es la misma: acortar el tiempo de curación.
¿Cuándo llega el tenista español a su consultorio?
Rafael Nadal se sometió al tratamiento con plasma rico en factores de crecimiento después del último Torneo de Roma. Acudió al consultorio buscando revertir la mala evolución de sus tendinopatías.
¿Cómo ha sido su recuperación?
Espectacular, y en un tiempo más corto del que habíamos previsto. Esto puede deberse a que las condiciones físicas de un deportista de este nivel, así como su capacidad de trabajo para su recuperación funcional, son también fuera de lo normal.
Desde que está en tratamiento, ¿qué tipo de actividades ha tenido que interrumpir Nadal?
No hay ninguna contraindicación desde el punto de vista físico, es más, es imprescindible realizar ejercicio progresivo durante el tratamiento porque no sólo hay que estimular el tejido desde el punto de vista biológico, sino que también hay que hacerlo mediante ejercicios físicos, con el fin de orientar las fibras de la cicatrización.
¿Se trata de un procedimiento muy costoso?
El precio varía según la patología que presenta el paciente y también depende del centro donde se realice.
¿Ustedes son los únicos en ofrecer este tratamiento?
Nosotros fuimos los pioneros, pero ahora hay muchos lugares que lo hacen. Recientemente han salido al mercado varios sistemas para concentración de plaquetas, no todos de la misma calidad ni con el mismo resultado final. Eso quiere decir que actualmente se está expandiendo el tratamiento en muchos países, tanto en Europa como en América del Norte o América del Sur, y hay médicos que lo aplican. Pero los pacientes deben ser precavidos y conocer muy bien el procedimiento, pues el protocolo de aplicación es muy importante para obtener un resultado óptimo.