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El gobierno brasileño confirmó ayer que la muerte de una joven ocurrida en abril del año pasado fue causada por el zika, lo que supone el tercer fallecimiento provocado por ese virus que se confirma en el país. Justamente estas noticias son las que han causado que deportistas, entrenadores y directivos estén preocupados por su presencia entre el 5 y l 21 de agosto en Río de Janeiro, con el desarrollo de los Olímpicos.
Brasil es uno de los países más afectados por el zika en América Latina, lo cual llevó al Gobierno a declarar desde el año pasado una alerta sanitaria ante el aumento de casos de microcefalia en bebés recién nacidos, que se sospecha pueden estar asociados al virus.
Para ello, el Comité Olímpico Internacional estudia con sus socios en Río cómo implantar medidas para tratar las bolsas de agua estancada alrededor de las sedes olímpicas, donde crían los mosquitos, y minimizar los riesgos de quienes entren en contacto con ellos.
“Damos la bienvenida a las acciones tomadas por la OMS. Estamos en estrecho contacto con ella y seguimos sus indicaciones”, señaló el COI.
El organismo olímpico subraya que es importante recordar que los Juegos se celebrarán en Brasil durante los meses de invierno de agosto y septiembre, cuando el clima más seco y más fresco reduce significativamente la presencia de mosquitos y, por tanto, el riesgo de infección.
Varios comités olímpicos nacionales han expresado en las últimas horas su preocupación por la salud de los atletas y han dicho que entenderían la renuncia de los deportistas a participar en los Juegos si la situación no mejora.
El COI ha enviado una carta a todos los comités nacionales y a las federaciones internacionales en la que recuerda que el 80% de las personas infectadas por el zika no presentan síntomas y quienes los tienen los padecen entre dos y siete días, pero apunta al inusual crecimiento en Brasil del número de niños nacidos con microcefalia.
En su carta, el COI asegura a sus socios que se revisarán a diario las sedes olímpicas en busca de criaderos del mosquito Aedes aegypti, que transmite el virus, y señala que las autoridades de Río proporcionarán en todo momento pautas de actuación a deportistas y visitantes. Hasta el momento, las medidas se resumen en el uso de repelentes y prendas de vestir que cubran la mayor superficie posible del cuerpo.
Sin embargo, el tema sigue siendo delicado y preocupa. Por ejemplo, el entrenador de Jessica Ennis-Hill, vigente campeona olímpica de heptatlón, espera que el campo de entrenamiento de Gran Bretaña antes de los Olímpicos se organice fuera de Brasil. “Los entrenadores son responsables de la salud y no desearía que un atleta vaya a donde hay riesgos a largo plazo”, declaró Toni Minichiello.
La nadadora española Mireia Belmonte, medallista olímpica, también habló sobre la amenaza del virus del Zika: “Es un tema importante que hay que tratar. Antes de ir hay que estar seguros de que no hay riesgo de contagio”.