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Elkin Serna y Moisés Fuentes, leyendas paralímpicas de Colombia

El atleta y el nadador han ganado dos medallas cada uno en ediciones anteriores de estas justas. Este año van por la primera de oro. La delegación colombiana en Brasil es de 39 atletas.

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Redacción Deportiva
07 de septiembre de 2016 - 04:23 p. m.
Elkin Serna y Moisés Fuentes, leyendas paralímpicas de Colombia
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El paralimpismo en Colombia ha estado en los últimos años en constante evolución. Cada vez son más las personas con discapacidad que encuentran en el deporte una oportunidad de vida, una manera de sentirse fuertes y de superar sus dificultades gracias a su valentía y ganas de salir adelante. La historia del paralimpismo en Colombia empezó en los Juegos de 1976, cuando 11 atletas llevaron por primera vez la bandera tricolor a esas justas.

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Pero fue Pedro Mejía quien en 1980, en Arnhem (Holanda), se colgó las primeras preseas para Colombia en unos Juegos Paralímpicos. El vallecaucano ganó oro en los 100 metros pecho y bronce en los 100 metros espalda. Pero luego tuvieron que pasar siete ediciones para que uno de nuestros deportistas volviera a subirse a un podio paralímpico. Fue en Pekín 2008, cuando el antioqueño Elkin Serna terminó segundo en la maratón y Moisés Fuentes acabó tercero en los 200 metros pecho. Los dos repitieron podio en Londres 2012, pero esta vez el metal que se colgó el santandereano no fue de bronce sino de plata. Así es como Colombia ha conseguido seis preseas paralímpicas y en esta edición en Río 2016, que se inaugura hoy, se espera lograr el mayor número de medallas en unas justas. Con los 39 atletas colombianos en acción, el presupuesto del Comité Paralímpico es de por lo menos seis metales.

De Fuentes y Serna siempre hay que esperar algo bueno, mucho más porque esta es su tercera cita paralímpica y llegan con la motivación de repetir la hazaña de Pedro Mejía, es decir, colgarse la presea de oro. Pero entre los 39 atletas se destacan jóvenes que en los últimos años han brillado en las competencias del ciclo paralímpico, como es el caso del nadador santandereano Nelson Crispín, el abanderado de la delegación y quien es favorito para ganar medalla, o Carlos Daniel Serrano, el nadador que fue la gran figura en los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015, ganador de cinco oros y una plata.

Los pasos de Serna y Fuentes

Elkin Serna nació el 13 de enero de 1985 en Urrao (Antioquia), en una familia trabajadora y agraria. Su vida ha estado marcada por la violencia que ha vivido Colombia. Fue víctima del desplazamiento armado, el cual le quitó oportunidades. A pesar de esto, la berraquera de este paisa siempre ha salido a relucir y ha sido capaz de encargarse de su familia, ha pintado cueros de chivo para conseguir el sustento de su casa y ha sido el héroe de una familia de deportistas. “Mi limitación es visual. Tuve una mala cicatrización cuando niño, mis papás no se dieron cuenta, así que crecí con este problema. Cuando lo detectaron fue muy tarde, no hubo una cura científica ni médica”, comenta el antioqueño, quien encontró en el deporte el medio para sostener a su familia y triunfar como su paisano, el pedalista Rigoberto Urán.

Elkin padece de retinitis pigmentosa, una discapacidad visual en la que la retina pierde sensibilidad, y puede terminar con una ceguera total. “El día de hoy veo un 10 o 20 %, puedo caminar solo pero veo a las personas y las cosas cuando estoy muy cerquita”, asegura el atleta que comenzó a practicar este deporte cuando tenía 16 años. Por cosas de la vida, ganó la primera competencia en que corrió, y eso lo motivó a seguir. En esa época sus rivales eran atletas convencionales, y a pesar de su limitación, él les competía de igual a igual, por eso Libardo Hoyos se fijó en él y fue el artífice de lo que es hoy el doble medallista olímpico: toda una leyenda.

Por su parte, el destino le permitió a Moisés Fuentes vivir una vida sin limitaciones físicas hasta el día que un impacto de bala en la médula le quitó la capacidad de caminar. Cuando tenía 17 años sufrió el momento más duro de su vida: la muerte de su hermano Rodrigo y la pérdida del movimiento de sus piernas por una lesión medular a nivel de las vértebras 9 y 10.

Era el 13 de octubre de 1992 cuando, junto con su hermano Rodrigo, se encontraban en Santa Marta y fueron víctimas de un atentado. Rodrigo murió por un impacto certero de bala, mientras que Moisés quedó parapléjico. Pero con las mismas ganas que demuestra ahora para dar brazadas debajo del agua, decidió pasar la página y continuar su vida. La berraquera del santandereano salió a relucir en esos momentos y, con la ayuda de su familia, el nadador paralímpico se comenzó a forjar.

Un año después del atentado, unos compañeros en iguales condiciones lo animaron para que empezara a asistir a clases de baloncesto, y así fue como comenzó a practicar deporte para discapacitados. Pero Moisés no sabía que lo que se inició como una terapia terminaría siendo una rutina de vida que lo convertiría en un hombre histórico para Colombia.

En 1999 se inclinó por la natación, ganó todo a nivel nacional y se consagró en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008, con un bronce con el que pocos contaban. Pero ese día quedó triste porque sentía que podría dar más, y cuatro años más tarde ganó plata. Y aunque tiene ya más de 40 años, siente que puede luchar por el oro en Río y terminar su carrera como deportista de la mejor manera posible, oyendo el himno de Colombia en el complejo acuático de Río.

Por Redacción Deportiva

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