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Si usted hubiera pagado 250 dólares (alrededor de 796 mil pesos) por una boleta para la final del Masters 1.000 de Miami, y fuera aficionado de Roger Federer, tendría sentimientos encontrados. Primero, felicidad por el triunfo del suizo y su título 101 como profesional y segundo, una sensación de querer un poco más, pues el partido frente a John Isner solo duró una hora y tres minutos.
Lo cierto es que en esta edición del torneo, la primera en las nuevas instalaciones del torneo (dejó el complejo de Crandon Park en Key Biscayne), Federer fue el mejor de principio a fin, solo perdió un set a lo largo del campeonato y demostró que su juego sigue impecable, que con el paso de los años se mantiene en lo más alto del circuito.
Sí, puede que el desgaste hecho a lo largo de la semana, de ganar encuentros contra rivales complicados, le haya costado a Isner, quien con terminó el duelo en medio de molestias físicas, sin poder mover su humanidad con comodidad (mide 2.07 metros). Pero eso no le quita mérito a Roger que, hasta el 4-4 del segundo capítulo, hasta donde aparentemente hubo igualdad de condiciones, el suizo fue mejor.
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Curiosamente hace 17 años Federer ganó el primero de los 101 títulos que tiene hoy, de la cantidad de trofeos que ahora lo deja a ocho coronas de Jimmy Connors, el más triunfador de la historia del tenis.
Cuarta vez que el considerado mejor tenista de todos los tiempos se impone en Miami (2005, 2066, 2017 y 2019), la segunda en la que no tiene que pasar de los dos sets. Los adjetivos se agotan para definir lo que hace un hombre que, a sus 37 años, sigue acrecentando una historia que no parece tener fin, que sigue sumando victorias y victorias.
Un momento para guardar 😃
— ATP Tour en Español (@ATPTour_ES) March 31, 2019
Así conquistaba @rogerfederer el @MiamiOpen 2019. ¡Tremendo nivel!
🎥 @TennisTV pic.twitter.com/m1SAZNiuFs
“Ojalá Roger Federer juegue por siempre”, las palabras de Isner que definen de la mejor manera lo que puede sentir todo el mundo al verlo en una cancha.