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Hamilton necesitaba acabar entre los cinco primeros, independientemente de los que hiciera Massa. Y eso fue lo que hizo, aunque sufriendo hasta el último metro. En un final de infarto y bajo la lluvia, el inglés cruzó la línea de llegada en la quinta plaza ante la desesperación del piloto paulista.
Massa también hizo lo que tenía que hacer, ganar la carrera, pero el milagro al final no se produjo, pese a que se rozó en la última parte de la prueba. Hamilton, que no tenía que hacer nada espectacular, como él mismo dijo la víspera, al final tuvo que exprimirse al máximo para lograr su objetivo.
Cuando la lluvia apareció por segunda vez sobre la pista paulista, a tres vueltas de final, el británico fue superado por el alemán Sebastian Vettel (Toro Rosso-Ferrari), lo que le colocó en una sexta e insuficiente plaza. Pero el británico, en vista de que el panorama se había puesto muy negro, se lanzó como un desesperado en busca del germano, con el que no pudo en ningún momento.
Pero Hamilton llegó hasta otro alemán, Timo Glock (Toyoya), quien había optado por no cambiar a neumáticos de agua y mantener los de suelo seco. El británico lo aprovechó y lo superó cerca de la línea de meta para cruzarla en el quinto puesto y con el título en el bolsillo.
Ese sobrepaso será hasta el momento el más importante en la vida del piloto inglés, toda vez que fue el que a la postre le dio el puntaje ideal para superar por una unidad a Massa, quien segundos antes ya había ganado la carrera y veía con resignación como el británico le arrebataba el trofeo de las manos.