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El objetivo y la meta es clara: los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Aunque antes en el camino de Jessica Paola Caicedo se cruzó el Mundial de Boxeo Femenino que se disputa en Nueva Delhi, India, en el que este sábado logró quedarse con la medalla de plata para Colombia. La peleadora vallecaucana cayó ante la china Lina Wang en la final de la categoría de los 81 kg, quedándose con una presea histórica para el boxeo colombiano.
La decisión fue unánime. La impresión de Caicedo cuando finalizó el combate fue la de levantar los brazos y sentirse ganadora. En el tercer round fue ella la de la iniciativa y quien conectó mejores golpes en el rostro de la asiática. Pero segundos después de terminada la pelea, ambas en la mitad del cuadrilátero, el juez levantaría los brazos de Wang dándole así el oro y el título mundial, y la plata y el subcampeonato a la colombiana.
Caicedo, una boxeadora impulsada por el coraje
El primer acercamiento de Jessica Paola Caicedo al boxeo fue un descarte. Todo comenzó en una jornada de masificación que realizaba la Liga del Valle, encabezada por dos entrenadores: Arley Castro y Orlando Leyton. El cuadrilátero era una calle del municipio de Palmira. El objetivo de esos combates era buscar jóvenes que estuvieran interesados en el boxeo. En una de esas jornadas Jessica le cogió gusto a este deporte lleno de golpes, sudor y coraje. Cuando intentó comenzar a entrenar un ojeador la rechazó por su peso, su contextura y su casi nulo rendimiento físico.
Castro, uno de sus formadores, sí le vio talento. “Ella no podía hacer ni cinco flexiones de pecho, pero tenía una voluntad y unas ganas que la hacían distinta”. En Colombia no es común que surjan y tengan éxito boxeadoras de pesos grandes. Por el biotipo de las mujeres y porque hay otros países que en esas categorías tienen un nivel muy alto, pero esa dificultad no fue la primera lucha que tuvo que librar Jessica, quien mide un metro y 78 centímetros. El primer obstáculo fue ella misma.
“Sufría mucho porque su cuerpo tendía a subir de peso, pero ese aumento de masa no era muscular sino de grasa”, recuerda Castro, quien fue el primer entrenador que se preocupó por mejorar su rendimiento físico. Lo hizo a partir de ejercicios en los que probaban su resistencia aeróbica y anaeróbica. “Eso le ayudó mucho, pero sufrió demasiado por su contextura. Haber llegado al punto en el que está hoy, solo lo hace una deportista con mucho coraje. Esa lucha contra el propio cuerpo de uno es más dura que subirse a un cuadrilátero a recibir golpes”, enfatiza Castro.
El coraje y la convicción de que con el boxeo iba a poder ayudar a su familia y formar un proyecto de vida la llevaron a ser campeona nacional en su división y plata en los 75 kg de los Juegos Suramericanos de Cochabamba (Bolivia) y en los Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, este año.
Su llegada a la selección nacional fue en 2013. “La elegí para el equipo porque le vi buenos movimientos y en su momento no entendía cómo nunca había sido convocada para representar al país. Desde entonces hasta acá ha ido mejorando notablemente”, apunta Rafael Iznaga, entrenador principal de la selección colombiana de boxeo.
“Jessica llegó a este Mundial en la India siendo campeona nacional de su división, pero antes de viajar tuvo una preparación de tan solo 13 días en Francia, en donde peleó contra boxeadoras de Finlandia y Holanda”, señala Iznaga.
“Nosotros les apuntamos a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Por eso la pusimos a competir en 81 kg”, asegura Iznaga. La idea, según el seleccionador, es que adquiera confianza, que crea en la potencia de sus golpes y que ese fogueo con boxeadoras más fuertes la haga adquirir mayor resistencia y potencie sus movimientos. La estrategia por ahora va mejor de lo planeado. La vallecaucana buscará la gloria en Tokio siendo subcampeona del mundo.