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En una jornada infortunada se convirtió para Juan Pablo Montoya la Brickyard 400, vigésima válida de la Copa Sprint de Nascar, y segunda carrera en importancia de esta serie, celebrada el domingo en el óvalo de Indianápolis.
El colombiano partió desde la primera casilla, lideró durante 86 vueltas de las 160 que se corrieron en total, y justo cuando todo indicaba que esta se convertiría en su primera victoria en óvalo, desde su llegada a la Nascar en el 2006, nuevamente se repitió la historia del año pasado y tuvo que ver como la victoria se escapaba de entre sus manos.
Faltando 20 vueltas para el final Montoya conducía exitosamente el auto Chevrolet No. 42, que le respondía al 100%, pero una bandera amarilla provocó una larga parada en pits por la decisión del equipo de cambiar las cuatro llantas cuando sus rivales cambiaron sólo dos.
Montoya salió perdiendo importantes posiciones con sus rivales lo que produjo una molestia, pues esto significó que en la rearrancada tuviese que superar además, las dificultades de pista y se ubicó octavo.
En su desesperada lucha por volver a la punta de carrera, faltando 15 vueltas para el final, el colombiano perdió el control de su vehículo y rozó el muro. Ese incidente provocó que el vehículo No. 88 lo impactara por detrás, con lo cual ambos autos quedaron fuera de competición.
Al final, Montoya fue ubicado en el puesto 32. La carrera la ganó su compañero de equipo, Jimie McMurray.
El bogotano es ahora 22 en la clasificación general, con 2.121 puntos.