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La carrera de su vida

El piloto alemán, siete veces campeón de la Fórmula Uno, sufrió un traumatismo craneal severo en un accidente mientras esquiaba.

Redacción Deportiva
30 de diciembre de 2013 - 07:47 p. m.
El heptacampeón mundial de la Fórmula 1, Michael Schumacher, también es un apasionado por el esquí y el fútbol.  /EFE
El heptacampeón mundial de la Fórmula 1, Michael Schumacher, también es un apasionado por el esquí y el fútbol. /EFE
Foto: AFP - VINCENZO PINTO

El piloto alemán Michael Schumacher, que se encuentra en un estado crítico tras un grave accidente de esquí, fue durante mucho tiempo el patrón absoluto de la Fórmula 1, categoría que dominó con su agresividad y arrogancia durante más de una década.

Tras retirarse definitivamente de los circuitos en noviembre de 2012, a los mandos de un Mercedes, con un séptimo puesto en el Gran Premio de Sao Paulo, Brasil, la carrera número 308 se su trayectoria en la máxima categoría del automovilismo, Schumi juró no regresar a la competición.

Sin embargo, continuó ligado a la Fórmula 1 con un puesto relacionado con la seguridad en Mercedes, la marca de Stuttgart, con la que firmó un contrato de larga duración, un puesto sorprendente para un hombre que nunca supo hacer las cosas con calma.

El amor por la velocidad y el riesgo que marcaron su carrera estuvieron también presentes en el accidente que sufrió el domingo cuando practicaba esquí fuera de pistas en la estación de Meribel, en los Alpes franceses, junto a su hijo de 14 años.

En 2009, en España, Schumacher ya había sufrido un grave accidente de moto que le provocó heridas en una vértebra y en el cráneo, aunque su vida no estuvo en peligro, como ahora.

El alemán lo hace todo a gran velocidad. Es el campeón más laureado de la historia de la Fórmula 1, con siete coronas. Schumi sumó 91 victorias en la disciplina, 69 poles positions y 77 vueltas más rápidas en carrera.

Schumacher logró su primer título tras una colisión con Damon Hill, su rival británico, en el último Gran Premio de la temporada 1994, en Adelaida (Australia).

Ese incidente se produjo sólo seis meses después del accidente que le costó la vida a otro mito de la Fórmula 1, el brasileño Ayrton Senna, en Imola (Italia).

Casado y padre de dos hijos, Schumacher fue durante mucho tiempo un campeón frío, un piloto tan agresivo como calculador, al que solamente se veían relajado cuando practicaba algunas de las otras disciplinas que lo apasionaban, el fútbol y el esquí.

Tras sus dos primeros títulos con Benetton (1994 y 1995), el alemán fichó por Ferrari, con la que ganó otros cinco cetros mundiales de manera consecutiva, de 2000 a 2004. Esa fue su época triunfal, cuando formaba parte de un equipo de ensueño, con Ross Brown como director técnico de la Scuderia y Jean Todt como gran jefe de Ferrari.

Fernando Alonso, acabó con aquel dominio avasallador y Schumi tuvo que contentarse con acabar tercero del campeonato en 2005 y segundo en 2006. Tras esa temporada, el alemán anunció su retirada, asegurando que sus “baterías están vacías”, pero lo que realmente no podía soportar era no ganar. Fue su primera retirada, 15 años después de su debut en Fórmula 1, en el Gran Premio de Bélgica de 1991.

Pero añoraba el rugido de los motores y en 2010 anunció su regreso a la Fórmula 1, esta vez con los colores de Mercedes, pero en tres años no cumplió su sueño de una nueva victoria. En el otoño de 2012 recibió la invitación a marcharse, después de que su equipo anunciara la contratación del británico Lewis Hamilton, campeón del mundo en 2008.

Otro alemán, Sebastian Vettel, ya reinaba entonces en la Fórmula 1. El cuatro veces campeón del mundo era conocido como Baby Schumi por haber empezado su carrera en una pista de karting propiedad de la familia Schumacher. “Perder es a la vez más difícil y más instructivo que ganar”, declaró entonces el heptacampeón, en una sorprendente muestra de humildad, común en su etapa en Mercedes.

Nacido en Hürt, en las afueras de Colonia, el 3 de enero de 1969, este hijo de albañil y cantinera guardó mucha más discreción tras su segunda retirada.

Fijo su residencia en Suiza, por cuestiones fiscales, pero dejó de ocupar las portadas de los diarios. Solo dio que hablar en junio pasado, cuando prometió medio millón de euros a las víctimas de las históricas inundaciones en Alemania. En 2004, ya había donado 7,5 millones de euros para las víctimas del tsunami de Indonesia.

Amante de los karts desde su infancia, Schumacher es un apasionado de la velocidad. Con cuatro años, su padre equipó un bólido con un motor de ciclomotor, que inmediatamente destruyó estampándolo contra un semáforo. A pocos días de cumplir 45 años, el 3 de enero, Shumacher se encuentra en un estado crítico, como consecuencia de su pasión por la velocidad y el riesgo.

Por Redacción Deportiva

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