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La historia del corredor argentino que llegó para los 30 años de Maratón Medellín

Este domingo 1° de septiembre, más de 24 mil corredores saldrán a las calles para participar en la Maratón Medellín. Entre ellos, estará Santiago García, un hombre que aceptó una invitación que empezó por Instagram.

Adriana Cooper
31 de agosto de 2024 - 02:04 p. m.
Santiago García es uno de los invitados internacionales más destacados que llegan para este evento deportivo.
Santiago García es uno de los invitados internacionales más destacados que llegan para este evento deportivo.
Foto: Mar de Leva Producciones
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Es jueves, está de noche, y el último piso del Centro Comercial Oviedo está lleno de personas que llegaron con una ilusión: ver de cerca a Santiago García, un corredor al que muchos de ellos siguen cada semana a través de Instagram. Ahí y durante 6 veces a la semana (descansa los viernes), publica videos en los que da consejos, ánimo o explica situaciones vividas. Con esa honestidad suya que le sale en las palabras y en el cuerpo, cuenta en qué tiempo hizo en una carrera, sin importar si estuvo bien o no tanto.

También dice qué dudas han estado en su cabeza. Ahí, al comienzo de la conversación, cuenta que llegó a Medellín por una invitación de Diego Ortega, un abogado que dejó las leyes para dedicarse a correr y a entrenar a otros. Creador del equipo Runmaker, había leído Correr para vivir, vivir para correr, un libro de Santiago García, periodista y crítico de cine. Después de seguirlo en Instagram, pensó en la posibilidad de invitarlo a Medellín, para su maratón clásica que este domingo 1° de septiembre cumple 30 años. Finalmente, lo convenció y así fue cómo llegó para la celebración de los 30 años de Maratón Medellín.

La línea que lo cambió todo

A sus 54 años de vida, Santiago García ya ha corrido 39 maratones literales (para los más inexpertos, vale la pena recordar que una maratón tiene un recorrido de 42 kilómetros) y ha completado dos veces las llamadas 6 majors o carreras más importantes del mundo: Boston, Berlín, Chicago, Londres, Nueva York y Tokio. Además de esto, ya participó seis veces en el Cruce de los Andes y ha estado en otras carreras menos conocidas en el mundo. Una de las recientes fue la Maratón de Puerto Rico, una carrera en la que celebró “el hecho de haber llegado vivo”, por el desafío que implica correr en medio del calor del trópico.

Cuenta que todo empezó hace 17 años, el día en que cruzó la primera línea de una carrera: “ahí supe que no quería hacer otra cosa, que quería correr para siempre”. Corrió su primera maratón en el 2009, sin entrenador, con simpleza.

Olvido los dolores, los miedos y las molestias: “es como si en cada línea que cruzas, estuvieran ahí los Hombres de Negro (Men in black es el título en inglés de la película) para quitarte los recuerdos y puedas así, volver a intentarlo.

De aquellos días iniciales de exploración queda solo el sentimiento. Desde entonces, ha perfeccionado la técnica y tiene al mismo entrenador desde hace 14 años: “un entrenador te cuida, te escucha y nunca te lleva al límite”, dice. Y agrega que para esto se necesita tener claridad sobre esa unión de las posibilidades con factores como la edad, la distancia que se desea correr o los límites personales.

Después de tantos kilómetros pasados y por venir, dice que ya no le asustan esos dolores que a veces aparecen en las carreras: “así como vienen, se van”. Su honestidad y experiencia ha hecho que lo busquen personas provenientes de diversas ciudades del mundo e interesadas en este deporte.

Un deporte sin atajos y “menos carreras”

Su pasión por correr se siente de inmediato. No importa si se trata de alguno de sus videos de Instagram o de alguna intervención suya en cierta conferencia o evento deportivo. Sobre el también llamado “running”, valora la honestidad del trabajo propio: “cada uno de los minutos logrados cuesta. Aquí no hay atajos, aquí no entra el balón en el último minuto, aquí, lo que uno recibe, es lo que das”.

Para no perder la emoción de las carreras, recomienda inscribirse en un número menor de ellas al año, para no acostumbrarse. Y cuenta que ahí, en las carreras, lo ha visto casi todo: gente que llora al atravesar la línea de llegada, algunos que participan después de una tragedia familiar o personas que por su apariencia externa aparentan ser mayores y avanzan, a pesar de los prejuicios de muchos.

“Te van a querer igual”

Uno de los momentos más llamativos de esta charla en la que logró mantener la concentración, fue el momento en el que habló de las dificultades que a veces se viven en el recorrido: “Cuando la carrera esté difícil, acordate tu papá estaba orgulloso de vos. La gente que te quiere, te va a querer al final, no importa qué distancia corras”.

De todos sus viajes, de toda su experiencia, destaca la capacidad de acercarse a las personas y escuchar su historia. “En todo este tiempo aprendí que correr es una comunidad y ya me dio una familia. Si alguien empezó a correr por culpa mía, me siento feliz. Siéntanse felices si eso les pasa a ustedes también”, dijo a los asistentes.

Es jueves de noche y la gente sigue ahí, atenta a sus palabras o a la espera de un autógrafo. Todos llegaron para conocer la historia de este corredor que va por el mundo con su historia y que vino a Medellín, gracias a su sentido común, experiencia y generosidad que se nota en las publicaciones de Instagram.

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