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Un suspiro salió de la boca de Joaquín Fernando Gutiérrez mientras se encontraba en el círculo de espera de Fenway Park el 22 de abril de 1984. Era su décima aparición de la temporada, pero apenas la tercera como titular con los Medias Rojas de Boston, equipo que lo firmó en 1978 con 18 años. Jackie, como es conocido este pelotero colombiano, caminaba al plato moviendo el bate con sus muñecas y mirando fijamente a Jeff Bettendorf, lanzador de los Atléticos de Oakland.
– ¡Vamos Jackie! – se escuchó dentro del dogout de la novena de Boston junto con el chocar de las palmas.
El sonido no lo desconcentró. De hecho, pasó desapercibido para el colombiano, quien antes de entrar a la caja de bateo escupía el exceso de agua que le dejaba en su boca el masticar tabaco. En la lomita estaba Bettendorf, quien recién había ingresado para tratar de frenar la ofensiva de Boston, que en cuatro entradas había sacado una ventaja de cinco carreras.
Jackie se para en la caja de bateo con la intención de mejorar su promedio al bate (bateaba de 8-1 en la temporada), así que su concentración está puesta en la bola que sale de las manos del lanzador de los Atléticos. El cartagenero estudia cada lanzamiento de Bettendorf, hasta que por fin ve una recta que le gusta, la sincronización ojos-manos no puede ser mejor: el bate conecta la pelota del pitcher en un ángulo perfecto para que la potencia la haga recorrer los 115 metros que hay desde la caja de bateo hasta el ‘monstruo verde’ y con la suficiente altura para superarlo. ¡Jonrón!
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La algarabía de las 14,025 personas que esa tarde se encontraban en Fenway Park se escuchó antes que Jackie Gutiérrez comenzara a recorrer las bases. La felicidad no se la ocultaba ni el bigote, que siempre lo acompañaba y esa cara que lo hacía parecer un tempano de hielo cambió rotundamente. “Fue un momento grandioso, de muchas emociones, recordé a toda mi familia, a mi padre, quien había muerto recientemente, a mi mamá y a mis hermanos. Fue una gran felicidad.”, recordó en diálogo con El Espectador el cartagenero.
Ese batazo fue el primer cuadrangular conectado por un colombiano en Grandes Ligas. Ni Lou Castro, ni Orlando Ramírez habían logrado el hito que Jackie Gutiérrez alcanzó en Fenway Park, “fue una alegría que quería compartir con todo el mundo, así que me comuniqué con gente cercana en Colombia para narrarles lo que había hecho”, agregó con una sonrisa.
Del atletismo al béisbol
Pero aunque en los libros de historia de este deporte quedará que Joaquín Fernando Gutiérrez fue el primer colombiano en conectar un cuadrangular en Grandes Ligas, la incursión en el deporte de este cartagenero, que en junio cumplió 55 años, no fue exclusivamente por la pelota caliente, “vengo de una familia deportiva, mi padre Campo Elías Gutiérrez y mi hermano Freddy fueron olímpicos en atletismo. El primero en Alemania 1936 y el segundo en Tokyo 1964”, afirmó.
Su hermano fue corredor de 100 metros y fue campeón nacional en Colombia con una marca 10:03, así que -siguiendo los pasos de su familia-, Jackie Gutiérrez a los 11 años comenzó a practicar velocidad, salto alto y largo y aunque mostraba condiciones, Gustavo (otro hermano) lo animó para que probara con otros deportes.
– El atletismo me ha dado viajes, medallas, pero nunca pude comprarle la casa a la vieja, busca algo que te dé para hacerle ese sueño realidad a mamá – fueron las palabras de su hermano.
A los 14 años inició el amor entre Jackie Gutiérrez y el béisbol, uno que duraría para siempre. En 1974 en Barranquilla arrancó su carrera como pelotero, “comencé a jugar con el equipo Olímpica-Cerveza Águila, después pasé por el béisbol de República Dominicana, Venezuela, hasta que fui firmado por los Medias Rojas en 1978”, recordó con anhelo.
En Grandes Ligas jugó seis años para tres equipos: Medias Rojas de Boston, Orioles de Baltimore y Phillies de Filadelfia. En total bateó para promedio de .237 con cuatro cuadrangulares, 63 carreras impulsadas, 106 anotadas y 25 bases robadas, también jugó en Puerto Rico, Taiwán y Canadá y en 1995 se retiró como jugador profesional en Cartagena.
Pero esta ciudad, donde actualmente está radicado, no lo ha dejado alejarse del béisbol. Allí entrena a su hijo para que siga sus pasos, “lo veo como aficionado y tiene un gran futuro, él ama este deporte como lo hace su papá”, dijo el hoy asistente de los Tigres de Cartagena, que para esta temporada se reforzaron con peloteros cubanos y algunos de ligas menores con el objetivo de retomar el cetro de la Liga Claro de Béisbol. “Tenemos un equipo competitivo, creo que será una buena temporada”, finalizó Jackie Gutiérrez.