
María Alejandra Marín, con el Mulhouse de Francia.
Foto: Mulhouse
¡La espera se le hacía eterna! Después del día en el que descubrió el voleibol, siendo apenas una niña de 12 años, María Alejandra Marín quería jugar todos los días. Fue a entrenar por primera vez gracias a una prima que les insistió, a ella y a su hermana María José, que la acompañaran a las canchas de la Liga de Bolívar. Y fue allá, entre las risas de las nuevas amigas, los balones al aire y los saltos a la red que quedó enamorada. Las clases eran solo los sábados, apenas dos horas, y para ella se volvió un acto de paciencia aguantar toda...