Las denuncias de la selección colombiana de canotaje contra su entrenador

“Nos hace sentir como si no valiéramos nada. Que deberíamos ir a entrenar con los atletas paralímpicos; que nos vayamos para las competencias Fides de niños especiales; que sin él no somos nada; que nos va a quitar el respaldo que tenemos. Han sido muchos años de amenazas y ya no aguantamos más. Se acabó el miedo a hablar, estamos a punto de tirar la toalla”, apunta Karen Mayli Molina, una de las 16 deportistas (de 19) que renunciaron a la selección colombiana de canotaje, por el supuesto maltrato psicológico de su entrenador, Gilberto Cruz, un cubano que desde el 2009 está al mando del equipo nacional.

Desde su llegada, ha orquestado la consecución de algunas medallas en Juegos Sudamericanos, Bolivarianos y Centroamericanos. Aunque sus métodos de entrenamiento han sido altamente cuestionados por parte de los deportistas, quienes aseguran que los “estalla” hasta que no pueden más.

“Lo que ellos no cuentan es que son indisciplinados. Llegan ebrios a las concentraciones y son muy irrespetuosos. A mí me toca imponer orden y, en verdad, si hubiera querido destruirlos, como ellos manifiestan, lo pude haber hecho llevando sus casos al Comité Olímpico. Nunca lo hice. La exigencia no es un maltrato, la disciplina es un deber y la verdad no es una amenaza”, sostuvo el técnico en diálogo con El Espectador.

Asimismo, los atletas aseguran que la Federación Colombiana de Canotaje ha sido irresponsable con el manejo y derroche de los recursos que le da el Estado. “Una vez salió una cucaracha en la comida, otra vez tuvimos que viajar 24 horas para llegar a Canadá y competir al siguiente día. Otra, no teníamos un hotel en dónde dormir y a algunos les tocó hacerlo en un sofá”, agrega Molina, quien también denunció que en algunas ocasiones se han quedado sin botes e implementación porque la entidad los alquila para lucrarse.

“A veces vienen equipos y les hemos prestado cosas, sabiendo primero que la prioridad es la selección. Este año es el que más recursos hemos recibido, se han invertido 1.145 millones de pesos. Los deportistas solo cuentan las cosas malas de la historia. Yo doy fe de las condiciones del entrenador; antes del 2009 no teníamos ningún logro”, señala William Pachón, presidente de la Federación de Canotaje.

Los atletas recordaron el episodio de Karen Molina, deportista de 16 años que fue forzada por Cruz para dejar el colegio con el objetivo de centrarse en su disciplina. “En una Copa del Mundo, en Polonia, en medio de las presiones del entrenador, se me volteó el bote en plena competencia. Eso es algo gravísimo en un torneo de este calibre. Cruz me dijo que era un pedazo de mierda y me pidió que recogiera mis cosas y no volviera”.

Silencio administrativo. Ese es el panorama que pintan los deportistas, pues en los últimos años, liderados por la atleta Diexe Molina, han mandado cartas, junto a la Liga de Bogotá y de Santander, exponiendo sus inconformidades. No obtuvieron respuestas de Coldeportes ni del Comité Olímpico Colombiano. “Aún no hay pruebas contundentes en contra del entrenador, por ahora son quejas de un grupo de deportistas, mas no de todos. No estamos de acuerdo con el acto de llevarle el caso al senador Horacio José Serpa. Hay un procedimiento que se debe respetar”, argumenta Baltazar Medina, presidente del Comité Olímpico.

La participación de la delegación en los próximos Juegos Panamericanos del 2019 sigue en el limbo. No obstante, Manuela Gómez, una de las tres deportistas que defienden a Cruz, dice que las denuncias de sus compañeras son falsas. “Nunca han sido maltratadas. Gilberto es un entrenador de admirar”.

Negligencia, indisciplina, maltrato psicológico y anarquía, algunos ingredientes que se respiran en ambas trincheras. ¿Quién dice la verdad? "Estoy pensando en no volver”, confiesa Gilberto, el supuesto antagonista de una historia aún por resolver.

“Nos hace sentir como si no valiéramos nada. Que deberíamos ir a entrenar con los atletas paralímpicos; que nos vayamos para las competencias Fides de niños especiales; que sin él no somos nada; que nos va a quitar el respaldo que tenemos. Han sido muchos años de amenazas y ya no aguantamos más. Se acabó el miedo a hablar, estamos a punto de tirar la toalla”, apunta Karen Mayli Molina, una de las 16 deportistas (de 19) que renunciaron a la selección colombiana de canotaje, por el supuesto maltrato psicológico de su entrenador, Gilberto Cruz, un cubano que desde el 2009 está al mando del equipo nacional.

Desde su llegada, ha orquestado la consecución de algunas medallas en Juegos Sudamericanos, Bolivarianos y Centroamericanos. Aunque sus métodos de entrenamiento han sido altamente cuestionados por parte de los deportistas, quienes aseguran que los “estalla” hasta que no pueden más.

“Lo que ellos no cuentan es que son indisciplinados. Llegan ebrios a las concentraciones y son muy irrespetuosos. A mí me toca imponer orden y, en verdad, si hubiera querido destruirlos, como ellos manifiestan, lo pude haber hecho llevando sus casos al Comité Olímpico. Nunca lo hice. La exigencia no es un maltrato, la disciplina es un deber y la verdad no es una amenaza”, sostuvo el técnico en diálogo con El Espectador.

Asimismo, los atletas aseguran que la Federación Colombiana de Canotaje ha sido irresponsable con el manejo y derroche de los recursos que le da el Estado. “Una vez salió una cucaracha en la comida, otra vez tuvimos que viajar 24 horas para llegar a Canadá y competir al siguiente día. Otra, no teníamos un hotel en dónde dormir y a algunos les tocó hacerlo en un sofá”, agrega Molina, quien también denunció que en algunas ocasiones se han quedado sin botes e implementación porque la entidad los alquila para lucrarse.

“A veces vienen equipos y les hemos prestado cosas, sabiendo primero que la prioridad es la selección. Este año es el que más recursos hemos recibido, se han invertido 1.145 millones de pesos. Los deportistas solo cuentan las cosas malas de la historia. Yo doy fe de las condiciones del entrenador; antes del 2009 no teníamos ningún logro”, señala William Pachón, presidente de la Federación de Canotaje.

Los atletas recordaron el episodio de Karen Molina, deportista de 16 años que fue forzada por Cruz para dejar el colegio con el objetivo de centrarse en su disciplina. “En una Copa del Mundo, en Polonia, en medio de las presiones del entrenador, se me volteó el bote en plena competencia. Eso es algo gravísimo en un torneo de este calibre. Cruz me dijo que era un pedazo de mierda y me pidió que recogiera mis cosas y no volviera”.

Silencio administrativo. Ese es el panorama que pintan los deportistas, pues en los últimos años, liderados por la atleta Diexe Molina, han mandado cartas, junto a la Liga de Bogotá y de Santander, exponiendo sus inconformidades. No obtuvieron respuestas de Coldeportes ni del Comité Olímpico Colombiano. “Aún no hay pruebas contundentes en contra del entrenador, por ahora son quejas de un grupo de deportistas, mas no de todos. No estamos de acuerdo con el acto de llevarle el caso al senador Horacio José Serpa. Hay un procedimiento que se debe respetar”, argumenta Baltazar Medina, presidente del Comité Olímpico.

La participación de la delegación en los próximos Juegos Panamericanos del 2019 sigue en el limbo. No obstante, Manuela Gómez, una de las tres deportistas que defienden a Cruz, dice que las denuncias de sus compañeras son falsas. “Nunca han sido maltratadas. Gilberto es un entrenador de admirar”.

Negligencia, indisciplina, maltrato psicológico y anarquía, algunos ingredientes que se respiran en ambas trincheras. ¿Quién dice la verdad? "Estoy pensando en no volver”, confiesa Gilberto, el supuesto antagonista de una historia aún por resolver.