
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Apenas tenía cuatro meses de nacida cuando sus padres la llevaron a una pista de bicicrós. Hoy, 14 años después, la vida de Nicol Andrey Martínez Rojas transcurre, como no podía ser de otra manera, entre partidores, rampas, peraltes, cascos, guantes y bicicletas.
Se enamoró de este deporte cuando, aún muy chiquita, acompañaba a su hermano Joseph Mateo a las carreras. Con el tiempo, él dejó de practicar y fue ella quien comenzó a tomarlo en serio. Desde 2012 ha figurado en diferentes eventos nacionales y espera que 2018 sea el año de su consagración.
Alterna sus prácticas con los estudios. Comenzará noveno grado en el Colegio Distrital Magdalena Ortega de Nariño, en la localidad de Engativá, en Bogotá.
Entrena diariamente entre tres y cuatro horas en la pista de El Salitre o la del Parque San Andrés, con alguno de sus dos entrenadores: José Luis Díaz, quien maneja un grupo de perfeccionamiento que es semillero para los Juegos Nacionales de 2019, y Fabio Peña, el director del club Proconcept BMX.
En 2017 logró cuatro podios y contó con el apoyo del equipo Más en Cristo, que se ha dedicado a impulsar a deportistas destacados de la capital del país.
Nicol sabe que más que la potencia y la habilidad sobre la bicicleta, en el BMX la técnica es fundamental y por eso es el aspecto que más intenta mejorar en cada una de sus sesiones de entrenamiento.
En 2018 tiene como objetivo clasificar al campeonato mundial de Bakú, Azerbaiyán, y lograr una destacada participación en los BMX Grands en Tulsa, Estados Unidos. Esas dos competencias internacionales le servirán para codearse con los mejores bicicrosistas del planeta y seguir edificando su sueño de ser campeona mundial y olímpica, al igual que Mariana Pajón, quien desde hace años ha sido su inspiración y modelo.