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En el último día de los partidos de cuartos de final de Roland Garros, las sorpresas se dieron en el cuadro femenino, con las eliminaciones de Aryna Sabalenka y Elena Rybakina.
Si en la parte superior del cuadro se había respetado el martes la jerarquía del ranking WTA, con Iga Swiatek (1ª) y Coco Gauff (3ª) citándose para un duelo en la penúltima ronda, en la parte inferior la semifinal medirá a una rusa de 17 años que es 38ª del ranking WTA, Mirra Andreeva, y a una italiana que es 15ª de la clasificación mundial, Jasmine Paolini.
Andreeva fue la encargada de sorprender este miércoles a Sabalenka y Paolini derribó a Rybakina, en ambos casos en tres sets.
Debilitada por enfermedad
En el turno anterior en la pista central había caído Sabalenka. Visiblemente enferma y aparentemente con dolor estomacal, gesticulaba, se lamentaba y solicitó en un par de ocasiones atención médica.
En la pista batallaba con más voluntad que solvencia, multiplicando errores en ella poco habituales, y quedó apeada de la competición una ronda antes que en la edición de 2023, al perder ante la sorprendente Andreeva por 6-7 (5/7), 6-4 y 6-4.
Desde el Abierto de Estados Unidos de 1997 y la suiza Martina Hingis no había una semifinalista del Grand Slam tan joven como Andreeva (17 años y 29 días).
“Hoy mi entrenadora y yo teníamos un plan, pero no me acordaba de él. Simplemente jugué como sentía que tenía que jugar”, sonrió Andreeva en su mensaje al público desde la pista, haciendo reír a su preparadora, la extenista española Conchita Martínez, campeona de Wimbledon en 1994.
Sabalenka ni siquiera pudo comparecer, “por causa médica”, en la común conferencia de prensa posterior al partido, según explicaron los organizadores.
Paolini se crece
También en la pista central del complejo parisino, la italiana Paolini dio otra sorpresa derribando a la kazaja Rybakina por 6-2, 4-6 y 6-4.
Hasta ahora, Paolini nunca había superado la segunda ronda en Roland Garros y en los torneos del Grand Slam su mejor actuación eran los octavos de final a los que llegó a principios de este mismo año en el Abierto de Australia.
“Es increíble. El partido ha sido muy difícil. Estuve muy tensa en el segundo set, pero me mantuve en el partido y lo he conseguido”, celebró Paolini al término del partido.
Paolini, de apenas 1,63 metros (21 centímetros menos de altura que su rival), jugó sin complejos ante una Rybakina que pagó caros sus errores no forzados y su falta de contundencia con el servicio, habitualmente su punto fuerte.
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