¡Muchas gracias, Santiago Giraldo!
Seguramente seguirá cerca del tenis, pero hoy el deportista colombiano anunció su retiro. Fueron 33 años de historias y 18 de carrera profesional. Esta semana se jugará su torneo de despedida en el Colsanitas Open, en el Club Pueblo Viejo, de Bogotá.
El 19 de septiembre de 2017, Santiago Giraldo se levantó sin la obligación de ir a un lado para después llegar a otro, sin compromisos, sin un calendario, sin la presión de entrenar mucho para jugar mejor. En otras palabras, se levantó libre, después de tantos años de una agenda repleta de viajes, de torneos, de tener que jugar para ganar y ganar para ser feliz, porque así funciona el deporte y así tiene que funcionar la cabeza.
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El 19 de septiembre de 2017, Santiago Giraldo se levantó sin la obligación de ir a un lado para después llegar a otro, sin compromisos, sin un calendario, sin la presión de entrenar mucho para jugar mejor. En otras palabras, se levantó libre, después de tantos años de una agenda repleta de viajes, de torneos, de tener que jugar para ganar y ganar para ser feliz, porque así funciona el deporte y así tiene que funcionar la cabeza.
Ese día, por fin, no hubo imposición, tampoco un plan, solo tranquilidad. Giraldo prendió su computadora, compró un tiquete al Caribe colombiano, empacó un par de cosas, uno que otro libro, le avisó a su familia que cada seis días se reportaría para no preocuparlos, y con el sosiego que da vivir a lo ligero, algo que nunca había podido hacer, comenzó un viaje de cuatro meses.
El Santiago que sufría por no poder ganar, el competitivo, el exigente al extremo consigo mismo y el que no tenía problemas de nada en la vida, sintió que la lejanía y el exilio de los demás, y del mundo del tenis, eran la mejor opción para reencontrar las sensaciones, para saber qué hacía falta. “Fui a la Sierra Nevada de Santa Marta a lomo de mula, en algunos trayectos caminando, y me quedé a dormir con los koguis. Y entendí que ese mundo de prisas y afanes me estaba acabando. Necesitaba aislarme de todo para comprender que el no tener un plan resulta, en algunos casos, muy bueno”.
Después regresó a casa, a Pereira, por el arraigo a su tierra y a los suyos. Tomó el café con Elsa, su mamá, acompañó a su papá a hacer una que otra vuelta, recogió a sus sobrinos en el colegio y durmió la siesta donde la abuela luego de un almuerzo largo y charlado, y hasta visitó a los amigos de siempre, pues en sus años en el circuito era poco el tiempo que les había dedicado. Sin embargo, ellos estuvieron ahí, esperando, pues la verdadera amistad no necesita frecuencia, sí honestidad.
“Me acuerdo de que uno de ellos me llevó a la fábrica de confecciones que tiene y me puse a hablar con los empleados. En plena competencia no te puedes dar el lujo de hacer eso porque el reloj apura”. Después vino otro viaje, ya no solo sino con compañeros que conoció en los lugares que hicieron las veces de hogar durante tantos años. Y fue a Palomino, en La Guajira, con un pintor de París, y pasó por Riohacha y el Cabo de la Vela en su travesía que tenía como destino final Punta Gallinas, el extremo más lejano del norte del país. Durmió en rancherías, en un chinchorro, con el arrullo del viento, con el movimiento pausado que hace que los párpados pesen, y mucho. “Cuando era niño veía a gente mochilera y soñaba en que algún día ese sería yo”.
Y así Giraldo fue libre, sin la presión del alto rendimiento que enceguece, de un calendario que bien o mal adora y que no cambiaría por nada. “Es que eso es lo que la gente no entiende: a mí me gusta entrenar, me encanta jugar y viajar, pero me había cansado de competir de una forma tan voraz. Y por eso la pausa”. Al cuarto mes, después de otras paradas en México y España (sus países preferidos después de Colombia), Santiago sintió ganas de jugar, de coger de nuevo la raqueta.
Y les comentó a su familia, a sus patrocinadores, a Colsánitas, y en conjunto se planeó la mejor manera de regresar. “Ya llevo 11 meses participando en torneos, con calma, con la alegría de lo que logramos en Copa Davis. Y me tengo fe, porque el juego lo tengo, las capacidades también”.
La lucha interna ya no parecía ser tan radical, pues la vanidad y el ego han quedado relegados. Y por eso, aunque hubo rabia, como es natural en cualquier persona, esta fue efímera y no opacó lo que realmente es importante. “Hagamos un recuento: fueron nueve o diez psicólogos, tres psiquiatras, unos cuantos psicoanalistas y más cosas: que para calmar la hiperactividad, que la reestructuración cognitiva, y no sabía cuál era el problema, o mejor, no lo atacaba de raíz. Ahora me entiendo y me acepto con mis debilidades. Me respeto y por eso me siento diferente”.
Santiago no solo cambió en su apariencia física (luce más flaco y eso lo hace ver más alto), también en la coordinación de sus palabras, y eso hace notar una convicción que quizá antes no se percibía con tanta facilidad. La obsesión y la monotonía son cosas del pasado. Al menos así lo transmite, y una forma de comprobarlo es que en este diálogo fue sincero al extremo, con un rostro sereno.
Un año después de esta entrevista el tenista risaraldense anunció su retiro del deporte que aprendió desde los 3 años. Su carrera, tan llena de altibajos y de adversidades que pretendieron ser más grande que él, es un ejemplo para los tenistas del presente y el futuro en Colombia. En sus 18 años de carrera Santiago Giraldo fue el que más lejos llegó en el ranking ATP, tras haberse ubicado en la casilla 28 en 2014. Entre sus logros y registros está ser el jugador colombiano con mayor número de partidos ganados en ATP con un total de 168. A su vez, participó en 35 cuadros principales de torneos de Grand Slam venciendo a contrincantes como Andy Murray, Lleyton Hewitt, Dominic Thiem, Juan Martín del Potro, entre otros.
En su despedida, Santiago Giraldo escribió:
"Hoy me despido de lo que ha sido el capítulo y vinculo más importante en la historia de mi vida: Ser un tenista profesional. Tenista he sido desde que tengo 3 años ¡TODA MI VIDA! y lo seré siempre. Ser jugador profesional es otra cosa, inicie con 15 y hoy a los casi 33 he decidido decir gracias y ponerle punto final a este viaje.
Me siento muy afortunado de poderme despedir con profunda alegría y tranquilidad. Me siento afortunado de sentirme en paz, ha sido una reflexión larga para la decisión, de incluso años, la cual me ha dejado claro que al tenis y a la vida solo le tengo gratitud y cosas maravillosas.
Me voy tranquilo porque dentro de todas mis imperfecciones y aprendizajes, hice lo mejor que pude, y di lo mejor que tenía. Recuerdo a aquel niño curioso, particular, explorador y rebelde que salía de su casa con escasos 12 años, sólo cargando sus raquetas y sus sueños, hasta llegar al día de hoy, que ya soy aquel jugador veterano que les está compartiendo este escrito.
Ahora es el momento de dejar el camino abierto para los nuevos jugadores y saben en el mundo del tenis y sobre todo en Colombia que pueden contar conmigo.
Algo para mi fundamental y de importancia suprema, es agradecerle a ColSanitas, mi segunda familia y a quien le tengo y tendré gratitud infinita, pues seguramente esos sueños de aquel niño, no se hubiesen podido cumplir, si no fuera por su acompañamiento, fidelidad y decidido apoyo.
Gracias por la labor más ejemplar, acertada, y reconocida a escala global. En todo el mundo el proyecto es catalogado como digno y necesario de replicar, y en palabras más claras, cómo modelo de éxito en todos los aspectos.
Gracias a Felipe mi entrenador, amigo y compañero de mil batallas, toda mi gratitud por su paciencia, ayuda y apoyo, gracias a todos los otros equipos de trabajo que sería muy difcil mencionarlos. Gracias a mis amigos de vida y de carrera, que me acompañaron e impulsaron.
Gracias a mi familia que ha estado siempre ahí conmigo incondicionalmente.
Gracias a todas las otras empresas, aliados y proyectos maravillosos que confiaron en mi y lo siguen haciendo, gracias a La Federación, a Coldeportes -hoy ministerio del deporte-, al Comité Olímpico, promotores, aficionados, niños y al país en general, gracias por tanto cariño. También gracias a toda la gente maravillosa, compañeros, compañeras y parejas que me han acompañado en este alucinante viaje, estén seguros que permanecerán siempre en mi corazón, y a los otros nuevos que se incorporarán en los emocionantes viajes de la nueva vida que se avecina, bienvenidos.
Gracias a ustedes periodistas, que a algunos conozco hace más de 20 años y que también han sido parte importante de mi carrera.
He sido un bendecido y por eso mi gratitud, alegría y paz con todo y con todos. Obviamente repito, no soy perfecto –ni más faltaría- pero no me reprocho nada de nada de lo que hice, lo hice de la mejor manera que pude y gracias a eso, hoy soy lo que soy y de eso, me siento pleno y orgulloso.
Gracias tenis por ser una poderosa herramienta y puente de aprendizaje. Gracias tenis por ser el maestro y guía más espectacular que la vida me dio para la construcción de mi camino.
Ahora, y siempre, sé que el regalo es y será la oportunidad de seguir creciendo y evolucionando como ser humano.
Un abrazo y muchas gracias a todos. ¡Feliz vida!
Santiago Giraldo