Novak Djokovic: contra él y todos
Novak Djokovic acumuló 310 semanas como número uno de su carrera, igualando así el récord de Roger Federer.
Andrés Osorio Guillott
Hay que empezar diciendo que una cosa es alcanzar el acumulado de semanas siendo el número uno del mundo y otra es el número de semanas consecutivas siendo el mejor tenista del planeta. La primera es la que va a lograr Novak Djokovic, pues en la segunda sigue siendo Roger Federer quien mantiene el récord.
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Hay que empezar diciendo que una cosa es alcanzar el acumulado de semanas siendo el número uno del mundo y otra es el número de semanas consecutivas siendo el mejor tenista del planeta. La primera es la que va a lograr Novak Djokovic, pues en la segunda sigue siendo Roger Federer quien mantiene el récord.
El tenista serbio alcanzará 310 semanas en total como número uno del mundo, alcanzando así a Federer. La primera vez que Djokovic se hizo con el título de ser el primero del escalafón de la ATP fue hace casi una década. El 4 de julio de 2011, con 24 años, alcanzó la cima y allí permaneció por 122 semanas consecutivas. El 6 de noviembre de 2016 lo perdió.
En semanas consecutivas el récord parece difícil de batir. Federer seguirá siendo el dueño con un total de 237 semanas, pues el segundo que más tiempo duró siendo el número uno del mundo fue el estadounidense Jimmy Connors, quien permaneció por 160.
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A Djokovic, como bien lo tituló ABC, lo consideran como “un número uno ‘non grato’”. En los últimos años los dedos condenatorios lo han señalado para tildarlo de tramposo y ególatra. Proponer otra organización en el tenis fue una propuesta que no caló muy bien en el mundo del deporte en 2020 y esto catapultó las críticas al serbio. Y la supuesta lesión inventada en la más reciente edición del Abierto de Australia volvió a ponerlo en el paredón.
No tiene que tener, valga la redundancia, el vigor de Nadal o la sapiencia de Federer. La fuerza de su carácter puede ser problemática, pero hay un valor oculto en ser leal a sí mismo, así eso acarree adversidades y confrontaciones con el mundo. De hecho, Goran Ivanisevic, su entrenador, resaltó ese rasgo de Djokovic en una entrevista publicada esta semana por el portal TennisMajors: “A Novak no le da miedo decir lo que verdaderamente piensa ni luchar por las causas en las que cree. Parece que todo el mundo se alegró de que todo lo que ocurrió en el Us Open le pasara a él. En Australia defendió a sus compañeros y de nuevo todo el mundo pegó a Djokovic porque es el único que se atreve a hablar, los demás se quedan callados. (…) Durante mi carrera he visto a jugadores hacer todo tipo de cosas, pero a nadie se le ha tratado como a Novak”.
Sus títulos y récords no son frutos únicamente de su técnica, de sus revés paralelo o de sus lanzamientos profundos, también lo son por aquello que no es tangible, que demuestra, citando una vez más a Saint-Exupéry, que lo esencial es invisible a lo ojos, y eso esencial en Djokovic y en cualquiera es la convicción, la fortaleza mental que lucha contra las limitaciones físicas y contra todo aquello que pretenda perturbar la realización de una meta.
“Uli (Ulises Badio, el fisio de Novak) de verdad que hace milagros. Consiguió que estuviese listo siempre, evidentemente a través de antiinflamatorios y sin poder entrenar, siempre calentábamos algo más de lo habitual por ello. Todo eso, sin embargo, no serviría de nada si Novak no fuese tan fuerte en el plano mental. No he conocido a nadie como él en ese ámbito. Es uno de los deportistas más duros en lo mental en todo el mundo, ya no solo hablo de jugadores de tenis. Cuando todo el mundo le descarta, de algún modo encuentra una nueva fuente de energía. Después de la lesión, yo vi cómo los doctores le comentaron lo que había pasado y cuáles eran los riesgos que tomaba si seguía jugando. Le dijeron que podía empeorar, pero fue totalmente consciente a la hora de tomar su decisión. Dijo: “Voy a hacer lo que sea necesario para intentar ganar este Grand Slam”. Seguimos un mismo ritual cada día, los mismos tratamientos. En sus últimos dos partidos pudo jugar con un dolor mínimo, en especial en comparación con los partidos de Raonic y Zverev.
Novak es más fuerte que el resto, a la gente le cuesta admitirlo. Su mente es durísima, cree en sus ejercicios mentales y a través de sus métodos de relajación fue capaz de minimzar el dolor todo lo humanamente posible, además de apoyarse en la ayuda de los antiinflamatorios. Novak estaba únicamente concentrado en el título desde el mismo momento en el que aterrizó en Australia. Ahora tiene 18, y creo que Nadal va a ganar al menos un Roland Garros más, así que era importante para él mantener el ritmo. La carrera sigue abierta e igual de interesante”, dijo Ivanisevic.
El mismo Djokovic, después de ganar por novena ocasión el Abierto de Australia, reconoció que “”Todas (las finales) son diferentes. Pero desde un punto de vista emocional, con todo que pasó sobre la pista, mi lesión, y fuera de ella, las cuarentenas, es sin duda el torneo de Grand Slam más complicado que jugué”.
Desde aquel 2006 cuando entró al top 20 de la ATP siendo el jugador más joven, pasando por el 2008, cuando ganó por primera vez un Grand Slam (Abierto de Australia), o por el 2011, cuando ganó 10 de las 11 finales que disputó, hasta este presente, con 18 títulos de Grand Slam en su palmarés, a dos de alcanzar a Federer y Nadal, Novak Djokovic ha demostrado ser un forajido que defiende sus ideas con el mismo ímpetu con que defiende cada punto en un partido. Más allá de sus actos extradeportivos, lo que el serbio ha dejado en su carrera es una muestra de que vivir es una acción que sucede mientras respondemos a la pregunta por qué hay que dar la vida.