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Punto fantasma le quita cupo a Colombia para los Juegos Olímpicos de París

Andrea Ramírez, exponente de Colombia en la élite del taekwondo, se quedó por fuera de las Olimpiadas. Perdió ante la canadiense Josipa Kafadar.

Juan Diego Forero Vélez
12 de abril de 2024 - 08:36 p. m.
La taekwondoka colombiana Andrea Ramírez en acción.
La taekwondoka colombiana Andrea Ramírez en acción.
Foto: COC

Los jueces están en el campo para imponer justicia. Permanecen siempre imperturbables en sus asientos, con postura austera y severa; alejados de los protagonistas en sus sillas cómodas, con los ojos bien abiertos y el ceño fruncido para no perderse nada con el más furtivo pestañeo.

Siempre están atentos; siempre contundentes; siempre irrevocables; moralmente correctos. Desde el 9 al 11 de abril, en República Dominicana, se mantuvo despierto el Open de Taekwondo, que daría los últimos cupos para los Juegos Olímpicos de París 2024 a países de la integración americana.

El miércoles, solo 3 rounds de 2 minutos cada uno y 1 minuto de descanso en medio separaban a Andrea Ramírez de París, de otros Juegos Olímpicos, de otro sueño cumplido. Las gradas estaban parcialmente llenas.

Todo estaba listo. Andrea ingresó al Dojang con el rostro impávido. Tenía enfrente a Josipa Kafadar, de Canadá, con los mismos pensamientos rondándole la cabeza, con el mismo objetivo y con los mismos diáfanos sueños.

La pelea que definía el cupo

Sin cortesía, sin amabilidad, empezó el duelo, de forma súbita. El primer round se evaporó en el tiempo con vértigo. Ramírez media la distancia con recelo, con mucha precisión. Esquivaba los golpes erráticos de Josipa con velocidad y habilidad, manteniéndose siempre firme y atenta para contraatacar con furiosa técnica.

Tan solo a 5 segundos para el final lanzó una patada violenta que se estrelló contra el peto rojo de la canadiense con estrépito, sumando dos puntos y llevándose el primer asalto. Siempre con los ojos abiertos y el rostro sagaz.

El segundo round empezó histérico y errático. La canadiense salió a buscar el asalto para nivelar el combate. Cualquier error la dejaría fuera de los Juegos Olímpicos; el combate decidiría quién de las dos tendría cupo y quién tendría que dar paso a un costado, sin reproche.

Las patadas de Josipa eran violentas y temerarias, pero Andrea se mantuvo siempre atenta, siempre preparada, lanzando gritos en medio del silencio fútil de los fanáticos, amontonados en los asientos. 4-1 terminó el round, a favor de la canadiense.

Todo estaba empatado y el minuto de descanso se llenó con el respiro agitado de ambas combatientes, que esperaban el asalto final con calma. El tercer y último round fue tenso y terriblemente eterno. Todos los días de entrenamiento se reducían a 120 segundos de frenesí.

El momento de la verdad

Los últimos 7 segundos del asalto se cargaron de incertidumbre. Ramírez iba 1-0 arriba, pero su rival no cesó de buscar la victoria en ningún momento. Lanzó un par de patadas al aire, dio un giro sobre su eje para alcanzar el rostro de Ramírez con la punta del pie izquierdo, estirándose al máximo, pero sonó la campana, se acabó el combate y Andrea Ramírez alzó los brazos en señal de victoria.

El marcador mostraba 2-1 a su favor. Estaba en los Juegos Olímpicos. Iría a París. “¡Duro Andrea!”, gritó Cito Forero, entrenador de Ramírez, de pie, aplaudiendo. Los jueces tuvieron que revisar el final y deliberar, la decisión estaba aún tambaleándose.

La referee se paró en medio del Dojand y señaló con sus brazos y dedos índices extendidos hacia el suelo, indicando a las deportistas que se pararan allí para esperar el veredicto final. Josipa y Andrea permanecieron rígidas en los puestos viendo cómo pasaban las imágenes a cámara lenta, cómo se reproducían los últimos segundos de la batalla.

“¡Nada! ¡Nada! ¡Nada!” gritaba Forero con los brazos en alto, exponiendo lo que para él era una verdad a voces; mientras su pupila seguía inmutable en su puesto. Para que un golpe sea validado debe haber una mayoría a favor; al menos 3 de los 4 jueces deben estar de acuerdo.

Pasaron unos minutos interminablemente largos, inmortales. Luego dos jueces se posaron a lado y lado del Dojand y señalaron, con el brazo y la mano extendida, hacia el lado donde la canadiense se encontraba, quien, sin poder evitar la sorpresiva decisión, saltó y gritó en su puesto con desbordada alegría.

Andrea se quitó el casco y caminó desconsolada hacia su esquina, mientras su contrincante celebraba con gritos y alzaba la bandera de Canadá para correr en círculos por unos segundos. Le dip la mano a Forero y se terminó todo.

Colombia perdió el cupo gracias a una patada que pareció no haber tocado el casco de Andrea, que pareció haber chocado contra la mano de ella, a unos centímetros de su rostro, protegiéndolo. La colombiana, que fue medalla de bronce en dos mundiales, participante en los Juegos Olímpicos de Tokio y campeona Panamericana en dos ocasiones, no estará en los Juegos Olímpicos de París.

Estamos seguros de que se recuperará pronto de las heridas anímicas y volverá con más fuerza que nunca. “Solo puedo decir, gracias a todos por el respaldo” escribió en su cuenta de Instagram tras la derrota.

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Por Juan Diego Forero Vélez

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William(16260)13 de abril de 2024 - 03:23 p. m.
Gran esfuerzo de nuestros deportistas….. Que tristeza que el gobierno “DEL CAMBIO”, dejara de apoyar los Juegos Panamericanos, primero por nuestros deportistas, y segundo por Colombia dejo de percibir ganancias económicas
Rocio(21165)12 de abril de 2024 - 10:37 p. m.
Gracias
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