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Decenas de personas que desafiaron el ambiente frío y nublado del municipio de Guarne —oriente antioqueño— madrugaron para buscar un buen lugar al lado de la autopista Medellín-Bogotá y observar el fogueo de pretemporada entre Nacional y Envigado, antes de que el equipo debute hoy en la Liga Postobón contra Deportivo Cali, en el Atanasio Girardot. No era para menos. Al estilo de los grandes jeques árabes dueños de clubes europeos, Atlético Nacional invirtió al menos $15.000 millones en refuerzos para disputar la Copa Libertadores y la Liga y la Copa Postobón. Macnelly Torres es la cabeza visible de semejante apuesta. Y en el emotivo entrenamiento, el crack barranquillero, de apariencia frágil, 1,70 metros de estatura, 76 kilos, pero de toques rápidos y precisos y visión exacta para ubicar compañeros, fue la figura, junto a su otrora compañero Dorlan Pabón. El cuerpo técnico y los otros jugadores los aplaudieron desde la banca, sentados en unas sillas de plástico. Qué sereno lucía Santiago Escobar, técnico verdolaga.
Los hinchas, cuya presencia era una muestra de la expectativa que generan los 15 refuerzos —entre ellos Torres, Luis Fernando Mosquera, el peruano Johan Fano y el argentino Cristian Tula—, celebraron las habilidades del volante de 27 años que portó la cintilla de capitán, más por su técnica y referencia futbolística que por su liderazgo en la cancha, pues la elocuencia no es su mayor característica, todo lo contrario. Los asistentes destacaron esos atributos que le sirvieron a Nacional para ganar el Apertura 2011 y conseguir la decimoprimera estrella. Así haya marcado cinco goles y así muchos dijeran que el volante había quedado en deuda. Carlos Valderrama, el eterno Pibe, por el contrario, sigue diciendo que le entrega su herencia y número en la selección de Colombia.
Ahora, Macnelly Torres, en diálogo con El Espectador, dice que tiene todos los ingredientes para triunfar y superar lo que hizo en ese torneo: un contrato por tres años —el valor no ha sido divulgado, pero se habla de una cifra cercana a los US$3 millones—, la motivación de participar en la Copa Libertadores y la estabilidad que van a tener su esposa, Marcela Álvarez, y sus niñas, Salomé y Sofía, de cinco y dos años. Y es que ellas son una de las principales razones para que Torres esté de vuelta en el equipo verde, después de pasar por tres equipos en los dos últimos años.
A mediados de 2011, luego de quedar campeón con Nacional, el Colo Colo de Chile, quien era dueño de los derechos deportivos, lo vendió por US$2,8 millones al San Luis de Potosí, de México, al desistir Nacional de comprarlo por el elevado costo. Arrancó el torneo en el país azteca el 22 de julio, fue titular en 14 partidos, entró como sustituto en dos, anotó un gol y no jugó sólo en uno. “Estuve en óptimas condiciones y quedaron muy contentos con mi rendimiento”, dice.
Tras seis meses en el equipo potosino, donde tenía contrato por tres años, regresa a Nacional con el reto de sacar el talento que lo ha llevado a ganar cinco títulos en los últimos ocho años: campeón en 2004 con el Atlético Júnior —debutó como profesional en ese equipo en 2002—, con el Cúcuta Deportivo en el Finalización de 2006, con el Colo Colo de Chile en los torneos Clausura 2008 y 2009 y con Nacional en el Apertura 2011. También fue semifinalista con el Cúcuta en la Copa Libertadores de 2007.
La nueva historia de Macnelly con el verde arranca hoy a las 7:45 p.m. ante el Deportivo Cali, en el Atanasio Girardot, por el torneo colombiano, y el 14 de febrero ante la Universidad de Chile por la Copa Libertadores, uno de los partidos del grupo 8, en el que también están Peñarol y Godoy Cruz.
Por su presente futbolístico, el valor del contrato y su proyección, usted es tal vez la contratación más importante del fútbol colombiano en este comienzo de año. ¿Qué representa eso para usted?
Es un compromiso bastante grande. Soy consciente de que partido tras partido debo demostrar por qué estoy acá nuevamente y aportar para conseguir títulos.
Llega a un equipo lleno de figuras y compartirá juego con otros jugadores muy talentosos, como Luis Fernando Mosquera. Deberá ganarse un puesto.
La competencia es sana en todo. Sí, hay muy buenos futbolistas y jugará el que mejor esté. Hay que ser muy inteligentes, ser conscientes de que es necesario dar resultados para el equipo, y para ello hay que compenetrarnos muy rápido.
¿Hay presión por el favoritismo?
La responsabilidad en Nacional siempre es ganar. Acá no existe el conformismo. Siempre te van a exigir títulos.
¿Qué hay de diferente entre el grupo que quedó campeón en junio de 2011 y el de ahora?
Algunos compañeros se fueron. Pero llegaron otros de muy alto nivel. La idea es conformar un equipo competitivo y que entre todos nos la llevemos bien y podamos conseguir metas. Además, estoy contento porque me guardaron el 10. Espero volverlo a vestir de la mejor manera.
¿Qué le quedó del paso por San Luis de Potosí?
La principal enseñanza y experiencia fue haber estado en un torneo tan competitivo como el mexicano. Pero venía de una regularidad que me permitió adaptarme rápidamente.
Algunos medios de comunicación mexicanos, luego de su salida imprevista, se han preguntado qué pasa al interior de ese equipo. ¿Pasa algo?
En el equipo nada pasa. Los seis meses que estuve allá me trataron muy bien. Lastimosamente no pudimos pasar a la liguilla, lo cual es un poco difícil para uno que está acostumbrado a pelear títulos, pero es normal que un mal semestre lo tenga cualquier equipo.
¿Es cierto que los problemas de seguridad de México influyeron en su regreso a Colombia?
No. Si bien se ha dicho que el tema de la seguridad en México está complicado, en la ciudad donde vivía estaba muy tranquilo y nunca tuve problema.
¿Cuál fue su mayor motivación para regresar a Nacional?
Vuelvo a Nacional porque el equipo adquirió mis derechos deportivos por tres años y porque es un club grande que pelea todo. Además, desde hace dos temporadas, cada seis meses, venía jugando en conjuntos diferentes y quería estabilidad para mi familia, para mis dos niñas. Eso fue lo que más me motivó a venir.
¿El hecho de que su esposa y sus hijas sean de Medellín también influyó para que regresara tan pronto?
Cuando aparecen las oportunidades siempre se piensa en la familia. Estamos muy contentos y esperando quedarnos muchos años en Medellín. Saber que aquí puedo tener una estabilidad y que mi familia no se va a mover tanto. Bueno, están dadas todas las condiciones para triunfar.
A sus 27 años recién cumplidos, ¿cómo vislumbra lo que le queda de carrera deportiva?
Consiguiendo muchos títulos. Uno en el fútbol siempre juega a ser campeón. Aún me faltan muchos años jugándolo y ojalá pudiera conseguir un título por año.
Ha sido campeón en todos los clubes en los que jugó. ¿Por qué cree que no lo convocan a la selección de Colombia?
Para el entrenador es muy difícil la escogencia, más si hay muchos colombianos siendo protagonistas en el exterior. Pero si llega la oportunidad la aprovecharé. Por ahora seguiré haciéndole fuerza desde afuera. Ojalá nos clasifiquen al Mundial.