"No me interesa demasiado la F1"

Antes de reaparecer en Monza hace 15 días, el piloto Juan Pablo Montoya llevaba ocho años sin pisar el paddock del Mundial de Fórmula Uno, y por eso fue uno de los tipos más perseguidos por los medios de comunicación y por los aficionados. Después de su paso por las escuderías Williams y McLaren, de acumular siete victorias y de meterse en algún que otro lío, el bogotano, de 38 años, se cansó y decidió irse a correr a Estados Unidos, primero a la Nascar y luego a la Indy, donde aún compite. Pasa el tiempo pero él sigue igual, tanto en el aspecto físico —aunque sería difícil meterlo en un monoplaza— como en su forma de hablar, sin rodeos.

- ¿Ha encontrado esto muy cambiado?

No pisaba este paddock desde Indianápolis 2006. Ha sido divertido poder saludar a viejos amigos y mecánicos que no veía en mucho tiempo.

- ¿Y cómo lo recibieron en sus antiguas escuderías?

Vi a Frank Williams y a Ron Dennis. A pesar de lo que pudiera pensar la gente, siempre me llevé bien con ellos.

- ¿Qué le parece la Fórmula Uno de hoy en día?

Pues no me interesa demasiado, la verdad. Estoy en Estados Unidos, centrado en la Indy, que allí funciona muy bien porque los carros son todos muy parecidos y eso hace que las carreras sean muy reñidas.

- ¿Y el bache por el que pasa McLaren?

Todo son ciclos para las escuderías. Los hay buenos y también los hay malos, pero todo el mundo pasa por ahí tarde o temprano. No es la primera vez que McLaren sufre una mala época, pero creo que están en el buen camino para recuperarse.

- ¿Qué opina de que los carros de hoy permitan debutar en la F1 a jóvenes de 17 años, como ocurrirá el año que viene con Verstappen?

Con toda la tecnología que hay actualmente, un joven lo tiene mucho más fácil para llegar a la F1 debido a las ayudas que recibe. Antes de subirse al carro por primera vez ha hecho muchísimos kilómetros en el simulador.

- ¿Qué hubiera pasado si alguien tan joven hubiese querido debutar hace 10 años?

Aquellos carros eran mucho más rápidos, o sea que tardaría mucho más en aprender. Ahora, la diferencia entre un monoplaza de F1 y uno de GP2 está en torno a cuatro o cinco segundos por vuelta, y según qué circuitos, incluso mucho menos. Ya no impresionan. Los carros con los que yo corría eran 12 segundos más rápidos que un GP2. Antes necesitabas mucha más experiencia. En Estados Unidos esto se nota mucho. Los jóvenes corren en los óvalos y la gente piensa que allí todo se basa en ser duro. Pero no es así. Siguen por ese camino hasta que se dan un golpe, entonces piensan: “¡La madre!”. En los óvalos los hay que se la van a dar y los hay que ya se la dieron. No hay nadie que no se la dé.

- ¿Cómo le vendería a un europeo la gracia que tiene correr en un óvalo?

Los óvalos son muy complicados porque tienen dos curvas muy rápidas, con fuerzas de 4,5 G, y podemos ir unos pegados a los otros, aguantándonos. Y si el neumático comienza a desgastarse te ves obligado a levantar el pie, tienes que aprender los tiempos para poder seguir a los que van más rápido. Es muy técnico, mucho más de lo que cree la gente.

- ¿Por eso le costó tanto adaptarse a Kimi Raikkonen?

Es que no es nada fácil. En cambio, a mí me pasó al revés, siempre me fue mejor allí que aquí. Yo gané más carreras en los óvalos que en los circuitos.

- ¿Qué puede aprender de ello la F1?

Una de las cosas buenas del deporte en Estados Unidos es que se tiene en cuenta al público. Nosotros hacemos sesiones de autógrafos en cada carrera. Para los pilotos no es lo más divertido del mundo, pero nos toca pasar por eso. Allí, los pilotos no están tan sobreprotegidos como aquí. La gente tiene mucho más acceso a ellos, independientemente del equipo en el que corran.

Antes de reaparecer en Monza hace 15 días, el piloto Juan Pablo Montoya llevaba ocho años sin pisar el paddock del Mundial de Fórmula Uno, y por eso fue uno de los tipos más perseguidos por los medios de comunicación y por los aficionados. Después de su paso por las escuderías Williams y McLaren, de acumular siete victorias y de meterse en algún que otro lío, el bogotano, de 38 años, se cansó y decidió irse a correr a Estados Unidos, primero a la Nascar y luego a la Indy, donde aún compite. Pasa el tiempo pero él sigue igual, tanto en el aspecto físico —aunque sería difícil meterlo en un monoplaza— como en su forma de hablar, sin rodeos.

- ¿Ha encontrado esto muy cambiado?

No pisaba este paddock desde Indianápolis 2006. Ha sido divertido poder saludar a viejos amigos y mecánicos que no veía en mucho tiempo.

- ¿Y cómo lo recibieron en sus antiguas escuderías?

Vi a Frank Williams y a Ron Dennis. A pesar de lo que pudiera pensar la gente, siempre me llevé bien con ellos.

- ¿Qué le parece la Fórmula Uno de hoy en día?

Pues no me interesa demasiado, la verdad. Estoy en Estados Unidos, centrado en la Indy, que allí funciona muy bien porque los carros son todos muy parecidos y eso hace que las carreras sean muy reñidas.

- ¿Y el bache por el que pasa McLaren?

Todo son ciclos para las escuderías. Los hay buenos y también los hay malos, pero todo el mundo pasa por ahí tarde o temprano. No es la primera vez que McLaren sufre una mala época, pero creo que están en el buen camino para recuperarse.

- ¿Qué opina de que los carros de hoy permitan debutar en la F1 a jóvenes de 17 años, como ocurrirá el año que viene con Verstappen?

Con toda la tecnología que hay actualmente, un joven lo tiene mucho más fácil para llegar a la F1 debido a las ayudas que recibe. Antes de subirse al carro por primera vez ha hecho muchísimos kilómetros en el simulador.

- ¿Qué hubiera pasado si alguien tan joven hubiese querido debutar hace 10 años?

Aquellos carros eran mucho más rápidos, o sea que tardaría mucho más en aprender. Ahora, la diferencia entre un monoplaza de F1 y uno de GP2 está en torno a cuatro o cinco segundos por vuelta, y según qué circuitos, incluso mucho menos. Ya no impresionan. Los carros con los que yo corría eran 12 segundos más rápidos que un GP2. Antes necesitabas mucha más experiencia. En Estados Unidos esto se nota mucho. Los jóvenes corren en los óvalos y la gente piensa que allí todo se basa en ser duro. Pero no es así. Siguen por ese camino hasta que se dan un golpe, entonces piensan: “¡La madre!”. En los óvalos los hay que se la van a dar y los hay que ya se la dieron. No hay nadie que no se la dé.

- ¿Cómo le vendería a un europeo la gracia que tiene correr en un óvalo?

Los óvalos son muy complicados porque tienen dos curvas muy rápidas, con fuerzas de 4,5 G, y podemos ir unos pegados a los otros, aguantándonos. Y si el neumático comienza a desgastarse te ves obligado a levantar el pie, tienes que aprender los tiempos para poder seguir a los que van más rápido. Es muy técnico, mucho más de lo que cree la gente.

- ¿Por eso le costó tanto adaptarse a Kimi Raikkonen?

Es que no es nada fácil. En cambio, a mí me pasó al revés, siempre me fue mejor allí que aquí. Yo gané más carreras en los óvalos que en los circuitos.

- ¿Qué puede aprender de ello la F1?

Una de las cosas buenas del deporte en Estados Unidos es que se tiene en cuenta al público. Nosotros hacemos sesiones de autógrafos en cada carrera. Para los pilotos no es lo más divertido del mundo, pero nos toca pasar por eso. Allí, los pilotos no están tan sobreprotegidos como aquí. La gente tiene mucho más acceso a ellos, independientemente del equipo en el que corran.