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"No sé cuánto más sacrificaré por esto"

El número uno del tenis mundial disputará hoy la medalla de oro individual de los Juegos Olímpicos frente al local Andy Murray.

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Juan José Mateo / Especial de ‘El País’ de España /
04 de agosto de 2012 - 09:00 p. m.
El suizo Roger Federer, número uno del mundo.   / EFE
El suizo Roger Federer, número uno del mundo. / EFE
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Los Olímpicos no son una cosa cualquiera para Roger Federer, caníbal de marcas y devorador de récords. En los de Sidney 2000 conoció a la tenista eslovaca Miroslava Vavrinek, luego su esposa y madre de sus gemelas, Myla Rose y Charlene Riva. En los de Atenas 2004 descubrió el bullicio de la Villa Olímpica. En los de Pekín 2008 conquistó la medalla de oro en dobles con su compatriota Stanislas Wawrinka. Y en los de Londres 2012, que se celebran en su jardín, Wimbledon, buscará hoy (8:00 a.m. por Espn) lo único que falta en su currículo (17 grandes) junto a la Davis: el oro individual.

Y para lograr su presea dorada antes tuvo que derrotar en la semifinal al argentino Juan Martín del Potro, en un épico partido en el que el suizo ganó por 3-6, 7-6 y 19-17. La corona olímpica la luchará contra el local Andy Murray, quien eliminó al serbio Novak Djokovic por 7-5 y 7-5.

Federer, quien saldrá como número uno del mundo al término de los Juegos gane o pierda, está cerca de su corona olímpica.

Durante años usted sembró la idea de que Londres 2012 podría poner fin a su carrera. Una vez llegada la fecha, sigue en lo más alto de la clasificación mundial. ¿Se imagina compitiendo en Río de Janeiro 2016?

Estoy en una situación totalmente distinta al resto de los jugadores del Top 10. Soy el único padre. Tengo que coordinar eso con la competición, con los viajes, con la parte mental y física, con medir cuánto puedo hacer, cuánto asumir, cuánto más estoy dispuesto a sacrificar... Hasta ahora no hay problemas. Todo depende de eso. El deseo, el hambre y la voluntad de jugar siempre van a estar ahí. Mis metas siempre han sido a largo plazo.

 Hay muchas voces que critican la presencia del tenis en los Juegos. Ganan ustedes millones al año y esta cita nació como una celebración del espíritu de entrega del sudor por amor a la superación de los límites propios, no por dinero.

Entiendo el debate. ¿Deberíamos ser parte de los Juegos? El espíritu olímpico se basó en deportes amateurs, de aficionados, no profesionales. Comparto, aunque no me gustaría decirlo así, las dudas, esa negatividad en potencia hacia la presencia del tenis, porque no es lo que se suponía que serían los Juegos.

¿Entonces?

Todo lo que podemos hacer es demostrar nuestro respeto a los Juegos compitiendo; ir a ellos y demostrar que nuestra presencia no tiene nada que ver con el dinero o con los puntos de la clasificación. Es un asunto que sigue siendo controvertido. Espero que mi participación demuestre cuánto me importan y nos importan a los tenistas los Juegos. Espero haber conseguido con mi presencia que Jacques Rogge, el presidente del Comité Olímpico Internacional, y el resto de la gente que decide comprendan que a los tenistas nos importan los Juegos, que nos encantaría que el tenis siguiera siendo parte de ellos ahora y espero que por muchos años. Si nos dan la oportunidad de estar ahí y retratamos nuestro deporte bien, es una situación ganadora para todos. Espero haber cumplido esa meta. Al final, son el COI y el tenis los que tienen que decidir sobre eso. Creo que el sitio de mi deporte está en los Juegos, pero cada uno tiene derecho a su propia opinión.

¿Cuál es su primer recuerdo de los Juegos?

Como niño, los de 1992 y mi compatriota Marc Rosset ganando el oro en Barcelona (7-6, 6-4, 3-6, 4-6, 8-6 a Jordi Arrese). Hace poco que fui allí para rodar un anuncio. Fue muy divertido: consiguieron (con las nuevas tecnologías) meterme en el estadio olímpico durante la cita de 1992, entrando a la pista, aunque nunca haya estado allí. ¡En el sitio en el que ganó Rosset!

Sus instantes memorables.

Es mi mejor recuerdo, aunque guardo muy cerca en mi lista a Carl Lewis o Ben Johnson, que son las cosas que más me acuerdo de mi infancia.

¿Qué pensó una vez le ganó la batalla a Del Potro en las semifinales?

Que estoy feliz por haber alcanzado la final y asegurar mi primera medalla individual para Suiza.

No fue nada fácil llegar a la final...

Es cierto, Juan Martín también mereció ganar. Tuve suerte en el segundo set para volver al partido y luego el tercero fue extremadamente difícil. No creo que haya hecho un partido mejor, tan completo a tres sets. Fueron cuatro horas y media. Fue, al final, muy físico, y mental, sobre todo. Lo siento por él, pero puede estar muy orgulloso.

¿Hubiera preferido a Djokovic en la final y no al tenista local?

No importa. Obtuve mi primera medalla para mi país en estos Olímpicos y eso ahora es lo importante.

Dicen que los cinco sets favorecen a los mejores: les dan más tiempo para imponer su calidad.

Estoy de acuerdo.

¿Prefiere jugar al mejor de cinco, como será la final de hoy contra Murray o de tres, como fueron las rondas iniciales?

He pensado mucho sobre eso. Creo que jugar al mejor de tres sobre hierba tiene más trampa, es más peligroso, porque una mala racha, por ejemplo una doble falta de más, te puede costar el partido. En hierba, al mejor de tres, un mal resto en un momento importante te cuesta el encuentro. En tierra tienes una oportunidad tras otra para recuperarte de esos fallos. Si de mí dependiera, elegiría jugar al mejor de cinco sobre tierra. Te da más margen.

Por Juan José Mateo / Especial de ‘El País’ de España /

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