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Óscar Quintabani: "Dirigir es insalubre"

El estratega argentino asumirá el difícil desafío de mantener el equipo motilón en la Primera División del fútbol colombiano.

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Manuel Dueñas Peluffo
19 de marzo de 2012 - 08:39 p. m.
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No se anda con remilgos Óscar Héctor Quintabani (Buenos Aires, 1950), el hombre llamado a corregir el rumbo del Cúcuta Deportivo, hoy en el último puesto del Torneo Apertura. Reconoce el argentino una verdad de a puño: “dirigir es insalubre”. Reconoce de inmediato la contraparte: no hacerlo lo sería más. La hostilidad del medio colombiano (resultadista, impaciente) es patente, pero en Quintabani puede más el hombre de fútbol.

¿Por qué tomar a un equipo en crisis deportiva y económica?

Usted sabe que uno como entrenador siempre está preparado para tomar retos. Siempre serán retos, a veces depende de los clubes, de las situaciones que estén viviendo deportivamente. En el caso de Cúcuta, realmente me tomó de sorpresa, diríamos, porque fue a última hora y mi representante conversó, hizo un acuerdo económico y sólo faltaba hablar sobre muchísimas cosas con los directivos, porque habrá que hacer un replanteamiento de toda la planificación hecha y conocer muchas situaciones. Será importante que pensemos en colectivo, no en forma unipersonal. No es sólo el técnico el que puede. Lamentablemente, pese a todas las buenas intenciones que hubo entre diciembre y enero, no llegaron los resultados y le costó el puesto a Juan Carlos Díaz. Habrá que replantear esta situación, ver los objetivos más importantes, que seguramente será el tema del descenso. Mantener al equipo en categoría, pero a través de esa situación buscar posiciones importantes, no anclarse en la realidad de hoy, porque hay por delante 10 partidos del Apertura y 18 más del segundo semestre.

¿Qué le llamó la atención?

Los clubes viven un presente. Hace quince días estaba en la baraja de posibilidades del Cali, después de otros clubes, y hoy estuve en la de Cúcuta, y como le dije, uno está preparado para trabajar. El resto es importante y me parece que hay tiempo. Si no hubiese tiempo, diría que estaría en un destino muy definido.

¿Qué viene a aportar?

Tengo que conocer el grupo, entender lo más rápido posible las cualidades, hay que entender que no puede haber una individualidad, sino una colectividad, y en ese colectivo no solamente estarán el entrenador y jugadores, sino la dirigencia, la misma prensa y los hinchas, que en conjunto hacen parte del entorno que estará rodeando día a día a este equipo.

¿Cómo hacen los entrenadores para lidiar un medio tan inestable como el colombiano?

El medio es un poco hostil. Y es parte de la vida que estamos viviendo, y se ha empezado a generalizar en todos lados: la poca paciencia para todo. Por eso, los que lideran los proyectos y los “procesos” —que es una palabra muy linda, pero que se ha desgastado mucho—, los que lideran eso son los directivos, son los que deben tener la fortaleza para poder sostenerlos y llevarlos adelante. A la gente hay que hablarle claro: cuáles son las posibilidades.

¿Puede tener Cúcuta algo de eso?

No conozco la dirigencia, que esnueva con algunos que estaban de períodos anteriores, pero es una cosa que quiero conversar. Una cosa es que haya habido un acuerdo económico y otra es que cerremos todo el acuerdo.

¿Qué le ha dejado su paso por los distintos equipos colombianos?

Que siempre hay mucha impaciencia. Hay demasiado de eso. Un día se gana y son grandes todos, otro se pierde y nada sirve. No tiene nada un balance de proyecto, de promedio.

¿Le haría bien al fútbol nacional que los dirigentes se comprometieran, pensaran más a largo plazo?

Seguro que sí, los idealistas empiezan por el directivo, y lo proyectan no sólo por serlo, sino con sentimientos de pasión hacia una divisa. Normalmente el dirigente es hincha de ese equipo, de alguna forma está identificado con la institución.

Un vínculo que excede lo gerencial…

Y que lo debe tener para entrar a un cargo tan público como este, que si bien es una empresa privada, es más pública. Todo el mundo juzga, todos se sienten con el derecho. Y sin el conocimiento de la causa, pero siempre se hace a través de la pasión. Y eso complica un poco todo esto. Incluso a nivel de la gran organización, la Federación o la Dimayor, también deben observar cómo van las cosas. Creo que los torneos cortos han complicado mucho más el desarrollo de un equipo como tal.

¿Qué le llama la atención de la ciudad?

Son momentos distintos. Uno es como un piloto de avión: siempre está preparado para volar. Nosotros también estamos preparados para lo mismo, para dirigir. Es insalubre dirigir. Pero es más insalubre, diría yo, no dirigir. Le digo la verdad. Y publíquelo: es insalubre dirigir. Por todo lo que tienes que soportar, pero a veces se te vuelve más insalubre no dirigir, porque estás acostumbrado al estrés.

Pero es más insalubre que tener un restaurante de carne…

(Risas) Ahí tengo grasa, es insalubre porque te engordas.

Pero puede ser una buena opción ante tanta inestabilidad…

Pero no es la vida de uno, para nada. La vida de uno es esta, la del fútbol, la de los retos, a veces son locuras, esto no es un reto fácil. Hacía poco estaba en carpeta que podía ser Cali, Caldas y otro equipo del exterior, y de golpe salí tomando este desafío con un grado de dificultad mayor.

Por Manuel Dueñas Peluffo

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