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En Colombia un privilegio casi siempre se convierte en un problema. El territorio, las condiciones climáticas y hasta la belleza de los paisajes han hecho del país un atractivo para la práctica de varios deportes aéreos. Pero la burocracia y la falta de control han hecho que los vuelos en parapente, que pueden ser un atractivo turístico, pasen a ser un potencial conflicto.
En enero y febrero pasado, en el Valle del Cauca murieron tres personas, dos de ellas extranjeras, al sufrir accidentes durante sus vuelos en parapente. Muertes por las que el Gobierno pidió explicaciones y Coldeportes impuso una suspensión de tres meses para esa actividad en el país. La prohibición la hizo ante la Federación Colombiana de Deportes Aéreos (Fedeaéreos) y a sus clubes asociados, pero existía la posibilidad de levantarla siempre y cuando se determinara si en los incidentes de los últimos días estaba o no involucrada la entidad.
Javier Castro, presidente de Fedeaéreos, argumentó que “nosotros respondemos por la parte técnica del deporte. Los clubes deben responder por su zona y lo que ocurre en los sitios donde operan”.
El 21 de febrero los clubes asociados a Fedeaéreos demostraron que las muertes del estadounidense Brad Golemon y del francés Marc Caussanel no tenían nada que ver con ellos.
Fedeaéreos cuenta con unos sesenta clubes deportivos, de los cuales apenas 35 cumplen todas las normativas.¿Cómo se compite en vuelos de parapente en Colombia? Hay tres modalidades: aterrizaje de precisión, en el que el principal objetivo es arribar en un punto exacto; acrobacia, que consiste en “bailar” en el aire y la mejor exhibición recibe mayor calificación; y cross country, que funciona de modo similar a un rally; es decir, despegar en un sitio y llegar a otro.
Hay un campeonato nacional por cada modalidad y cada uno tiene de cuatro a cinco válidas al año, aunque depende del presupuesto y el patrocinio que se consiga.Algunos de los presidentes de clubes se quejan de la falta de control por parte del Gobierno y la Aerocivil sobre las agencias de turismo. “En Europa no andan buscando culpables, no hacen responsables de los accidentes a los dueños de los despegues, ni a las alcaldías, ni a otras personas ajenas al deporte; tienen muy claro que los responsables de la mayoría de los accidentes son los mismos pilotos”, asegura Juan Sebastián Ospina, último campeón del Open Británico Roldanillo 2019, quien vive en Suiza y compite para la Asociación Nacional de Parapente Británico.
¿Qué debe cumplir un club para operar?
“Cada uno se debe acoger a todo lo establecido por la ley 181 de 1995. Después se pasa a la creación del club y entonces debe obtener el reconocimiento deportivo de Coldeportes, que se emite a través de Fedeaéreos. Hay que cumplir con el Reglamento Aeronáutico Colombiano (RAC) y ahí se registra ante la respectiva regional de la Aerocivil”, cuenta Guido Riaño, presidente del Club Raira, de Cundinamarca.
Según versiones de los dirigentes, los controles a las agencias de turismo no se hacen porque ellas, como empresas, se registran y se entienden es con el Ministerio de Comercio. Por eso es que los clubes, como la misma federación, poco pueden hacer para regular, controlar y garantizar la seguridad. Medidas como la suspensión que puso Coldeportes afectan desde los clubes hasta las personas que vuelan como turistas, lo que se ve reflejado en la economía de municipios como Roldanillo (Valle), al que llegan muchas personas de diversos lugares del mundo para aprovechar las condiciones geográficas y disfrutar el parapentismo.
Más allá de los líos que hay en la regulación de esta práctica deportiva y de este atractivo turístico, lo que queda claro es que las muertes confirman que es una actividad arriesgada e incluso muchos de sus practicantes aseguran que morir volando es algo normal.