La Serie Mundial de este año 2017, deja muchas lecciones que seguramente no son muy fáciles de aprender, o por lo menos, de asimilar.
Los Astros de Houston, después de 55 años de permanencia en las Grandes Ligas, por fin conquistaron el Clásico de Otoño. Los Dodgers de Los Ángeles, una novena batalladora, con mucha historia dentro de la Gran Carpa, no alcanza la corona desde 1988.
La temporada fue para unos encopetados Dodgers, tanto en la Liga Nacional como en la Liga Americana, con los mejores guarismos de la contienda, al ganar 104 partidos y apenas perder 58. Y los Astros, con sus 101 victorias y 61 derrotas, fueron segundo en la Liga Americana, pero terceros en el escalafón, por debajo de los Indios de Cleveland, que mostraron una mejor tarjeta con 102 triunfos y 60 derrotas.
Los Dodgers no alcanzaron el cetro de la Cita de Octubre -que ahora se extiende hasta noviembre -; los Indios no llegaron a la gran final del Clásico; los Yanquis de Nueva York, por esas cosas del béisbol, lo tuvieron todo en un momento, pero igualmente lo perdieron todo en un abrir y cerrar de ojos. Los Cachorros de Chicago se quedaron en el camino y los Nacionales de Washington volvieron a desencantar en el momento de las definiciones.
Pero así es el béisbol. Tan difícil de predecir, como tan difícil de controvertir frente a los hechos y los resultados.
Digámonos la verdad: el béisbol está cambiando a pasos agigantados, y sin percatarnos de esa verdad de a puño, seguimos pensando en los años en que las novenas, por su ritmo y por sus nóminas, se imponían año tras año, y muy pocas veces salían rivales de jerarquía que los inquietaran. Todo ha cambiado, y seguramente, ha cambiado para esperar mejores cosas.
Indios y Yanquis.
Quienes tuvimos la fortuna de apreciar esa fase de las series divisionales en ambos circuitos, tenemos que decir, con mucha sinceridad, que los Yanquis llegaron más lejos de lo que se esperaba, y que los Indios, por el contrario, se quedaron cuando todo el mundo los daba como favoritos para ir a la final por el título de la Americana.
Suele creerse, y eso es lo que piensan los aficionados, que la novena que más gana es la que tiene todo a su favor para seguir adelante. La verdad es otra. En el béisbol, todo puede pasar, en un partido, en una serie corta, en una jugada, en un toque de bola que se pierde, en un avance sobre las almohadillas cuando no conviene o hay demasiados riesgos, en fin…
Los Indios fueron eliminados en la serie divisional, de manera increíble, por unos Yanquis que, sacando coraje y casta en el crucial compromiso, se impusieron cuando todo el mundo apostaba a favor de la ‘’Tribu’’ de Terry Francona, perdiendo en su casa, 5 carreras por 2, con su crédito lanzador derecho en la lomita, Corey Kluber, en el quinto y último desafío. Un año antes, los Indios también cayeron en su patio, en dos juegos consecutivos, en la Serie Mundial, para que los Cachorros se llevaran el valioso cetro.
Explicaciones para esa victoria hay muchas. Excusas, como casi siempre ocurre, muy pocas. Los Yanquis jugaron mejor ese partido, y fabricaron las carreras en los momentos en que se les dio la oportunidad. Los Indios no pudieron descifrar a los relevistas rivales, luego de que expulsaran del juego, antes de 5 actos laborados, a CC. Sabathia, el abridor, hasta el punto de que Dave Robertson se llevó la victoria, y Aroldis Chapman, se acreditó el juego salvado.
Fueron los Yanquis, entonces, sin que haya discusión alguna, finalistas de la contienda en la Liga Americana, frente a los Astros de Houston, divisa que, al final de cuentas y del conteo, supo lidiar por lo alto toda la postemporada, eliminando a los Medias Rojas de Boston en la serie divisional y, seguidamente, como quien no quiere la cosa y la cosa queriendo, a los Yanquis en una final de campeonato lleno de expectativas y de gran béisbol, quizás la más cerrada final de campeonato de los últimos años en la Gran Carpa.
Los Indios y los Yanquis enfrentaron la dura realidad de lo que es el béisbol, para la ‘’Tribu’’, porque teniendo todo a su favor y jugando en su parque de pelota el último partido de la serie divisional, no pudieron vencer; y para los ‘’Mulos’’, porque llegando más allá de lo esperado, finalmente no pudieron derrotar a un rival que, finalmente, conquistó la Serie Mundial.
Cachorros y Nacionales
Otro perfil diferente es lo que ocurrió en la Liga Nacional, cuando los Cachorros en plan de grandes campeones, se quedaron en la parte final de la lucha por el campeonato, intentando llegar por segunda vez consecutiva a la Cita de Otoño, cuando vencieron a los Nacionales de Washington, para enfrentarse a los Dodgers, en la final por el título del circuito, cuando el equipo de Dave Roberts había liquidado, sin contemplación alguna, con 3 triunfos sin derrotas, a los Cascabeles de Arizona, que se clasificaron con la tarjeta de invitación, al vencer en el juego de la angustia, a los Rockies de Colorado.
Los Dodgers se desquitaron de los Cachorros y los derrotaron en la serie por el título de la liga, en una serie que se nos antoja señalar, que sin duda alguna fue de principio a fin, a favor de los hoy campeones del Viejo Circuito, con 4 victorias y apenas 1 derrota, en 5 de los 7 compromisos que estaban previstos, para saldar una cuenta pendiente de un año atrás, cuando los pupilos de Joe Maddon se salieron con las suyas y ganaron la corona de la liga, precisamente frente a los ‘’Esquivadores’’ de Los Ángeles.
Los Nacionales, en cambio, no respondieron a las expectativas y mucho menos, a lo que mostraba el plantel sobre el campo y los escritorios. Los muchachos de Dusty Baker tenían para llegar más lejos, pero a la hora de nona, se quedaron en el quinto y último juego de la serie divisional, para caer 9-8, jugando en su estadio, ante unos Cachorros que lucharon denodadamente para no dejarse sacar en la primera ronda de la postemporada.
Fue una dura verdad tanto para los Cachorros, que no pudieron regresar consecutivamente a su segunda Serie Mundial, como para los Nacionales, que volvieron a quedarse a mitad de camino en la postemporada.
La gran cita
Pero la verdad verdadera, es que los Dodgers no hicieron respetar su casa en la Serie Mundial, al perder en 2 de los 4 partidos jugados en el ‘’Chavez Ravine’’, con llenos a reventar, cuando por lo menos, debió ganar uno de esos dos desafíos para hacer la gran diferencia.
Los Astros con la contratación de refuerzo de última hora del veterano derecho Justin Verlander, ofreció excelentes frutos para la novena de A.J. Hinch, en tanto que el japonés Yu Darvish, adquirido para fortalecer la rotación de los Dodgers, en sus dos salidas de postemporada, no estuvo a la altura de las circunstancias.
Y en aquél encuentro de 13 carreras por 12, en el ‘’Minute Maid Park’’ de Houston, con un festival de ‘’bambinazos’’ que no se esperaba en un juego del Clásico de Otoño ( siete tablazos de circuito completo, 5 de los Astros y 2 de los Dodgers), los Astros se impusieron en ese quinto partido para tomar ventaja 3-2, y regresar a casa de los Dodgers, para los dos compromisos finales de la serie.
Los Dodgers tuvieron ese partido en sus manos en tres oportunidades para asegurarlo, o por lo menos, para tomar ventaja en el tablero, y desperdiciaron esas inmensas oportunidades. En el primer episodio, con las bases llenas y un out, Cody Bellinger se ponchó. Afortunadamente, Logan Forsythe despacha sencillo, remolcando dos, y más tarde, fabrican una rayita más, para sumar 3 carreras.
Luego abriendo el séptimo, Justin Turner pega doblete, y Dave Roberts ordena toque de bola para avanzar al corredor, con su cuarto bate, Quique Hernández, pelotero que estaba encendido con el madero, quien toca de frente al lanzador, para que Turner fuese puesto out en la tercera almohadilla. El tablero estaba igualado a 7 carreras en ese momento. Sin embargo, Hernández anota con un triple de Bellinger, para tomar ventaja 8-7. Pero al cierre del episodio, los Astros fabrican 4, para irse en ventaja 11-8, frente a las ofertas del relevista Brandon Morrow.
Y surge una pregunta válida para unos y discutibles para otros: ¿Usted ordena toque de bola con su cuarto bate, con hombre en posición anotadora, abriendo el episodio y en un partido en donde una carrera era decisiva?
Cuando llega el noveno completo, la pizarra señalaba 12 carreras por equipo, pues los Dodgers, con gran accionar ofensivo, consiguen 3 rayas abriendo el episodio.
Al cierre del décimo, con dos outs colgados en la pizarra, el taponero estelar de los Dodgers, Kenley Jansen, golpea a Brian McCann. Seguidamente, otorga base por bolas a George Springer. McCann sale del juego por un corredor emergente, y Alex Bregman despacha sencillo para conseguir la victoria 13-12, en una derrota dolorosa para los campeones de la Liga Nacional, que regresaban a casa para jugar los dos últimos encuentros.
Los dos últimos
Los Dodgers ganan el sexto compromiso con tablero de 3 carreras por 1, derrotando a Justin Verlander, para igualar la final a 3 triunfos; pero pierde en el séptimo, 5 carreras por 1, cuando una vez más fracasó como abridor Yu Darvish.
En este séptimo desafío, las 5 carreras de los Astros llegan en los dos primeros episodios, con 3 imparables, incluyendo un cuadrangular de George Springer, una base por bolas y un error, suficientes para adjudicarse la victoria y la Serie Mundial, todo frente al abridor Yu Darvish, mientras los lanzadores de Houston se combinaban para frenar en seco a la artillería de los Dodgers, que vieron transcurrir, episodio por episodio, sin poder descifrar los lanzamientos de sus rivales.
Cuando Corey Seager despachó roletazo a la intermedia, a manos del venezolano José Altuve, para sacarlo out en la inicial, al cierre del noveno, para el último out de la última entrada, los Astros, con Charlie Morton en la lomita, con un excelente e intransitable largo relevo de cuatro episodios, y finalmente, ganador del encuentro, alcanzaba su primera corona en la Serie Mundial, después de 55 años de espera.
Otros detalles
De esos 55 años de espera, 50 fueron en la Liga Nacional, y los cinco últimos, en la Liga Americana, por cuyo circuito, se llevó el codiciado trofeo este año.
Los Astros que llegaron a la Serie Mundial por segunda vez, luego de caer en el 2005, representando a la Liga Nacional, frente a los Medias Blancas de Chicago, los campeones de la Liga Americana, en 4 derrotas en línea, compilan ahora 4 victorias y 7 derrotas en el Clásico de Otoño, y por lo que muestra su nómina, cuentan con un material humano tan valioso y joven, que desde ahora se puede vaticinar que será un ‘’hueso duro de roer’’ por lo menos en las próximas tres temporadas del béisbol de las Grandes Ligas.
Ser un ‘’hueso duro de roer’’ no significa que en el inmediato futuro los Astros vayan a ser los campeones de la Serie Mundial. Ni más faltaba. Lo que queremos señalar es que será una novena a la que hay que tener en cuenta para todos los efectos.
Los Dodgers también pueden considerarse un club para ofrecer verdadera resistencia en la Liga Nacional, y quizás, con un par de abridores de calidad, no hay duda que los ‘’Esquivadores’’ volverán a la lucha por la corona del circuito y, por qué no, de la Serie Mundial, por lo menos en las próximas dos campañas de la Gran Carpa.
La Cita de Otoño de este año, congregó a 346.702 espectadores en los estadios de Lo Ángeles y Houston, con promedio de 49.529 aficionados por juego. Pero una curiosidad: la mayor asistencia fue en el segundo partido, con 54.293 aficionados en Los Ángeles, cuando todo el mundo consideraba que debió ser en el primero, porque regresaba el gran clásico al escenario después de 38 años de ausencia a la ciudad; y la menor, fue en el tercer partido en Houston, con 43.282, cuando debió ser la mejor en el ‘’Minute Maid Park’’, porque era el primero del gran clásico y el tercero en la historia de los Astros.
Los Dodgers ganaron 104 partidos en la temporada, pero no pudieron conquistar 4 triunfos en la Serie Mundial. Los Indios, con 102 victorias en la campaña, ni siquiera alcanzaron a disputar la corona de la Liga Americana. Los Yanquis, ganando el comodín ante los Mellizos de Minnesota, disputaron la corona de su circuito, cruzando todas las lineas señaladas como imposibles para ellos. Los Cachorros eran los grandes favoritos para repetir en el Clásico de Otoño, y no llegaron. Los Nacionales contaban con buen favoritismo para hacer de este 2017, su año de grandes conquistas, pero tampoco fue posible. Los Medias Rojas de Boston con todo lo que contaban, fueron eliminados en la ronda divisional. Y así por el estilo.
Loor a los campeones de la Serie Mundial, los Astros de Houston. Bien merecida la corona, por la calidad de sus peloteros, por el ímpetu de todos y cada uno de ellos, por la juventud, el derroche de energías y alegría sobre el terreno de juego en todo momento.