El empuje de Leonardo Páez

El resultado de la alianza entre motivación y disciplina tiene hoy al boyacense como campeón mundial de ciclomontañismo en la prueba de maratón.

María José Medellín Cano
15 de diciembre de 2019 - 02:39 a. m.
Después de subir tres veces al podio en el Mundial de Maratón, Páez por fin llegó a lo más alto y ganó el oro. / Nelson Sierra Gutiérrez
Después de subir tres veces al podio en el Mundial de Maratón, Páez por fin llegó a lo más alto y ganó el oro. / Nelson Sierra Gutiérrez

Durante cuatro horas, 17 minutos y 58 segundos, Leonardo Páez León pedaleó sin parar por valles y montañas de Suiza. Pasó por los paisajes de postal de los Alpes y descendió en las dos ruedas de su bicicleta por pendientes que, con los pies sobre el suelo, serían difíciles de bajar. Faltando 18 kilómetros para completar los 91 de carrera, Páez se quedó solo. Sabía que la victoria estaba cerca. A cuatro de la llegada se le rompió un cambio y se cayó. Pero se paró, siguió. Con el letrero que le anunciaba el final de la prueba a la vista levantó sus brazos y se coronó campeón mundial de ciclomontañismo, en la prueba de maratón.

La hazaña, la primera en la historia de este deporte en Colombia, lo dejó en lo más alto de las clasificaciones en el mundo y lo convirtió en uno de los ciclistas más importantes del país.

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La victoria, que consiguió a finales de septiembre de este año, es la más importante en la carrera deportiva de este ciclista de 37 años, que aprendió a andar en bicicleta en la vereda El Espinal, en el municipio de Ciénega (Boyacá).

Era su transporte para ir desde su casa al colegio. Tenía claras sus prioridades: ayudarles a sus papás en la casa y en las labores del campo. Y con lo que ganaba trabajando la tierra logró comprarse la primera bicicleta, que pronto empezó a convertirse en más que en su medio de movilidad.

Duró varios años sin hacerlo de manera formal, pero sus papás se dieron cuenta de que cada día era más el tiempo que gastaba montando. No le iba nada mal en las carreras con sus amigos.

Como otros jóvenes de la región, el ciclismo de ruta era una de las opciones más populares para practicar deporte. No era para menos: tenían el ejemplo de grandes figuras como Fabio Parra y Mauricio Soler, ambos representantes de Boyacá.

Páez los conocía bien y, por eso, el primer intento en el mundo competitivo fue en la modalidad de ruta. A los 16 años lo hizo oficial. Se iba a dedicar al ciclismo, aunque no fuera claro si al de ruta o al de la montaña, en el que ya había tenido la oportunidad de probarse.

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Los resultados y los patrocinadores lo fueron inclinando hacia el segundo camino. En Bogotá encontró a los aliados perfectos para empezar su carrera como profesional. En 2002 ganó su primera competencia nacional en la categoría sub 23, el estreno victorioso de su carrera profesional y la antesala de una extensa lista de premios nacionales e internacionales.

Dos años duró dominando todas las pruebas en el país, hasta que en 2004 tomó nuevos rumbos. Llegó a Italia de la mano del técnico Andrea Bianco al equipo Bianchi.

En tierra mediterránea no hizo otra cosa que llenar las repisas de premios y medallas, tanto en la categoría de maratón como en la de cross country. En esa modalidad participó en los Olímpicos de Pekín 2008 y Londres 2012, quedando en los puestos 26 y 28, respectivamente.

Pero en maratón es en la que realmente ha triunfado. En 2013 comenzó a recolectar medallas en el campeonato mundial. Logró podio en tres ocasiones y, en la cuarta, se le rompió el manubrio de la bicicleta y quedó en cuarto lugar. Este 2019 fue el año del esperado triunfo.

El objetivo ahora es clasificar a los Olímpicos de Tokio y seguir la racha de medallas en campeonatos mundiales. La motivación y la disciplina, dice Páez, son las claves de su éxito.

La alianza entre esas dos virtudes tienen como resultado las marcas de este ciclista de talla mundial, para quien la edad no ha sido una dificultad para lograr sus metas. Las ganas de salir adelante lo han llevado a lo más alto de su deporte. Y ese mismo empuje lo tiene hoy con la mira puesta en seguir representando a Colombia y en consolidarse como el mejor del mundo. “Quiero más”, concluye Páez.

Por María José Medellín Cano

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