Eliud Kipchoge, el hombre que no cree en los límites

El keniata, de 33 años, rompió el récord mundial de maratón (2:01:39) y cree que puede correr todavía más rápido esa distancia.

-Redacción Deportes
18 de septiembre de 2018 - 03:00 a. m.
 El domingo pasado el atleta keniano, de 33 años,  rompió el récord mundial de maratón. / AFP
El domingo pasado el atleta keniano, de 33 años, rompió el récord mundial de maratón. / AFP
Foto: AFP - JOHN MACDOUGALL

El gran sueño del keniata Eliud Kipchoge era que su nombre estuviera al lado del de leyendas del atletismo de fondo, como Abebe Bikila, Emil Zatopek, Haile Gebrselassie y Paul Tergat.

En los dos primeros se inspiró cuando era niño y comenzó a correr largas distancias. Lo hacía por necesidad, pues la escuela a la que iba quedaba a 12 kilómetros de su casa. Los otros dos fueron sus modelos recientes, esos en quienes se fijó cuando decidió convertirse en profesional, por allá en el año 2000. (Lea aquí: Eliud Kipchoge ganó la maratón de Berlín e impuso récord mundial)

Lo hizo por sugerencia de su madre, profesora en una escuela primaria, quien veía que su hijo era feliz corriendo. Entonces lo contactó con un exalumno suyo, Patrick Sang, medallista olímpico y mundial en los 3.000 metros con obstáculos, quien aunque no lo conocía le elaboró un plan de entrenamiento.

“Él fue mi inspiración. Viajaba mucho por sus competencias y seguía al pie de la letra sus indicaciones”, recuerda Kipchoge, quien el domingo pasado rompió el récord mundial de la distancia de maratón, al parar los cronómetros en 2:01,39 en Berlín.

“Patrick sigue siendo mi entrenador. Lo ha sido durante 15 años. Es mi guía en la vida”, reconoce el fondista keniata, quien ganó su primera carrera en 2002 y no puede pasar un par de días sin practicar.

“Para mí correr es un placer, es libertad, tranquilidad. Y lo mejor para la salud y la mente. Salir a entrenar es como comer una fruta en la mañana”, dice.

Kipchoge obtuvo la medalla de bronce en la prueba de los 5.000 metros de los Juegos Olímpicos de Atenas, 2004. También plata en el Mundial de 2007 de Osaka y los Juegos de Pekín 2008.

Pero realmente comenzó a brillar cuando se dedicó a la maratón, esa mítica carrera sobre 42 kilómetros y 195 metros que se volvió su obsesión.

Corrió la primera en 2013, en Hamburgo. Y desde entonces ha ganado 10 de las 11 que ha disputado, entre ellas la de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Nació el 5 de noviembre de 1984, mide 1,67 metros y pesa 52 kilogramos. Y a pesar de su exitosa trayectoria, no olvida sus orígenes. Sigue viviendo en Kapsisiywa, un casería del distrito de Nandi (Kenia), en donde no hace alarde del dinero que gana con sus victorias internacionales.

Tiene valores muy marcados y estos le hacen tener los pies sobre la tierra. Uno de sus refugios es la lectura y ha confesado que leer a Aristóteles y manuales de autoayuda le ha permitido encontrar un punto de equilibrio en su vida. (Lea también: Un muerto por paro cardíaco y atleta keniano atropellado en media maratón en Colombia)

“Para ser feliz no necesito más que salud y un par de tenis para correr”, admite ahora que una multinacional le paga millones por usar sus zapatillas, pero igual sabe y está acostumbrado a trotar descalzo.

Pero tiene una fijación con el tiempo y cree que es posible bajar de las dos horas en la maratón. “Todo está en la mente”, asegura. “El talento es importante, así como la disciplina, pero lo fundamental está en la cabeza. La mente no tiene límites. Se puede correr por debajo de las dos horas, basta que el cuerpo funcione bien y uno sepa manejar las sensaciones en los momentos claves. Para eso me voy a preparar”, anuncia el triple ganador de las maratones de Berlín y Londres, también vencedor en Chicago y Rotterdam, ahora recordista mundial y leyenda del deporte.

Por -Redacción Deportes

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