“Es un orgullo llevar la bandera de mi país”: Daniel Restrepo

El nadador colombiano portará el pabellón nacional en la inauguración de los Juegos Olímpicos de la Juventud que comienzan este sábado en Buenos Aires, Argentina.

Daniel Avellaneda- BUENOS AIRES
06 de octubre de 2018 - 03:00 a. m.
Restrepo ganó oro en el Mundial Juvenil de clavados que se llevó a cabo en Ucrania en julio pasado.  / Getty Images
Restrepo ganó oro en el Mundial Juvenil de clavados que se llevó a cabo en Ucrania en julio pasado. / Getty Images
Foto: Getty Images - Vaughn Ridley

Todo comenzó en El Naranjal, un barrio de Medellín. Lucy García tenía un hijo muy inquieto. Le habían diagnosticado déficit de atención e hiperactividad y los médicos le aconsejaron que practicara un deporte o que tomara medicación. La madre eligió la primera opción. Y lo que comenzó como una terapia para la infancia de ese niño travieso terminó siendo la plataforma de este atleta. Daniel Restrepo ya tiene 18 años y es campeón mundial de clavados. Hace tres meses ganó la medalla de oro en Kiev, Ucrania, y será el abanderado de Colombia en los Juegos Olímpicos de la Juventud que empiezan hoy con una ceremonia inaugural que se realizará en el Obelisco, sobre la avenida 9 de Julio, centro neurálgico de la ciudad de Buenos Aires.

Restrepo cuenta que sus padres siempre lo apoyaron y que, a pesar del tiempo que le dedica al entrenamiento, pudo terminar el colegio. Y a partir de 2019 comenzará a estudiar mecánica automotriz. “Me gustan la Fórmula 1, el Nascar… Quién dice, tal vez pueda terminar como piloto de carreras”, dice risueño. Y se tira de cabeza a los recuerdos.

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“Cuando era niño les dijeron a mis padres que me mandaran a hacer algún deporte o que me dieran medicación. Era más saludable la actividad física. Y desde los cuatro años empecé a hacer clavados. Y desde 2005, cuando gané mi primera medalla, se transformó en una responsabilidad. Y aquí estoy, ya llevo casi 15 en este deporte”, rememora.

Y ahí está Daniel, mezclado entre los 4.012 deportistas que llegaron a la Villa Olímpica erguida en Villa Soldati, al sur de la ciudad. Charla con un colega español y se divierte con la producción de fotos para El Espectador. Está feliz porque se viene un desafío grande en el trampolín de tres metros. Su debut será la semana próxima en el renovado Parque Acuático, que tiene piscinas de seis metros de profundidad para los saltos ornamentales y forma parte de una estructura que demandó una inversión de US$56 millones.

¿Con qué expectativas encara estos Juegos Olímpicos?

Vengo con muchas ilusiones. He trabajado fuerte para este campeonato. Vengo de ser campeón del mundo y eso me da mucha confianza, aunque no me puedo relajar. Las competencias de clavados son muy complejas, pero me esforcé en los entrenamientos para hacer un buen papel para Colombia.

¿Fue una sorpresa en el Mundial? Porque todo indicaba que Luxian Wu se quedaría con la medalla.

Fue una competencia muy reñida y emocionante. Estaba en los primeros lugares, disputando la medalla, y cuando el asiático hizo el último salto, no tuvo un buen desempeño y conseguí un gran logro para mí, para mi entrenador y para mi familia, que siempre me apoya.

¿Qué significó ese título en su carrera?

Fue muy especial porque fue mi primera medalla mundial. Había estado en campeonatos Suramericanos, Panamericanos y había ido a dos mundiales, en los que estuve en las finales, pero sin lograr algún título. A Kiev fui más consciente, mejor preparado y, paso a paso, se fueron dando los resultados que queríamos.

¿Qué le genera ser el abanderado de la delegación colombiana en la ceremonia inaugural?

Para mí es un reto muy grande. Es un orgullo llevar la bandera de mi país y significa una responsabilidad muy grande con mis compañeros y conmigo mismo.

¿Quién es el favorito, de quién tiene que cuidarse?

China, Australia, Inglaterra... tienen buenos clavadistas, son potencias.

¿Cómo fue el primer contacto con una piscina?

Antes de entrar a clavados, yo hacía natación, unos cursos básicos en el estadio. Era una manera de matar el tiempo, un hobby. Y la profesora de natación un día nos dijo: “¿Por qué no ensayan con clavados?”. Ahí empecé.

¿Le gustaba algún otro deporte?

Hice taekwondo, llegué a cinturón negro y me retiré. A esa altura tenía que decidir porque los dos deportes tienen un alto nivel de exigencia.

¿Cuánta importancia tiene Wilson Molina, su entrenador? ¿Qué lugar ocupa?

Desde 2011 trabaja conmigo y ha sido un apoyo muy grande para mí. Lo considero mi amigo, me da muy buenos consejos en la parte técnica y deportiva y es un gran entrenador.

¿Cómo es la vida en la Villa Olímpica?

Es una experiencia muy bonita, conoces mucha gente, otras culturas y aprendes de otros países. Se pasaron con la organización, la infraestructura, los dormitorios.

Por Daniel Avellaneda- BUENOS AIRES

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