Fabriana Arias, la estrella de los Juegos Mundiales

Fabriana Arias (centro) levanta la medalla de oro que ganó este martes en la prueba de 10.000 metros puntos. La colombiana Johana Viveros (der.) fue tercera. / Comité Olímpico Colombiano

Los Juegos Mundiales son unas justas que se  realizan cada cuatro años, desde 1981. La Asociación Internacional de Juegos Mundiales (IWGA), bajo el patrocinio del Comité Olímpico Internacional, organiza estas competiciones deportivas, en las que participan cerca de 3.000 atletas de 111 países en 31 modalidades diferentes, ninguna de ellas del programa olímpico. En esta oportunidad, la delegación colombiana fue de 51 atletas, quienes debían competir en 10 disciplinas. Como es tradicional, el deporte estrella para nuestro país es el patinaje y esta vez no fue diferente. La gran protagonista de los Juegos es la patinadora antioqueña Fabriana Arias, de 22 años, quien este martes conquistó una medalla de oro en la prueba de los 10.000 metros puntos femenina y llegó a cinco preseas (tres de oro y dos de plata).

Fabriana superó sus expectativas. Antes de viajar a Polonia se había trazado el objetivo de ganar cuatro medallas; sin embargo, su preparación fue extraordinaria y eso se notó en pista y ruta, llegando a sumar tal cantidad de metales. Su fuerte es el fondo, pero también brilló en la velocidad.

La paisa se convirtió en la deportista colombiana que más medallas ha sumado en unos Juegos Mundiales, superando a su colegas patinadores. Andrés Felipe Muñoz tenía dos oros, dos platas y un bronce; Silvia Niño, dos oros, una plata y dos bronces, y Pedro Causil, dos oros y dos bronces.

También es la deportista que más medallas ha sumado en esta edición de estas justas. Si nadie la supera en los días que restan de competencia (terminan el domingo), hará historia y se convertirá en leyenda. En el ranquin están detrás de ella la rusa Arina Averina, de gimnasia rítmica, quien tiene tres oros y un bronce. La sigue el italiano Jacopo Musso, en rescate acuático, con tres oros, y luego está el ruso Dmitrii Zhurman, con tres oros.

Sus padres, Fabián Alberto Arias y Patricia Pérez, le hicieron el favor temprano de matricularla en una escuela deportiva. En ese entonces la disciplina seleccionada para alejar a la pequeña de la inactividad de la casa y de las malas costumbres de la calle fue el patinaje artístico. La decisión de cambiar las figuras, los saltos y la estética por la velocidad, el vértigo y la contundencia, sí fue propia. El tránsito no resultó complejo, porque ambas modalidades comparten las mismas bases y su talento es capaz de convertir un reto futuro en una realidad tangible.

“A pesar de que llegué al patinaje por mis padres, tengo que decir que esta actividad me ha aportado mucho. Me ha llevado a crecer como persona y me ha ayudado a adquirir disciplina. En la actualidad soy más responsable y tolerante gracias al deporte. Además de eso, estar sobre los patines me ha mostrado el compromiso como una cualidad y ahora estoy en la ruta para ser una mujer más perseverante”, le dijo a El Espectador la gran figura de la delegación colombiana en los Juegos Mundiales de Breslavia, Polonia.

En competencia, su cabeza se debate en la oportunidad de atacar y salir entre la conquista de un punto o si más bien se reserva para darlo todo en la siguiente presentación. En esos momentos de intensidad ella cuenta con el respaldo de su consejero mayor, Dios. Mientras se calza los patines establece una comunicación directa con Él, luego se encomienda durante los primeros segundos de esfuerzo y, sin importar si en la foto en la línea de meta aparece con los brazos levantados o rezagada del bloque triunfador, da las gracias por la posibilidad de representar un departamento o a su país.

Su objetivo diario es multiplicar sus fortalezas como deportista. La seguridad, la tranquilidad que ha ido desarrollando, así como la confianza que ha depositado en el equipo, han sido piezas claves para que su nombre sea en la actualidad una referencia para quienes practican esta disciplina deportiva. “Poco a poco he ido mejorando en la velocidad, que era mi gran falencia. Eso me hace muy feliz, saber que es un punto a mi favor”, dice Fabriana, quien estudió en la Institución Educativa Alejandro Vélez Barrientos, en Medellín, y a partir de 2011 se concentró en el aprendizaje del inglés.