Giselly Landázuri, tras la posta de Caterine Ibargüen

La cartagenera estará esta temporada bajo las órdenes de Ubaldo Duany. Busca retomar la proyección que tenía antes de su lesión en la rodilla derecha.

Jesús Miguel De La Hoz
28 de enero de 2019 - 11:22 a. m.
Giselly Landázuri, tras la posta de Caterine Ibargüen
Foto: EFE - Paolo Aguilar

Giselly Landázuri logró 13,97 metros en la prueba de salto triple en un Grand Prix de atletismo, en Medellín. Toda la mecánica había salido a la perfección. Un resultado que la proyectaba como la próxima Caterine Ibargüen.

“Ya estoy lista para competir en la categoría de mayores”, se dijo.

Con tan solo veinte años había logrado una marca importante. En su cara se dibujaba una sonrisa, por todo su cuerpo la felicidad se multiplicaba tan rápido que sentía volar. No escuchó los vitoreos de las casi 3.000 personas que la acompañaban. La alegría apenas duró un año. En los Suramericanos que se disputaron en Santiago de Chile en 2014 tuvo que afrontar su lesión más difícil: rotura del tendón rotuliano de la rodilla derecha.

Desde entonces su lucha ha sido constante para retomar esas marcas que logró en 2013. El trabajo incansable, ese que permanece invisible ante los ojos del espectador, le sacó ampollas y le dejó desazones, pero nunca le quitó las ganas de salir adelante. Después de un año y medio sin competir, volvió a las pistas en 2016: 13,50 metros fue su marca. No era mucho, pero era algo. Ese año aún le daba miedo emplearse a fondo, mentalmente se sentía débil. En 2017 su mejor registro fue de 13,64 metros. El progreso se veía. Mientras que en 2018 su salto fue de 13,78 metros.

La mejoría era clara. Sin embargo, no avanzaba a la velocidad que quería. En el deporte los años valen oro y a ella los mejores se le estaban escapando sin poder hacer mucho para poder detener ese avance. Su idea no era quedarse sentada esperando llegar a los treinta años para poder superar la marca que impuso en 2013. Por eso, a finales de 2018, se puso en contacto con el entrenador cubano Ubaldo Duany, el mismo de Caterine Ibargüen. “Hablé con él y le dije que quería ser parte de su equipo. Todo se dio muy rápido. Su respuesta fue positiva”, contó Landázuri.

La bolivarense entrenará junto con Caterine Ibargüen en Puerto Rico. Aprenderá de la mejor en el salto triple. Con ella busca mejorar sus registros y volver a ser esa atleta que deslumbró en las categorías juveniles; no quiere perder más tiempo. Va paso a paso: sus expectativas son adaptarse al entrenamiento con Duany y después volver a hacer parte de las selecciones de Colombia de atletismo.

***

Los saltos se aparecieron por coincidencia en la vida de Giselly Landázuri. Ella recién había ingresado al colegio Comfenalco. Estaba sentada en el último escalón del coliseo en el primer día de clases y el profesor Manuel Díaz la llamó para que bajara. “Pensé que me iba a regañar, pero en realidad me preguntó que si era deportista. Me dijo que me veía mucho talento para llegar muy lejos. Él se basó en mi biotipo”. Lo primero que pasó por la cabeza de la cartagenera fue un pensamiento claro: “Este señor está loco, no me vio haciendo nada. Yo estaba sentada. ¿Cómo dice lo que dice? Hasta ese momento la única actividad física que hacía era correr a la tienda”, añadió.

Díaz le pidió que entrenara con él y no lo dudó: “El atletismo me encontró”. Landázuri arrancó en el salto de altura. Los resultados fueron buenos en cuanto a victorias, pero ella no se sentía cómoda. No obstante, continuó su proceso hasta que en 2007 se cruzó con el entrenador cubano Loisan Acosta. Como Díaz, el isleño se basó en el biotipo de Giselly para elogiarla: “Tienes el perfil de una saltadora de triple. Creo que tienes la capacidad de ser campeona suramericana, panamericana, de llegar lejos”.

El pensamiento de Landázuri fue el mismo: “Este señor está más loco. Si en altura no he ganado nada, ahora está pensando que voy a ir a representar a Colombia”. Aun así comenzó sus entrenamientos con Acosta y los resultados se empezaron a notar de inmediato: fue campeona suramericana y panamericana juvenil. Todo lo que el cubano le había dicho se cumplió. Eso la hizo dejar de lado muchas taras, como la de ensuciarse con la arena, algo que siempre odió.

Con el cubano empezó a amar los entrenamientos, sin importar si llovía o relampagueaba ella iba al estadio de atletismo de Cartagena sin falta, para mejorar sus condiciones y seguir los pasos de una atleta que recién estaba incursionando en el salto triple: Caterine Ibargüen. Las marcas fueron mejorando, su desempeño estaba por arriba del esperado y la proyección que se tenía de la atleta era grande... hasta que llegaron esos Juegos Suramericanos.

Ahora de la mano de Caterine Ibargüen, su ídolo, su modelo a seguir, espera dejar esa lesión en el pasado. La bolivarense quiere retomar ese camino de éxito, obtener la posta de relevo y no dejar que la pasión por la modalidad de salto triple se extinga en el país con el futuro retiro de la antioqueña. Bajo su figura quiere realzar su imagen y poner en lo más alto el tricolor nacional.

Por Jesús Miguel De La Hoz

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar