“Mi mamá murió viéndome triunfar”: Jossimar Calvo

El gimnasta cucuteño ha sido una de las figuras de la delegación nacional en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Barranquilla. Brilló a pesar de pasar por uno de los momentos más difíciles de su vida.

Luís Guillermo Montenegro
29 de julio de 2018 - 04:02 p. m.
Jossimar Calvo fue uno de los deportistas más seguidos durante las competencias de los Centroamericanos. / EFE
Jossimar Calvo fue uno de los deportistas más seguidos durante las competencias de los Centroamericanos. / EFE
Foto: EFE - Carlos Durán Araújo

“Todo saldrá bien, madre. Dios está contigo. Eres una mujer fuerte y guerrera. Pido a todos, por favor, que me acompañen con una oración por la salud de mi madre, que hoy tendrá una operación a corazón abierto. Bendiciones para todos”. Esas palabras las escribió el gimnasta colombiano Jossimar Calvo el 13 de julio en horas de la mañana, en una publicación que acompañó con una imagen de su mamá en el hospital San José de Cúcuta. En horas de la tarde se confirmó que la señora Nohora Moreno Montessu no aguantó la cirugía y murió.

Una noticia devastadora para él. Un millón de preguntas sin respuesta. La fe tambaleó y hasta hubo reclamos para su Dios por quitarle a su madre en un momento tan importante para él, a pocos días de que comenzara su participación en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Lloró, respiró profundo varias veces y encontró el abrazo de su esposa Gina y su hija Valeria. “Entendí que Dios se llevó a mi madre pero me dio a mi hija, que es mi máximo tesoro”, le contó a El Espectador el gimnasta que fue a las justas en Barranquilla con la idea de rendirle homenaje a su mamá y le cumplió.

Ganó preseas doradas en gimnasia artística por equipos, en caballo con arzones y en barra fija. Además obtuvo dos metales de plata, en barras paralelas y piso masculino, y otro de bronce, en anillos masculino.

En una charla antes de partir hacia su ciudad natal, en la que se tomará unos días para hacer el duelo, el cucuteño de 24 años habló sobre el duro momento que atraviesa, su vida como padre, las enseñanzas de su madre y su objetivo mayor de representar al país en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

¿Cómo ha sido para usted ser papá?

Una felicidad muy grande. Fue larga la espera, pero estoy muy emocionado por tener a Valeria. Los momentos cuando la tuve en mis brazos, la vi a los ojos y la escuché llorar por primera vez han sido los más emocionantes de mi vida. Es una sensación que no tiene comparación. Ella es mi motorcito, mi alegría y mi motivación.

Llegó a su vida en un momento trascendental.

Sí. En estos momentos, con la pérdida de mi madre, mi hija es el reemplazo de ella. Conviví 22 años con mi mamá y pienso que cuando una vida llega otra se va. Añoraba ser papá, quería vivir esa experiencia, y gracias a Dios lo estoy haciendo.

¿Ese ejemplo de su madre es lo que quiere replicar en Valeria?

Mi madre dejó un legado. Pienso que, a pesar de que su pérdida fue dura, ella ya está descansando. Cumplió su labor aquí en la tierra, hizo lo que tenía que hacer. Fue una persona con carisma que nos enseñó mucho. Fue una mujer con buenos valores y gracias a Dios me crió a mí, me vio crecer y me dio una buena educación. Ahora es mi turno de hacer de Valeria una persona muy especial para esta sociedad.

¿Desde el día que fue padre comenzó a arriesgar menos en los entrenamientos?

Pienso que debo esforzarme mucho y siempre darla toda, no escatimar nada y entrenar muy fuerte. Pienso que debo tener cuidado, porque es un deporte de alto riesgo, pero todo depende de la concentración.

Pero ¿sus rutinas han cambiado?

No, siguen siendo las mismas horas de entrenamiento. Por el contrario, me ha tocado entrenar cada vez más para mejorar mis resultados, pensando en darle un mejor futuro a mi hija. La idea es seguir como voy, ser dedicado, y los pequeños momentos que tenga serán para compartir con mi hija. Hasta el momento me ha ido muy bien.

¿Pensó en no ir a los Juegos después de la muerte de su mamá?

Fue un momento muy duro para mí. Además de todo estaba lastimado de un hombro y por eso tenía muchas dudas. Se me presentaron muchos problemas en poco tiempo, pero mi mamá antes de fallecer quería que fuera a los Juegos Centroamericanos. Me decía que compitiera, que su alegría era verme representar al país. Me decía que, si iba, seguro ganaría. Así que después de su muerte pensé que, si yo era el orgullo de ella, iría a Barranquilla a honrarla. A pesar de la sensación tan dura, quise intentarlo.

¿Cómo se sintió en las pruebas?

El apoyo de toda la gente de Colombia, dándome tanto aliento, ánimo y fortaleza, hizo que me sintiera cómodo. Me decían que era un ejemplo para la sociedad y todo eso me hizo bien. El apoyo de mi esposa, de mi hija, amigos y entrenadores fue lo que me llenó de valor y de tranquilidad para salir a la competencia a hacer lo mejor posible. Gracias a Dios pude cumplir mis objetivos.

Le cumplió a ella…

Esa era la idea. Con mi madre vivimos muchas cosas juntos. Comenzamos muy abajo y pienso que ella se fue muy bien, orgullosa de todo el trabajo que hicimos por muchos años. Mi mamá murió viéndome triunfar. Escalamos mucho, más de lo que imaginamos, así que me queda la tranquilidad de que fui un buen hijo y traté de darle a ella lo mejor. Si no fuera por ella, yo no estaría acá.

¿Cuál es el mensaje que más le queda de su mamá?

Siempre ser una persona luchadora, esforzada y valiente. Me enseñó a ser perseverante y creer en mis capacidades. Echo de menos lo que me decía cada vez que iba a una competencia, sus palabras.

¿Qué le decía?

Que creyera en mis capacidades y que recordara todo mi esfuerzo. Siempre me decía que orara antes de competir y que Dios me había bendecido con un talento y debía honrarlo dando lo mejor de mí en las competencias.

¿Ahora qué hará?

Me tomaré unos días de descanso para estar conmigo mismo y poder pasar ese duelo, que creo es necesario. Creo que todo fue muy rápido y no tuve tiempo de nada. Ya cumplí mis objetivos en los Centroamericanos, ahora quiero despejarme un poco para luego regresar más motivado y más enfocado a los entrenamientos. Debo ser fuerte, seguir mi camino y ser resiliente ante la adversidad. Apoyarme en lo que me hacen sentir bien, en las cosas que son mi motivación, y seguir mi camino con el objetivo de brillar en los Olímpicos de Tokio 2020.

Por Luís Guillermo Montenegro

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