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Con apenas 17 años de edad, Sabina Mazo conquistó la medalla de oro en boxeo, durante la XXXVII edición de los Juegos Departamentales de Antioquia.
Poco después, con unos guantes más ligeros, comenzó a escribir su historia en las artes marciales mixtas (MMA). Lo hizo en un combate frente a Alejandra Lara, una de las mujeres más reconocidas del país en esa especialidad, quien por entonces llevaba tres victorias en igual número de peleas.
El combate duró los 15 minutos que abarcan tres asaltos y en cada uno de ellos la Sabina mostró su versatilidad. Boxeó y pateó con autoridad. Cuando fue llevada al piso, usó sus 1,74 metros de estatura para amarrar a Lara con piernas y brazos. Cuando el árbitro levantó su brazo y anunció su victoria, la alegría se apoderó de ella y de su esquina.
Desde entonces ha participado en múltiples carteleras internacionales. Se estrenó en Estados Unidos con un impresionante nocaut de patada en la cabeza, que repitió seis meses más tarde y le dio un boleto por el título peso mosca de LFA (Legacy Fighting Alliance, una empresa de MMA).
Radicada desde hace tres años en Los Ángeles (EE. UU), Sabina entrena en Kings MMA, gimnasio dirigido por Rafael Cordeiro, uno de los precursores de este deporte y exmiembro de la legendaria academia Chute Boxe. “Creo que estaba en un punto en el que tenía que estar rodeada de los mejores y eso me ha hecho madurar como peleadora”, reconoce Sabina.
Ahora, con 22 años y un invicto de seis peleas como profesional, Sabina Mazo se incorporó al UFC como una de las promesas del peso mosca (53 a 57 kg).
Entrena cuatro veces al día, trota en la mañana y luego asiste a la academia. Cuando no está puliendo sus habilidades físicas, se dedica a sus estudios en nutrición. Resalta su convicción. “Quiero hacer historia”, asegura, casi ignorando que está a punto de ser la primera colombiana en entrar al octágono de la UFC.
Extraña desayunar arepa con huevo y a donde va repite que ha disfrutado mucho su evolución deportiva. En redes sociales abundan los videos de sus dos nocauts. Es humilde, aunque su sobrenombre sea “The Colombian Queen” (la reina colombiana).
Antes de su primera pelea contra la ucraniana Maryna Moroz, Sabina habló sobre su recorrido, su estreno en el UFC y sus expectativas.
¿Recuerda la primera vez que vio MMA?
No era muy fanática de ver peleas, aunque en ocasiones veía boxeo en televisión. La primera vez que vi una fue cuando comencé a entrenar en serio.
¿Por qué tomó esa decisión?
Siempre me ha gustado el deporte. Empecé con boxeo y jiu-jitsu, luego con artes marciales mixtas y me quedó gustando. Desde el primer momento que usé unos guantes dije: “Ya, esto es lo mío, es lo que me apasiona”.
¿Cómo fue su recorrido en boxeo?
Gané los departamentales tres veces consecutivas, pero el presidente de la federación no quería que yo participara en los nacionales, porque competía en MMA. Nunca pude completar mi ciclo, aunque siempre quise.
¿Ha recibido algún comentario negativo por practicar MMA?
No falta la gente que se sorprende por ver los combates. Dicen que qué es eso, que es un horror, pero mi familia siempre va a verme, les encanta. Hay gente que lo considera masculino, pero me gusta poder romper barreras y mostrar que no se trata de género sino de disciplina.
¿Cuál ha sido su pelea más difícil?
La pelea contra mí misma. La de darlo todo cuando ya no tienes más energía. Dentro del octágono todas tienen su lado difícil y cada una ha tenido su grado de dificultad.
¿Cómo ha sido entrenar con Rafael Cordeiro?
Increíble. He aprendido mucho. He avanzado en mi muay thai y jiu-jitsu. Siento que he madurado dentro de la jaula, me siento más segura, confiada y sé cómo manejarme. La confianza me ha ayudado a soltar mi juego y a estar más concentrada.
¿Cómo se imagina esta pelea?
Acabándola de un golpe. Sé que tengo que finalizarla por vía de sumisión o noqueándola. Es una excelente peleadora y vamos a tener una guerra.
¿Cuál es su sueño?
Hacer historia. Dejar mi nombre y el de Colombia en lo más alto. Quiero el cinturón peso mosca de la UFC.