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Yo estuve en... los Juegos Nacionales y Paranacionales, vistos con el alma

A Juan David Pérez un desprendimiento de retina le apagó la visión por completo, pero el balón encendió de nuevo la esperanza.

Fabián M. Rozo C.
27 de diciembre de 2015 - 06:52 p. m.
Yo estuve en... los Juegos Nacionales y Paranacionales, vistos con el alma

Preparado estaba. Al fin y al cabo en su condición de atleta es más que un requisito. Sólo que esta vez no tenía claro si debía alistarse para la alta humedad del Chocó o el clima cambiante en el Tolima, las sedes de los XX Juegos Deportivos Nacionales y IV Paranacionales 2015. Cualquiera de los dos destinos le llamaban la atención por resultarle desconocidos, pero la ilusión de compartir con deportistas de todo el país era superior a cualquier expectativa.

Saber finalmente que Ibagué sería su casa durante dos semanas no lo emocionó tanto como sí escuchar el grito de júbilo de Mariana Pajón en la pista de Ubaté. Campeona acostumbrada a los podios, pero a quien le faltaba el oro nacional para completar su corona. Igual no sería la única reina de las justas que merecería aplausos de su parte. Sara López dio cátedra de precisión en la arquería con seis títulos y ni hablar de Fabiana Arias, dueña de la pista en el patinaje de carreras y llamada a ser la nueva abanderada de esta disciplina.

También vislumbró reyes. Y la gimnasia artística tiene monarca con nombre y apellido: Jossimar Calvo. El campeón mundial en barras paralelas también lidera ese recambio generacional, uno de tantos, más que él, siente y palpita. Por ejemplo, el chapuceo intenso en las piscinas de la 42 de la capital tolimense fue música para sus oídos. La experiencia del doble medallista paralímpico Moisés Fuentes, se mezclaba con el ímpetu del joven Carlos Daniel Serrano, multimedallista en los Parapanamericanos de Toronto y esperanza dorada para Río 2016.

Como esa, muchas ilusiones más nacieron, pero nunca imaginó que otra se apagaría para siempre en plenas competencias. Vino a saber de Acandí, el municipio chocoano y una de las 12 subsedes de los Juegos, por una circunstancia trágica. El accidente aéreo que le cortó las alas a la promesa del béisbol Jordan Galvis. Reflexionó que pudo ser él o cualquiera de los otros 8.200 atletas que participaron de la cita más importante del deporte nacional. Por eso les agradeció a Dios y a la vida por darle otra oportunidad de disfrutarla a su manera.

Y es que si de posibilidades se trata, la pelota le brindó a Juan David Pérez la mejor de todas. A sus 12 años un desprendimiento de retina apagó la visión por completo de este joven nacido en Piedecuesta (Santander), pero el balón encendió de nuevo la esperanza. No el número cinco, uno más liviano y con cascabel por dentro que guía cada gambeta.

Es el 10 de la selección de Colombia y de Santander en el equipo de Fútbol 5. En él sí aplica la trillada frase de que “tiene dibujado el arco en su mente”. Le basta con sentir que la pelota toca su pie izquierdo para controlar, girar y rematar. Los arqueros rivales, únicos jugadores con visión permitidos, ni así pueden evitar que sus lanzamientos terminen entrelazándose con la red. Por algo fue el goleador del torneo.

No le alcanzó para colgarse alguna medalla, pero eso fue lo de menos. En la cancha sintética del Parque Deportivo de Ibagué logró lo más importante, la admiración y respeto de los que con sólo verlo se convencieron de que no hay discapacidad sino simplemente excusas para seguir adelante. Juan David, a sus 19 años, no se detiene. Ya piensa en que en el 2019 el oro debe ser suyo. Por ahora, sigue imaginándose a Mariana correr desenfrenadamente, a Jossimar volando sobre el caballete y a Carlos Serrano flotando entre sonrisas de triunfo. Él también tiene motivos de sobra para sonreír. Sus primeros Juegos los sintió y disfrutó a su manera.

fabianrozo@hotmail.com

Por Fabián M. Rozo C.

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