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Su baile le genera gracia aun a Cristian Zapata y a Carlos Alberto Sánchez, los más introvertidos de la selección de Colombia. Sus pantomimas distraen hasta los tiempos de oración de Jackson Martínez, el hombre de la Biblia y quien lidera los rezos del equipo. Esas facultades de comediante y bailarín las conocen también en Barranquilla: “Me ven y me llaman ‘Minía’, ‘Pablito’, ‘Armero’, ‘Sabrosito’ (risas). Que me digan como quieran, yo aprecio mucho el cariño de la gente”. Dentro del equipo, en los comedores, en las charlas y durante los entrenamientos, lo llaman para lo mismo: para que baile la salsa, el reggaetón o la champeta que suenan en sus parlantes Bose, o para que el ambiente termine en carcajadas. Pablo Armero, el lateral izquierdo, representa la alegría de la selección nacional.
Y lo comprobarán con esta respuesta sobre el aniversario número 19 del 5-0 contra Argentina: “¿Qué estaba haciendo yo ese día (5 de septiembre del 93)? No sé, supongo que tumbando cocos en Tumaco”. Sobre el partido de hoy contra Uruguay, sin embargo, Armero responde con el ceño fruncido, gesto que desentona con el diamante que cuelga de su oreja izquierda y esa picardía que heredó por sangre del Pacífico colombiano.
¿Qué conoce de los uruguayos que militan en su liga?
Los que están en el fútbol italiano y en el europeo, en general han mostrado gran capacidad y nivel. Pero nosotros seremos locales, estamos en un nivel importante, hay un buen cuerpo técnico y tenemos el apoyo del público, que será fundamental sobre todo si las cosas están difíciles en el partido. Las condiciones harán dura su visita.
¿Cómo marcar a Édinson Cavani?
Es muy hábil. No se le pueden dar espacios porque los puede aprovechar para patear. Ellos tienen grandes delanteros, como Diego Forlán. Debemos estar concentrados para marcarlos y no dejar que nos hagan daño.
¿Su misión será, entonces, más defensiva?
Ustedes me conocen, a mí me gusta salir al ataque, pero no puedo hacerlo porque sí. Primero debo marcar y, si se puede, llegar al fondo con sorpresa y tirar buenos centros para apoyar a mis delanteros. Pero, repito, lo primordial es defender porque Uruguay tiene buenos atacantes.
En Udinese juega de carrilero. ¿Lo desnaturalizan acá poniéndolo de lateral?
Salí de mi país como lateral. En Italia el esquema es diferente. Juego más adelantado, con un hombre a mis espaldas porque hay tres centrales. En la selección jugamos con línea de cuatro, no puedes perder la espalda porque eres el último. Pero la costumbre no se pierde.
Pero sí hay más desgaste físico y a eso sí no está acostumbrado en su club...
Hay que volver muy rápido y la trayectoria es más larga porque hay que completar la línea de cuatro. Pero yo sé lo que puedo hacer, sé que tengo la capacidad para lograrlo, es cuestión de disposición. Lo que sí espero es que los atacantes valoren mucho las llegadas de los laterales. Que el esfuerzo nuestro de llegar hasta el fondo se agradezca con goles.
¿Cómo hacer para que Falcao sí los haga en la selección?
Lo primero es no dejar que se desgaste, acompañarlo. Pero sobre todo distraer bastante a los rivales para que él pueda hacer movimientos sin balón. Así le llega más la pelota y es más fácil que anote.
O los puede meter usted mismo, ya que viene haciéndolo en Italia...
En la Champions hice un gol contra el Braga y pude haber hecho el segundo. Cuando estaba mano a mano con el arquero quise definir de cucharita y le pegué a la tierra (risas). Luego fuimos a penaltis y perdimos. Lástima. Ojalá que anote para mi selección, porque vengo haciendo algunos de cabeza.
El problema es regresar si falla en el intento de marcar...
Yo sé que salgo a mil por hora y no puedo regresar a la misma velocidad. Entonces el volante cubrirá mi espacio mientras vuelvo o me meto al medio para intercambiar posiciones mientras tanto. Para eso somos una selección, por eso se llama fútbol en equipo. Y hoy tenemos que estar muy cohesionados.
En definitiva, ¿sí es una ventaja jugar en Barranquilla?
Para ellos es un poco más difícil. Nosotros nos adaptamos más al calor porque muchos nos criamos en ciudades calientes y todos alguna vez hemos jugado en este estadio. Además, casi ninguno juega en la altura en este momento. Por eso no nos va a afectar mucho. Y también debemos ayudarnos un poco: hay que tener el balón para tener aire, no regalarlo, porque correr sin balón cansa más. Creemos que jugar en el calor sí es una ventaja para nosotros.
¿Ya han hablado del partido contra Chile?
Primero hay que pensar en Uruguay. Después hablaremos sobre Chile. Pero si se quiere ir a un Mundial sólo sirve ganar. Si estamos concentrados, creo que podemos sumar seis puntos.